raÍces y tradiciones nuestro pueblo, financiada en parte con fondos PRODER de la Unión Europea y con el apoyo, esta vez sí, del Ayuntamiento de Cartagena y otras administraciones. Fueron catorce meses de locura, de disgusto, de alegría, de problemas burocráticos, de buenos ratos… pero se me dibuja una sonrisa en la cara mientras escribo estas líneas recordando aquellos días. No cabe duda, la Casa Museo del Folclore es una realidad hecha con ilusión, con mucho empeño y con muchísimo trabajo, es por ello que se ha convertido en nuestro orgullo y en el gran legado material de nuestro grupo. A partir de ese momento la “casa”(como así la nombramos los componentes del grupo) se convirtió en un taller, más que en un museo, en el que seguir enriqueciendo nuestra labor, congregando diferentes actividades relacionadas con el folclore. En ella nos enseñaron los bailes de la Escuela Bolera de Fuente Álamo, en ella se monta en el mes de Marzo el Café Cantante, se desarrolla la escuela infantil de folclore, se enseña a hacer pan y dulces navideños, se recopila, estudia y reproduce indumentaria tradicional y se continúa con la escuela de música, entre otras variopintas actividades. Estamos llegando a nuestro días, pero una vez más, no nos podemos estar quietos, planteándose la posibilidad de ampliar la sede debido, en gran medida, a la gran participación en las escuelas de baile y música que dejan a la “casa” pequeña. Estaba todo dicho, una vez más nos liamos la manta a la cabeza y tiramos “pa´lante”, decidimos agregar a lo ya existente una cuadra y una bodega de la finca vecina que por supuesto estaban de
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nº 17 - año 2015
aquella manera… Empezamos con la restauración a finales del verano de 2013 y que gracias a la dedicación de los componentes de nuestro grupo estaba concluida a principios de 2014, en un tiempo record y mostrando por enésima vez que sólo con marcarnos un reto somos capaces de trabajar desinteresadamente hasta conseguirlo, poniéndose en relieve nuestra inquietud y perseverando en todo aquello que nos enriquezca culturalmente. Ahora hacemos mucho más “ruido”, o por lo menos nos escuchan bastante más, la ciudad se asoma al campo y llegan los reconocimientos, como el Premio a la Labor Cultural 2014 de Onda Cero, por ejemplo. Pero hay uno en particular que se ha producido hace poco que a mí personalmente me emocionó, pues las instituciones tuvieron a bien dedicar un espacio público a nuestra asociación, nombrando una plaza adyacente a la Casa del Folclore como “Plaza Grupo Folclórico de La Palma”, una gran “palmadita en la espalda” o así lo entiendo yo al menos. Algo está cambiando, pero no nos dejaremos embaucar por reconocimientos y celebraciones, seguimos con los pies en el suelo y con los mismos problemas que todos los grupos a los que les llega esta revista, satisfechos ¡sí!, e inquietos otra vez más ante los nuevos retos que nos marcamos. Decía Kafka que “La desgracia de Don Quijote no fue su fantasía, sino Sancho Panza”, creo que ahí reside nuestra virtud, en ser “Quijotes” y “Sanchos” a la misma vez, porque no se nos olvide que realidad e ilusión van de la mano. Grupo Folclórico “Ciudad de Cartagena” de La Palma.