la parte más posterior de la pared medial de la órbita. Está limitada por delante por la cresta lagrimal anterior situada en la apófisis frontal del maxilar. Por detrás de esta cresta el maxilar se articula con el hueso lagrimal para formar la fosa lagrimal que se va a comunicar con la fosa nasal a través del canal nasolagrimal. La pared lagrimal de la órbita es la más gruesa y está formada por la cara orbitaria del ala mayor del esfenoides y, por delante, con la cara orbitaria de la apófisis frontal del hueso zigomático que presenta las aberturas de los conductillos para los nervios zigomaticofacial y zigomaticotemporal. Anteriormente esta pared se continúa con el techo de la órbita pero por detrás está separada de éste por la hendidura esfenoidal. A través de ella pasan el III, IV y VI pares craneales , nervio lagrimal, nervio frontal, rama meníngea de la arteria lagrimal, ramas terminales del nervio oftálmico, nervio nasociliar, venas oftálmicas y la rama orbitaria de la arteria meníngea media. En la revisión de los anexos oculares es importante que en el caso de que se nos presente un paciente con una contusión en el ojo descartemos una fractura de los huesos de la órbita, se dice que en la mayor parte de los casos una contusión en el globo ocular va acompañado de una fractura de la órbita, por lo que lo que debemos identificar los siguientes signos y síntomas: evaluar la simetría o asimetría facial del paciente pues el traumatismo pudo haber afectado los huesos de la cara; los párpados pueden estar edematosos y con equimosis (derrame hemático) en este caso observar si al paciente le estorban los párpados para ver al no poder abrirlos. Un dato importante es que si el derrame ocurre lentamente y se hace aparente al cabo de varios días puede deberse a una fractura de la órbita, si el derrame es inmediato puede tratarse sólo de la contusión; deben palparse los bordes de la órbita buscando una sensación de escalón, lo que indica una fractura con desplazamiento. Debe examinarse también el globo ocular, el cual generalmente no presentará alteraciones salvo un pequeño enrojecimiento, sin embargo es necesario evaluar la visión y los reflejos pupilares, si encontramos midriasis es probable que haya contusión del nervio óptico; también debe buscarse que no exista diplopia o que el globo ocular no se encuentre desplazado lateralmente.