OPINIÓN GloriaBELLIDOZanin Psicóloga
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Vacaciones todo el año
ablar acerca de los beneficios de tomarse unas buenas vacaciones puede resultar una obviedad. Quién no sabe lo descansados que estamos cuando por fin no tenemos que madrugar, lo estupendo que es poder desayunar sin prisas delante de las páginas de un periódico o disfrutar de unas cuantas horas vacías tirados en una tumbona sin pensar en las obligaciones y los problemas que nos esperan a la vuelta.
cada momento lo que va a ocurrir y lo que tenemos que hacer en mayor o menor medida. Las vacaciones son ese momento del año en el que esta estructura se va difuminando hasta llegar a perderse a veces por completo. Y por eso muchas veces, pueden empezar a surgir problemas que no esperábamos. ¿Quién no ha tenido nunca la sensación de que vive de fin de semana en fin de semana? Los días de lunes a viernes pasan por nosotros casi sin darnos cuenta, como si realmente la vida se estuviera pasando y no la estuviéramos viviendo como si fuéramos los protagonistas.
En vacaciones descansamos más y mejor, estamos más relajados, podemos dedicarle más tiempo a las cosas que nos gustan y a cuidarnos, disfrutamos más de nuestra familia y nuestros amigos, nos sorprendemos y disfrutamos con cosas diferentes a las del día a día… y una larga lista de etcéteras.
Los días rutinarios y las vacaciones parecen estar totalmente diferenciados en nuestra vida y durante los días entre semana solo vivimos esperando a que llegue el ansiado viernes. Si lo pensamos bien, es como si hubiera cinco días a la semana perdidos.
Sin embargo, a veces, cuando estamos pasando nuestras vacaciones nos sorprendemos cuando nos damos cuenta de que no son todo lo maravillosas que nos habíamos imaginado mientras soñábamos despiertos con ellas.
Puede que el truco esté en tratar de integrar esas dos partes de nuestras vidas. Quizás tengamos que intentar buscar un tiempo durante los días de trabajo para salirnos un poco de la rutina y planificar algo diferente, pasar más tiempo con nuestra familia o, simplemente, dejarnos unas horas vacías para pensar acerca de nuestra vida.
Puede que el esperado viaje que tan bien habíamos planeado no se ajuste a nuestras expectativas, o que el tiempo que queríamos dedicarle a nuestra familia aumente significativamente las discusiones entre nosotros.
Y durante las vacaciones no estaría mal pensar en formas de mantener en parte una estructura o unos horarios y planificar actividades que no solo estén relacionadas con el ocio, sino también con proyectos personales significativos.
También puede ocurrir que, con tanto tiempo libre de golpe, las preocupaciones acerca de nuestra vida, tan bien ocultas por las obligaciones diarias, empiecen a emerger. O simplemente nos puede pasar que veamos el final de las vacaciones cada vez más cerca y nos abrume tanto que no seamos casi ni capaces de desconectar.
Puede que encontrar un equilibrio entre obligaciones y vacaciones haga que la sensación de estar “aguantando la rutina” para que lleguen los días de fiesta vaya disminuyendo y podamos disfrutar de la sensación de estar de vacaciones todo el año y no solo en verano.l
La mayoría de nosotros está acostumbrado a una vida rutinaria y organizada. Sabemos en
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