ILAN ITACH EXODO

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ILAN ITACH ÉXODO


ILAN ITACH ÉXODO


Works by Ilan Itach Copyright

2017

Agradecimientos: Agradezco muy sinceramente al Don Salvador Pascual Sánchez-Gijon. Cónsul Honorario de Israel en Cádiz, Huelva y Extremadura, por la realizacion de esta exposición. Al Ayuntamiento de Cádiz, en especial al Alcalde Sr. Don José María González Santos. Alcalde-Presidente del Excmo, Ayuntamiento de Cádiz. a la Fundación Municipal de Cultura, Concejala de Cultura doña Eva Tubio. Director de Cultura, don Enrique del Alamo y técnicos del Espacio Cotemporaneo de Cultura (ECCO), por acoger la exposición. Agradezco al Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel y a la Embajada en Madrid, por su asistencia en esta exposición. Agradezco tambien a mi querida esposa Sharon y a nuestros hijos Alma, Eviatar y Noga por su fe en mi y en mi trabajo, y por acompañarme en este viaje. Gracias al espíritu dragón de mi maestro Ivan Schwebel que me acompañó en este viaje al Éxodo.

Texto: Albert Suissa Traducción y edición: Lic. Florinda F. Goldberg Fotógrafia: Ilan Ramati Diseño gráfico: Maya Wine

La esperanza de la humanidad Óleo y tinta sobre lienzo, 120\100 cm, 2017


Partida, expulsión, lugar, casa, pareja, familia, juntos, solos, despedida, intervención divina, destino, sueño, fractura… En sus obras Ilan Itach se detiene a contemplar el momento en que comienza el éxodo, entre la decisión de partir y el viaje en sí, haciéndose eco de todas las brechas que existen entre el acto de la partida y sus causas y móviles existenciales (ideológicos y morales), entre la expulsión del paraíso perdido y la tierra prometida, entre lo real y lo deseado en la fantasía del migrante, entre esas imágenes y las vicisitudes del camino, para bien y para mal. Como lo hizo Albert Camus con el mito de Sísifo, Itach libera al éxodo de las garras de la fatalidad y el mito, y lo orienta en dirección al conocimiento moral y existencial del hombre. Se trata de doce pinturas, como son doce los novilunios, los signos zodiacales o las tribus de Israel - uno de los números tipológicos y cultuales más destacados en el judaísmo y en muchas culturas del mundo. Doce, ante todo, destaca la periodicidad aparentemente inexorable de la maldición del éxodo, plantada en lo profundo de todas las áreas de la existencia humana – la mitológica, histórica, colectiva, individual, filosófica, mística, psicológica, biológica, mental, social; la distópica y la utópica. Las pinturas de Itach reflejan y confrontan las etapas de este éxodo en un diálogo que fractura la genealogía de sus distintas dimensiones. El éxodo como una de las grandes preguntas primordiales Los cuadros de Itach exhiben una mirada directa y osada, preguntan sin rodeos, destilan empatía e inquietud. El suyo es un humanismo pictórico directo, abierto, sin tachas, sin inversiones irónicas o cínicas. Como en El cielo sobre Berlín de Wim Winders, el pintor y el arcángel bueno son uno, brindan oídos y apoyo a los migrantes y exiliados, Miguel a su derecha y Gabriel a su izquierda. Inclusive la tranquila pareja que en "Refugiados en fuga" parece pasarla bien en mitad del camino de los angustiados fugitivos, no aparece necesariamente como reprobable: es posible que esa pareja no sea

