ENTREVER II

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Comentario a "Sufrimiento psíquico. ñproHimaciones psicoaoalíticas", de Rosa Imelda de la IRora Espinosa Marco Antonio Macías López

Para dar cuenta del sufrimiento psíquico y su lectura y tratamiento por medio del psicoanálisis, la autora de este capítulo, la Dra. Rosa Imelda de la Mora, nos presenta de manera muy puntual algunos de los antecedentes que se abocan a la atención del sufrimiento psíquico, hasta llegar a la propuesta psicoanalítica, propuesta de un tratamiento subversivo en tanto que no busca la readaptación del sujeto, sino que se está a la espera del ser que pueda revelarse y a dónde, orientado por su deseo, finalmente se conduzca, sin preferir otra cosa, advertido de su finitud y de su incompletud que lo marca desde el nacimiento. La referencia a la obra de Apuleyo, El asno de oro, en la que se alude al mito de Psique y Eros (y que fue representado en imagen el momento en que Psique se atreve a mirar a Eros por el pintor Zucchi), considero que muestra, en forma por demás ilustrativa, el fenómeno del alma cuando comienza a experimentar el sufrimiento. Recordemos que Apuleyo refiere que siendo Psique tan hermosa que la diosa Venus estaba celosa porque los mortales la comparaban con ella, que envía a su hijo Eros para que la aniquile, pero éste al mirarla se enamora y guardará en secreto su relación con Psique. Previo al encuentro con Eros, Psique sufría de algún modo por su belleza, pues debido a la misma no había humano que se atreviese a acercársele. Siendo así que consulta al oráculo, de quien recibe la indicación que será ofrecida en sacrificio. En medio de llantos y lamentos, Psique será ofrecida por sus padres en sacrificio, colocada en una roca en la montaña de donde desaparecerá. Psique será trasladada por Eros a un palacio cubierto de joyas y, con la servidumbre que estará a su servicio, hará todo cuanto ella deseare. Así, será tomada por Eros quien cada noche se encontrará a su lado, con la debida advertencia de que jamás deberá intentar conocer su aspecto físico, pues en ese momento lo perderá. Mientras tanto la familia de Psique continuará afligida por la pérdida de esa hija tan preciada y tan querida. Psique, conmoviéndose por el dolor que deben sentir sus padres y hermanas, habrá de solicitar a su obsequiosa pareja que le permita vera sus hermanas. Eros le habrá de advertir de la maldad humana y aconsejará que no las vea más, pero es tanta la insistencia de Psique que finalmente habrá de aceptar su petición. Psique transportará mágicamente a sus hermanas, quienes al ver tanto esplendor y riqueza en el palacio donde habita habrá de gestarse en ellas una envidia terrible, que las llevará a querer saber más de ese esposo tan amado y tan generoso. Su envidia propiciará que urdan un plan para convencer a Psique de que debe mirar a su esposo, pues lo

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Marco Antonio Macías López, Rosa Imelda de la Mora Espinosa y Jaime E. Rivas Medina

más probable es que sea una bestia espantosa y que por ello le ha hecho el pedido de no mirarlo. Psique, convencida de la sugerencia de sus hermanas romperá la promesa con Eros, y en la noche mientras el duerme se allegará una lámpara de aceite para mirarlo, armada con una cimitarra por si se tratara de una bestia e intentar aniquilarlo. Psique sorprende a Eros, pero ella será la sorprendida al admirar tanta belleza que verá de pronto perdida. La escena puede tener varias lecturas: una de estas es que cuando uno quiere saber demasiado sobre el objeto amado el encanto se pierde. A Psique se le ha pedido que acepte sin querer saber. Que se mantenga el enigma. Sin embargo, ella quiere saber demasiado. Así tenemos que cuando se quiere saber demasiado de aquella, aquel o aquello que nos enamora es que, en tanto los velos del engaño van cayendo y queda uno advertido, como diría Lacan, lo más oculto en el objeto amado es lo más cautivador. Lacan llega a mencionar que si siempre viésemos al objeto amado tal cual es, no habría enamoramiento. Así pues, hay un engaño necesario en el enamoramiento. Pero una lectura más que podemos hacer, y que atañe al sufrimiento psíquico, es cuando decíamos que Psique es el alma, y comienza a vivir cuando experimenta el sufrimiento. Cuando Psique aletea su alma es sujeto de pathos, es tomada por lo pulsional.

Real Colegio de Santa Rosa de Viterbo Jueves, 6 de octubre de 2011


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