Dialogo de la verdadera honra militar

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vieran a cada hora molestados por los enemigos, viéndose en tanto trabajo, sin esperanza de socorro ni de poder escapar, ¿sería lícito que se pasaran al enemigo, no teniendo otro camino? FR. Si esos soldados, puestos en tanto extremo, sirviesen a príncipe extranjero, deben servirle según lo capitulado, y aquellas condiciones deben guardarlas y mantenerlas como si se tratara de su rey natural. Así que, si está capitulado que sirvan con buena y mala fortuna, con buena y mala fortuna han de servir, y si tal condición no está capitulada, faltándoles las pagas por accidente o por otra causa cualquiera, parece que sería lícito, no siendo pagados, irse a servir a quien más les conviniera, pues no sirven más que por las pagas. Pero si estos soldados sirven a su príncipe natural o a su patria, y se viesen en toda la miseria y necesidad del mundo, antes deben morir en ella que desamparar a su príncipe o a sus capitanes, cuando no se hallase allí su rey. Y en tales tiempos deben mostrar más su valor y verdad, y con gran fortaleza de ánimo, aunque les faltasen las fuerzas y la salud, deben pasar por la misma fortuna por la que pasan sus capitanes. De esta manera se conforma la honra militar con la conciencia, y por esto deben mirar bien los que van a servir a su príncipe en la guerra, a cuanto están obligados, y, no ir a ella si no piensan cumplir esto. AL. Y si los ministros del campo fuesen tan descuidados o flojos que, por su causa, faltasen el dinero y las vituallas, ¿sería lícito a los soldados amotinarse contra ellos? FR. Ningún motín ha sido lícito por esta causa, especialmente entre soldados que sirven a su príncipe natural o a su patria. El soldado no debe amotinarse por causa de la paga, porque daría a entender que es de aquellos que fueron a la guerra sólo por la codicia de la ganancia, y no por un fin honesto. Pero cuando sirven a un príncipe extranjero no por otra cosa que el premio del sueldo, si les faltase, les sería lícito despedirse, y con todo esto deben sufrir mucho más de lo que están obligados, porque ganarán reputación y serán muy estimados de otros príncipes. AL. ¿Cuáles son las principales cosas que en la guerra debe hacer el soldado? FR. En mi opinión, seguir su batidera de día y de noche y, en todo tiempo, sin ponerse a querer saber primero dónde va su bandera, que a veces se ofrecen jornadas que cumple mucho tener en gran secreto, de manera que los mismos oficiales no sepan dónde ni por qué salen. Esta es una, la otra es obedecer a sus oficiales y a los de otras compañías en aquellas cosas que se refieren a la guerra. AL. Si los soldados están obligados a hacer esas dos cosas so pena de la vida y, de la honra, y acaece defender un capitán una ciudad o un fuerte, y tiene dos, o tres, o más compañías bajo su regimiento, y este capitán, junto con los otros capitanes, se concertase secretamente con el enemigo para entregarle el fuerte y, llegada la hora señalada para ello, con gran secreto y disimulo mandase tocar a recogida y sacase del fuerte las banderas, mientras que por otra puerta entrasen los enemigos, os parece que, ya que los soldados tienen obligación de seguir su bandera y obedecer a su capitán sin preguntarle la causa de tal movimiento, ¿no serían culpados de abandonar de tal manera el fuerte? FR. Es verdad que el soldado debe seguir su bandera y obedecer a su capitán, y no querer entender más de lo que le dicen, ni hacer sino lo que le mandan, pero en tal caso, el soldado que comprende la traición es digno de la pena que el capitán merece por ella. Porque siempre que el soldado entienda que su capitán deja, gravemente, de servir a su rey, no ha de obedecerle, sino que ha de tratarle como a un enemigo, ya que el capitán, desde el momento en que consintió la traición, dejó el servicio de su príncipe y ya no es más capitán de él ni superior del soldado, sino soldado del enemigo y enemigo de su soldado. AL. ¿Qué debe hacer el soldado que ve salir su bandera con orden de su capitán y entregar el fuerte al enemigo? FR. Así como los soldados no deben tener como capitán sino al que les muestra conducta u orden de su general o príncipe, del mismo modo, estando ellos guardando un presidio, si ven que su capitán les manda salir de él y desampararlo, y sospechan de tal asunto, no han de obedecerle sin ver la orden de su general para ello. Porque de otra manera no podrían excusarse diciendo que fueron engañados por su capitán, a quien estaban obligados a seguir, ni podrían exculparse habiendo visto al enemigo esperando en la puerta su salida, y a su capitán dejando el presidio sin desmantelar ni derribar sus defensas ni sus fuerzas, claras


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