sino una fantasía de los migrantes en su huida colmada de alucinaciones y recuerdos del pasado reciente. El tornado que brama por detrás amenaza al mismo tiempo a unos y otros, y el contraste entre ese espacio-tiempo y el colorido sobre el trasfondo tenebroso del duelo es un contraste contenido por esa misma realidad. ¿Acaso los temores que acompañan a todo exilio no se intensifican al proyectarse sobre las imágenes de la paz y la seguridad que lo precedieron? Por cierto que sí. El cuadro "Familia y Dios" parece represetar el ocio habitual de una familia durante un paseo de fin de semana por el río. Sin embargo, la figura de Dios que contempla con espanto a la familia desde la orilla opuesta nos llena de inquietud: el río inocente aparece ahora como un estrecho Yabuk que los va encerrando, y la alarma de Dios no es sino un reflejo de la amenaza que acecha en todo momento a la vida humana. Esa emoción existencial se proyecta rápidamente hacia la pregunta por el comienzo o el origen (que no son necesariamente lo mismo), ya que el éxodo, como dijimos, no es un mito sino un avatar histórico que acompaña a todo intento humano de aferrarse a un sitio para morar en él, la periódica fatalidad de la salida forzosa hacia otro lugar que se espera resulte mejor. En hebreo, "habitar" y "temer" derivan de la misma raíz. Itach no propone un orden jerárquico en las preguntas por el origen y el comienzo del éxodo, y ello no es casual. En la serie de sus pinturas distinguimos cuatro posibilidades de origen o comienzo: el mitológico universal ("Adán y Eva - el primer éxodo"); el mnemohistórico hebreo-judaico ("Operación Moisés - Judíos de Etiopía atraviesan Sudán"); el personalgenealógico ("La familia del pintor emigra de España Béjar a Marruecos, 1492"); y el existencial ("Familia y Dios"), que interroga a todos los anteriores. Por ejemplo, el éxodo de Egipto narrado en el Antiguo Testamento está representada en "Operación Moisés" cuando el recuerdo directo de la experiencia vivida por la comunidad de hebreos etíopes se incorpora a la memoria cultural judía general; mientras que "Familia y Dios" dialoga, por un lado, temáticamente con el mito universal de la expulsión primordial


de Adán y Eva, y por el otro pictóricamente con la mnemohistoria del éxodo de Egipto. La pregunta que surge ineludiblemente de estas obras es si las vivencias del presente moldean nuestra comprensión del pasado, o si por el contrario nuestra memoria cultural influye en nuestra vida presente y es la comprensión del pasado lo que moldea nuestro destino aquí y ahora.

en la noche del cuadro. Así ocurre con la degarradora "La esperanza de la humanidad" y con "Operación Moisés", que entre ellos forjan un llamado al símbolo del árbol de la vida que también es el del conocimiento del bien y del mal, anhelo humano desde los comienzos del ser.

Éxodo y justicia

Es posible leer a Exodo también como representación del pintor mismo y de la creación artística en general. De todas las profesiones románticas, la pintura ha mantenido la imagen del goce infantil y el recuerdo del paraíso. La pintura estaría asociada con la buena vida, con el elogio y la alabanza, con una liturgia angelical, con la fantasía del retorno y no la de la partida – y no entendemos cómo nos hallamos de golpe en medio de la ruta, las cosas se confunden y complican, la senda se vuelve laberinto, el retorno parece volcarse continuamente sobre sí mismo y convertirse en una nueva partida.

A través de la ansiosa mirada de Dios, que refleja la humana, en "Familia y Dios" se pregunta Itach por la dinámica entre ambas: ¿es el fatalismo de la circularidad histórica lo que genera una mitología/profecía que se cumple a sí misma, o es la misteriosa mitología la que forja la historia, purificándola en dirección a una esperanza y una existencia moral más elevadas? La serie de pinturas de Itach se carga de algo que excede en mucho la representación circular del destino humano en tanto aprisionado entre el mito y el eterno retorno. Pues no se trata de alguna forma de contemplación de una naturaleza humana extraña y fatalista, excepcional, que se revelaría en el éxodo, con sus muchas persecuciones existenciales y políticas. En la atmósfera de noche prolongada que predomina en estas pinturas, en la urgente demanda de vivir y en las insistentes partidas se revela la exigencia humana imbricada en todos los exilios: la demanda de justicia. Itach crea un vínculo forzoso entre el viajero que atraviesa fronteras, aduanas, espacios legales diversos, tierras de nadie y desiertos sin hombre ni Dios, y la exigencia de una justicia aparentemente imposible de lograr. Según Albert Camus, que parece señalar la duplicidad de la "expulsión" existencial dentro de la historia, en el cuadro "Nacimiento en el barco Exodus" la posibilidad de justicia reside precisamente en rescatar el significado de la existencia humana de la prisión ineludible del pensamiento mitológico y teológico. El gesto de la mujer al costado de la escena –llanto o grito– encarna una demanda de justicia que no ha sido enunciada por ley alguna, la exigencia de una justicia más allá de la ley, totalmente inmersa

