Retos y Contribuciones de las Ciencias Económicas y Sociales. Comp. Carlos Peña.

Page 307

294|R E T O S Y C O N T R I B U C I O N E S D E L A S C I E N C I A S E C O N Ó M I C A S Y S O C I A L E S

situarnos en su posición, concebir que padecemos los mismos tormentos (…), entonces empieza a afectarnos, y temblamos y nos estrecemos al pensar en lo que él está sintiendo. Así como el dolor o la angustia de cualquier tipo provocan una pena que puede ser enorme, el hacernos a la idea o imaginar que los padecemos suscita la misma emoción en algún grado, en proporción a la vivacidad o languidez de dicha concepción (Smith, 2004, 49-50).

En este párrafo, Smith utiliza la categoría de “imaginación” y es por medio de ella que los individuos pueden captar o copiar las impresiones de sus sentidos y formarse la idea de las sensaciones que padecen o sienten las otras personas. Para Smith, en la medida en que no tenemos experiencia directa o indirecta de lo que otras personas sienten, únicamente hay un camino posible para vincularnos a su experiencia sensitiva. Tanto en la percepción directa de sus emociones, a través de su manera de expresarlas, como en la relación indirecta que nos obliga a imaginarlas a partir de un conocimiento de la situación, estamos fuera de las emociones directas de quien las vive, y por tanto, el medio fundamental de vinculación es siempre la “imaginación” (Gutierréz, 1998). En Smith hay otro concepto que utiliza en su obra TSM, que es el de “espectador”. Así destaca lo siguiente: Pero no son solo las circunstancias que crean dolor o aflicción las que nos hacen compartir los sentimientos con los demas. Cualquiera sea la pasión que un objeto promueve en la persona en cuestión, ante la concepción de la situación brota una emoción análoga en el pecho de todo espectador atento. (…). En toda pasión que el alma humana es susceptible de abrigar, las emociones del espectador siempre se corresponden con lo que, al colocarse en su mismo lugar, imagina que son los sentimientos que experimenta el protagonista (Smith, 2004, 51).

En consecuencia, la condición de “espectadores” sería el único modo como podemos vincularnos a los sentimientos, afecciones o pasiones de otros, según Adam Smith. No se trata de un vínculo racional, se trata de un vínculo sentimental, afectivo, pasional. El sentimiento vinculante del espectador surge de contemplar la situación que mueve a la pasión de la persona observada, e imaginarse él en la misma situación (Gutiérrez, 1998). En la obra TSM, una noción básica es la de “simpatía”. Smith (2004, 52) señala lo siguiente: “Lastima y compasión son palabras apropiadas para significar nuestra condolencia ante el sufrimiento ajeno. La simpatía, aunque su significado fue quizá originalmente el mismo, puede hoy utilizarse sin mucha equivocación para denotar nuestra compañía en el sentimiento ante cualquier pasión”. Cuando se produce la correspondencia de sentimientos, se da la simpatía, que es para Smith el sentimiento concordante que surge entre el espectador con el “actor real”, el afectado de forma directa. Cuando no se da esa concordancia, en el espectador se produce aversión hacia el sentimiento del actor. La simpatía es relación de sentimientos antes que relación de sujetos. Así Smith (2004) señala lo siguiente: En ocasiones la simpatía aparecerá por la simple contemplación de una emoción determinada en otra persona. (…). La pesadumbre y la alegría, por ejemplo, manifiestamente expresadas en el aspecto y los gestos de alguien, afectan de inmediato al espectador con algún grado de la misma emoción, dolorosa o grata. (…). Pero esto


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.