Revista Interjet - Febrero 2017

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peligra, por un lado, una de sus fuentes de ingresos directos; y por el otro, si sigue sin actualizar su Instagram o Twitter, su imagen pierde valor y también podrían hacerlo el resto de sus negocios. Según explica D’Marie, una empresa estadounidense que determina el valor de los influencers famosos, en los últimos meses, la mujer de 36 años habría caído del puesto siete en la lista de los mejor valorados (en la que el futbolista Cristiano Ronaldo es el número uno) al 57. Si antes del asalto y su desaparición virtual podía cobrar más de 300 mil dólares por un único post, esa cifra ahora mismo se reduce a la mitad. De hecho, se estima que Kim podría haber perdido casi tres millones de dólares en contratos con marcas, ya apalabrados. Y su problema financiero podría ir más allá porque su imagen real también se está devaluando. La más popular de las Kardashian, antes de su desaparición en las redes, llegaba a cobrar medio millón de dólares por acudir a una fiesta (un millón cobró por pasar una hora en una fiesta en los Hamptons), pero ese ingreso también se ha terminado momentáneamente. Desde el robo en la Ciudad Luz (adonde había acudido a la Semana de la Moda), cifrado en más de 10 millones de dólares en joyas, no sólo dejó de compartir su vida en las plataformas sociales, sino que casi no ha salido de su casa. Kim está centrada en sus dos hijos (North West y Saint West, de tres y un año respectivamente) y su marido e incluso ha incumplido o cancelado antes de tiempo contratos que ya tenía firmados con discotecas y marcas. Además, esta desaparición podría crearle problemas también en el interés por su aplicación –con la que Forbes calcula que ha

¡Extra, extra!

Casi al cierre de esta edición, Kim Kardashian compartió su primera imagen en las redes sociales, tras el trago amargo sufrido en París. La fotografía –hecha con filtro velado, colores crudos, mucho grano– fue tomada en una terraza. En ella, tanto la mujer de 36 años como su hija mayor van vestidas de blanco, en tanto su marido, Kanye West, y el hijo pequeño llevan pantalones negros y tenis y sudadera blancos. Los casi 90 millones de seguidores de Kim en Instragram y los 50 millones de Twitter recibieron la noticia con algarabía. En apenas 12 horas la fotografía cosechó más de tres millones de likes. La imagen en cuestión, muy distinta de las selfies a las que nos tenía acostumbrados la estrella de la televisión, atesora una estética muy concreta; cada detalle que muestra va dirigido hacia la consecución de un único objetivo: confirmar que de aquí en adelante, la vida de la Kardashian va a ser muy distinta.

Si antes del asalto y su desaparición virtual podía cobrar más de 300 mil dólares por un único post, esa cifra ahora mismo se reduce a la mitad. De hecho, se estima que Kim podría haber perdido casi tres millones de dólares en contratos con marcas, ya apalabrados ganado 45 millones de dólares en dos años– y por otros productos que vende, como ropa o artículos de belleza, y que en realidad son sus principales ingresos. Incluso el reality show en el canal E!, Keeping Up with the Kardashians, podría peligrar si ella, sus hermanas y su madre siguen ausentes de la pantalla chica. Por ahora, las marcas siguen pendientes de ella, preparadas para el momento en que decida volver a dar señales, apostando por esa primera aparición que seguramente se cotizará a un precio muy alto. Y, sin embargo, la mayoría de fuentes cercanas coinciden en que Kim Kardashian está aprovechando este tiempo para reconstruir su estrategia de negocio y averiguar cómo ganar dinero sin que su principal fuente de ingresos siga siendo compartir su vida privada. 15


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