Revista Integración Nacional nº 21

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¿HACIA “LOS MEJORES DÍAS”?

E

l desbarranque de la conciencia política de los argentinos, para ponerle una fecha cierta a partir del 24 de marzo de 1976, es muy posible que haya sido un ensayo para la muerte. La noche perversa y trágica iniciada en aquellos tiempos apagó todos los candiles y nos dejó sin nuevos días. La tempestad cívico-militar provocó la desaparición de personas, industria, clase trabajadora, salarios, producción de sentido, identidad y ayuno ideológico. La dictadura cívico-militar semicolonial fue continuada por una democracia formal semicolonial, sin represión, o por lo menos con escasa, pero semicolonial. Para que haya semicolonia tiene que haber colonización cultural, frivolización, tinellis, legranes, clarín, y pérdida de todas las utopías, bah... Cualquiera sabe que vivir de sueños es peligroso, sin embargo, nadie desconoce el poder vivificante de algunos sueños, si éstos son colectivos. Pero a partir de aquella época hasta hoy, pensar o sentir colectivamente parecía imposible. Las utopías y la de los argentinos en particular, aquella que promete una sociedad más justa, habían huido al monte. No sé, cuando escribo estas líneas, si el ilustre muerto, a quien desde aquí le rendimos homenaje, fue el “buen hombre” que partió en su búsqueda. Sí sé, que a millones de argentinos se les “alborotó el gallinero”. Muchos podrán decir, que este nuevo “agitador de rebeldías” viene del viejo PJ de Menem y Duhalde, que apoyó la convertibilidad, etc., etc. Sin embargo, exhibiendo un carácter inusual en la dirigencia política de la cual emerge, con dos o tres tajos implacables, cortó el cordón umbilical que unía el presente de los argentinos a un futuro sin destino aunque parezca paradójico, y con un tratamiento heterodoxo, original, de la deuda pública, de la intervención del Estado, de la recuperación de los aportes previsionales, del salario universal por hijo, como las más centelleantes luces que despidió el sablazo, reconcilió a millones de compatriotas con la “aurora que llena la cabeza de pajaritos”. Muchos enamorados se dan cuenta del valor que tenía su pareja el día que los deja. En un balance final, comprenden su soledad y lloran. Muchos argentinos lloraron porque se sintieron solos bajo la lluvia, sin la compañía de aquel que los acababa, sorpresivamente, de dejar con algunas conquistas y esperanzas incumplidas. Hoy, inmensas mayorías debaten sobre el presente y el futuro de nuestras vidas en conjunto; vale decir, la política. Hoy, esas inmensas mayorías viven el ensayo de la esperanza y de la vida. Néstor, gracias. por Mauro Aguirre

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