Exilio y migración de la creación artística

En el cuadro "La separación de la pareja", el pintor y su caballete se hallan en la margen de un río torrentoso que cruza un bonito puentecillo. El pintor viste ropas elegantes y festivas, como quien se halla en un buen momento de la vida. Su acción no es "pintar" el paisaje sino unificarse con él, el artista y su caballete son comensales en una mesa servida con los alimentos del paisaje. Desde el comienzo su intención era simplemente dibujar el "paisaje", un rincón edénico, y hasta las figuras que se escabullen sobre el puente no son sino una duplicación del buen ánimo del pintor. ¿Cómo es entonces que de repente emerge de todo ello el dolor de la despedida y la escena sufre un total vuelco? Ese es el secreto de toda la obra de Itach. La simultaneidad de los espacios y los tiempos, y las dimensiones que cobra la existencia/realidad/esencia en su pintura constituyen un éxodo doble y multiplicado, sin escapatoria y sin reposo. Huir de la vida que se trastornó, procurar un puerto seguro en el caballete y el cuadro en el que aparentemente se restaurará el orden en un acto de creación primordial, todo ello se revela rápidamente como una trampa, como parte de un torbellino de migraciones y expulsiones que


penetran en todo paisaje sea cual sea. Itach abandona los temas canonizados de su arte –paisaje, desnudo, naturaleza muerta–, y parte hacia las áreas desprovistas de calma de la existencia humana. En su obra no hay un "lugar", sino lugares errantes que dialogan entre sí a través de sus errancias, no hay un "tiempo" lineal sino muchos tiempos en conflicto, no hay un "espacio" único sino muchos espacios que migran los unos hacia dentro de los otros, no hay "técnicas" sino estilos que se enfrentan unos con otros, se profanan y consagran mutuamente, y generan complejas estructuras de significación. La serie de pinturas de Itach es en sí misma un éxodo entre éxodos, movimientos de ida y vuelta, negociaciones espantadas e interminables entre realidades históricas y percepciones mentales de la migración y la expulsión. El acto de pintar se revela como una salida de algo que sólo el cuadro que se construye ante nuestra mirada nos revelará a posteriori: el carácter de la partida y de la meta. Así, cada uno de estos cuadros mantiene en su interior un presente que parece marchar y continuar y existir en tiempo real, desde el cual es posible desplazarse hacia la "continuidad" en sí misma, hacia el pasado que se recrea en el sueño y hacia el futuro profetizado.

Paradoja del éxodo Al igual que respecto de la cuestión del comienzo, tampoco en la de la utopía Ilan Itach procura una solución, tan sólo presenta la gran pregunta. Entre "Una isla individual" y "La esperanza de la humanidad" se ubica la eterna pregunta irresuelta por la relación verdadera entre la persona y la comunidad, entre lo individual y lo social, la pregunta nunca respondida que yace en el corazón de toda escatología y utopía. Y a pesar de ello, la multiplicidad de fundamentos y símbolos humanistas en sus obras –las figuras 'reales' de André Malraux y Albert Camus, la "Decisión rota" del pintor que deja siempre una fractura en el cuadro, el árbol de los deseos de una vida que conozca el bien y el mal, los ángeles que se debaten a menudo entre la ley por una parte y la justicia y la gracia por la otra, y la imagen de Dios como un reflejo del otro humano– nos posibilita concluir que Itach elige anclarse en el fundamento más astuto y humano del hombre: la pregunta.

Familia y Dios óleo sobre lienzo, 119\100cm, 2017


Adán y Eva - El primer éxodo - Pintor en riesgo

Una decisión rota

óleo sobre lienzo , 114\98cm, 2017

óleo sobre lienzo, 120\100cm, 2017


Nacimiento en el barco Éxodo, 1947 - Albert Camus

La separación de la pareja

óleo sobre lienzo, 122\100cm, 2017

Óleo y tinta sobre lienzo, 129\100cm, 2017



Operación Moisés - Judíos de Etiopía atraviesan Sudán camino a Israel, 1984 Óleo y tinta sobre lienzo, 121\90cm, 2017

Refugiados en fuga Grafito y óleo sobre lienzo, 117\99cm, 2017


África - Madre e Hijo - Ángel de la Muerte y Ángel de la Vida óleo sobre lienzo, 120\100cm, 2017


la familia del pintor emigra de España, Bejar - Salamanca- a Marruecos, 1492 óleo sobre lienzo, 120\100cm, 2017

Éxodo de Siria, 2016 - André Malraux Óleo y tinta sobre lienzo, 128\100cm, 2017


Una isla individual Tinta y oĚ leo sobre lienzo, 118\100cm, 2017


itach23.wixsite.com/ilan-itach

itach22@gmail.com


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