Lo maravilloso y las fatalidades Sin embargo, “antes que nada rescato lo maravilloso de este país, que esto me haya pasado a mi, Laetitia d´Arenberg, o a cualquier otra madre, es aquí lo mismo, el dolor que se siente cuando en riesgo está la vida de un hijo… es el mismo, y la atención que le han dado a Guntram es la que le hubieran dado a cualquiera, así que no hay palabras ni manera de ponerlo sobre papel… La vida de Guntram estaba en muy alto riesgo. Muchos medios han dicho que venía a 220 y yo quiero que se sepa la verdad, eso es imposible. Dos minutos antes pasó a un amigo de él, que luego lo encontró ya accidentando y Guntram no iba a más de 100 kms. x hr. Algo debe haber pasado… o estaba agachado mirando algo, no vio el auto… Yo creo en las fatalidades. Creo que en la vida uno quiere siempre encontrar algo para dar una explicación a una tragedia. Soy extremadamente creyente y desde el momento en el que uno nace hasta el momento en que muere, nuestra vida está escrita. Esto tenía que pasar y pasó para algo, no por,
sino para algo. Mi hijo está vivo y es un milagro, porque no tendría que estarlo. Dos veces fue dado por muerto y volvió a vivir. Tuvo tres operaciones gravísimas: una de la aorta que la tenía arrancada, otra de la pelvis, que se le partió por la mitad -4 centímetros- y las dos piernas, la derecha ni puedo decir como estaba… El trabajo que han hecho es el que hubieran realizado en EE.UU, Japón, Alemania, en cualquier parte del mundo desarrollado… una operación fabulosa. Los médicos tienen que ser duros, por el horror que viven día a día, porque si no, no pueden sobrevivir. Pero hay un lado humano cuando ellos hablan, tratan con los pacientes… lo viví allí.Y esto sigue siendo el porqué de que yo continúe viviendo y trabajando en Uruguay y de que aquí, vaya a terminar mis días”.
Reclamo Leyes Pero junto al dolor de lo inevitable, Laetitia la emprende duro contra quienes considera responsables de la cantidad y periodicidad de los accidentes de tránsito en Uruguay. Y señala responsabilidades. “Reclamo Leyes. Aquí hay un complejo del NO hacia la gente, de no ponerle límites. Los seres humanos si no tenemos límites no llegamos a nada en la vida. Nosotros no podemos respirar más allá de nuestra capacidad; tenemos un límite para ver, para oír, para caminar, para dormir, para amar… tenemos límites para todo. Creo que el Gobierno tendría que tomar gente que realmente sea conciente de lo que es la Ruta, para que no sigan muriendo tantos inocentes. Niños, jóvenes, que quedan parapléjicos para el resto de su vida… esto puede pasarle a mi hijo, y a cualquiera, a ustedes, a su madre.
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