especial 20 años
en la planta Mapocho-Trebal. Esto le permitió a la sanitaria Aguas Andinas alcanzar una cobertura de tratamiento de aguas servidas del 100% a partir de esa fecha. Tan profundo cambio en Chile ocurrió en apenas dos décadas, ya que a principios de los años 90 la mayoría de las ciudades del país descargaba aguas residuales no tratadas al mar o los ríos, existiendo en 1998 sólo 24 plantas de tratamiento de aguas servidas (PTAS) en operación, con apenas un 16,7% de cobertura urbana nacional. Como señala el Informe del Estado del Medio Ambiente en Chile 2011, el panorama comenzó a variar con la entrada en vigencia, en septiembre de 2001, del Decreto Supremo 90, que regula la descarga de residuos líquidos a aguas marinas y continentales superficiales. “La norma aceleró significativamente el proceso de construcción de PTAS, lográndose que en 2003 se alcanzara un 66% de cobertura urbana de tratamiento de aguas servidas, porcentaje similar al promedio de la OCDE en esa fecha”, indica el reporte. Las tecnologías de tratamiento que se emplean hoy en el país son numerosas, aunque predominan los lodos activados con cerca del 60% del total de plantas, seguidas por lagunas aireadas (20%) y emisarios submarinos (12%). Otros sistemas en uso son lagunas de estabilización, tratamiento primario más desinfección, lombrifil-
Próximo desafío: Ampliar el tratamiento de las aguas residuales rurales.
12% De los usos consuntivos del
agua aprovecha el sector industrial, que sigue teniendo el desafío de minimizar el riesgo de contaminación de este insumo y optimizar su uso en los procesos.
200% Aumentaría la demanda de
agua en los próximos 25 años desde la Región Metropolitana hacia el norte, principalmente por el alto consumo de la minería.
tro, biofiltros, biodiscos, sistema SBR (Secuantial Batch Reactor) y zanjas de oxidación. En paralelo, cientos de fuentes industriales emisoras de riles debieron invertir en algunas de estas u otras alternativas tecnológicas para adecuarse, en la mayoría de los casos, a las exigencias del Decreto 90, o bien a las del D.S. 46, que regula la descarga de contaminantes hacia aguas subterráneas; o a las del D.S. 609, que hace lo propio pero enfocado en sistemas de alcantarillado. Los reportes de la SISS revelan que el cumplimiento normativo por parte de las industrias afectas a tales decretos ha sido alto. Un solo dato que lo avala: Durante el segundo trimestre de 2013 la SISS aplicó apenas 5 multas a fuentes industriales por algún tipo de incumplimiento. Hoy, le corresponde a la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) fiscalizar el cumplimiento de las normas de emisión de residuos líquidos hacia cuerpos de agua superficiales, subterráneos y marinos. La industria y otros sectores que consumen agua se han ido preocupando crecientemente también por hacer un uso eficiente de este recurso, ya sea incorporando soluciones tecnológicas o buenas prácticas, procurando reducir su huella hídrica. Todo sea por el agua.
35