La dueña del circo sale a la pista. Es una mujer imponente. Todo el público se queda en silencio al verla con un látigo en la mano. La mujer recorre con la mirada a todo el público y sonríe segundos antes de que todo quede a oscuras. Durante un par de minutos nada ocurre. Pero, de pronto, una luz tenue azulada ilumina la pista y del techo del circo se descuelgan dos acróbatas. La música sube de volumen y la pista se llena de magos, hombres forzudos, payasos... Pero pronto se queda la pista vacía. No. Un momento. Todavía queda alguien. Es la dueña del circo montada a lomos de un gran león. Es la estrella del circo. Todas las miradas están puestas en ella. Es su momento. Cruzará el aro de fuego y todos aplaudirán por ella. Se prepara.
LA BELLA Y LA BESTIA Estaba sola, triste, asustada, en un lugar inhóspito, exótico, dulce y con una densa pero hermosa vegetación. Un ambiente casi perfecto para sentirse protegida y querida por un ser querido. Después de mucho caminar con mucha sed y hambre, encontré a ese ser que me protegió y me cuidó. Cuando lo vi me sobresalté y exclamé: ¡Oh, mi hermoso y dulce Simba! Era él, mi maravilloso león.
Raquel González Betanzos 1ºBACHARELATO B
-¡Sara, recoge todos estos peluches del suelo!
-Voy, mami.
E o león dixo nai.
La función ha terminado.
Xesús M Castro González 4º ESO C
Fuensanta Buceta Bugallo 3º ESO A