La congregación de los Muertos o el enigma de Emerenciano Guzmán

Page 296

don Luis casi siempre compraba su cachito, recordó Ubaldo, a ver si de pelón le salía un chino, como decía Baltasar, pero, nunca se sacó nada, más allá de algún triste reintegro. Había que joderse. Me acuerdo cuando se me acercó aquel empresario, dijo. Me ofreció una corrida con un cartel de novilleros. Mi madre no quería que toreara. No sé qué demonios... Tenía más miedo que yo. Estaba segura de que me iba a destrozar el toro. Y se me puso flamenca. Pero, feo. No sé si fue por ella, o por otra cosa. El caso fue que nunca acudí a la dirección que me dio el empresario. Lo supe. Se acabó Ubaldo Guzmán. Se acabó antes de empezar, pensé. Me lleva la tía de las muchachas. Pero nada más una cosa te digo, no fue por miedo a las cornadas. Eso sí que no. Porque uno es torero y se crece al castigo. Entonces fue por miedo a otro toro, dije yo, que no era el de la plaza. Un toro que no se veía, que a la mejor llevabas adentro, terminé. Ubaldo se me quedó viendo en silencio, como diciendo ¿no me estará vacilando éste? Luego retornó a su expresión recurrente. A mí siempre me tocó la de perder, repitió. ¿Qué pasó cuando nos robaron en Roa Bárcenas? ¿Te acuerdas? Lo único que se llevaron los desgraciados fue mi tacuche nuevo. Me lo acababa de entregar el sastre; mi camisa nueva, era una Arrow; la corbata era italiana, y ¡mi anillo con un diamante!, chiquito, una lucesita, pero diamante. ¡Mis ahorros de más de un año, mano! Me gustaba partir plaza de vez en cuando, y esos hijos de su tiznada madre en un dos por tres me quitaron lo que a mí tanto trabajo me costó... ¡Maldita sea mi estampa! Me lleva la que me trajo. Si los he agarrado, los despellejo vivos a los infelices. Era la primera puesta de mi tacuche. Un príncipe de Gales gris perla. La palomilla me lo chuleó. ¿Por qué siempre a mí? ¡Nomás a mí! 3 Una vez, siguió Ubaldo, cuando andaba fuera de la casa, se me juntó todo, perdí una chamba, hasta la gripe me pegó, andaba arrastrando el cartel. Caminaba por la colonia Roma, sin saber si iba o venía. De repente, en el parque Roma -la plaza del David de Miguel Ángel, ahora-, me detuve a ver a las familias que paseaban, a esos escuincles que no

297


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.