Arquitectura tradicional en Azuay y Cañar

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Ritualidad y Tradición Vinculadas a la Arquitectura en Barro en las Provincias de Azuay y Cañar

Tomás Moro11 denunció los comportamientos de su sociedad y propuso una república ideal, gobernada por medio de la razón y con la más profunda tolerancia religiosa. Tomás Campanela concibió la Ciudad del Sol, gobernada por un sacerdote supremo asesorado por hombres sabios. Francis Bacon, una isla ubicada en el océano Pacífico, en donde un grupo de personas buscaban el bien social mediante un alto desarrollo de las ciencias, la organización del trabajo y las labores intelectuales. Luis Vitale12 contó la admiración de Durero al contemplar los tesoros conseguidos en México por Cortes “En mi vida he visto nada que haya regocijado mi corazón como estas cosas”, había exclamado.

En tanto en América “La mujer y el hombre soñaban que Dios les estaba soñando”13, las viejas pobres guardaban el fuego “en las cocinas de los suburbios; y para ofrecerlo les bastaba con soplar, suavecito, la palma de la mano”14. Los pueblos nacían de animales míticos: escarabajos, halcones, guacamayos. Los dioses naturales cuidaban siembras y cosechas enojándose con quienes abusaban de los bienes otorgados. Sol, luna, truenos y rayos eran espíritus a quienes había que rogar por la fertilidad de los campos y la salud de los rebaños.

El encuentro entre verdades demostradas e innombrables fecundó lo que Alejo Carpentier definió como “el barroco americano”, arte de sensualidad, colorido y explosivas manifestaciones, para dar origen a la América constituida, según el periodista Gabriel Cocimano, por “un exceso de imaginarios, donde el mito y la utopía se entremezclan y alimentan”15. América donde los muertos sufren y conversan según cuenta Juan Rulfo, se elevan a los cielos en las páginas escritas por García Márquez, adoran a los dioses con una simbiosis de prácticas cristianas y ritos africanos y precolombinos, es la tierra del realismo mágico, de la teología de la liberación, donde el racionalismo de la modernidad europea se interpreta y recrea con símbolos oníricos.

Símbolos de valor y esperanza, pues. Levi Strauss, luego de estudiar culturas diferentes a la suya, concluyó en una de sus obras: “en vez de oponer magia y ciencia sería mejor colocarlas paralelamente, como dos modos de conocimiento”16. Europa y América se encontraron para fecundar un mundo de mitos y sueños.

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Moro, Tomás: Utopía. Vitale, Luis: Cinco Mitos del Quinto Centenario. Galeano, Eduardo: Memoria del Fuego Galeano, Eduardo: El Libro de los Abrazos. Cocimano, Gabriel: América, tierra de Mitos Strauss Calude Levi: El Pensamiento Salvaje.


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