Eduardo Braun Menéndez: Ciencia y Conciencia, Una Vida Inspiradora

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Eduardo Braun Menéndez

La historia de la computación en la Argentina siguió su camino. Perdimos una gran oportunidad en 1966, pero luego Sadosky fue Secretario de Ciencia y Técnica del presidente Alfonsín en los 80 y nuevamente hizo un gran esfuerzo por recuperar el terreno perdido. A su trabajo se sumó el de muchos otros pioneros que habían sido sus discípulos. Los esfuerzos en la década del 60 y del 80 comenzaron a dar frutos más claramente hace poco más de una década. Hoy, 2014, la Argentina tiene una industria del software muy sólida, que exporta casi 1.100 millones de dólares por año y da trabajo a 100.000 personas de manera directa. Pero, más importante aún, es que la Argentina ocupa un lugar destacado en la “revolución digital” que está profundizando la transformación del mundo moderno en el siglo XXI. Hoy podemos, entre otras cosas, construir satélites de telecomunicaciones, radares o reactores nucleares y apostar a una reindustrialización de alto valor agregado gracias al trabajo incansable de los visionarios y pioneros del desarrollo científico tecnológico del país, que entendieron la importancia de la computación. Desde la Fundación que lleva su nombre tratamos de homenajear a Manuel Sadosky trabajando para implementar sus ideas. Y creemos que es importante destacar esta faceta no tan conocida de Eduardo Braun Menéndez: la de visionario y referente de los reformistas de aquella época, que buscaban avanzar en las transformaciones que tenían que ver con poner a la ciencia y la tecnología en un lugar destacado de la agenda nacional. Su lugar era fundamental entre quienes estuvieron cerca de poner a la Argentina en los últimos tramos de su camino al desarrollo, en ese momento en que algunos de los países que hoy son líderes

en tecnología, como varios del sudeste asiático, estaban en una situación desesperante de guerras y hambrunas. Estos pioneros no llegaron a ver cumplidos muchos de sus sueños, pero las semillas que sembraron y el ejemplo que dejaron juegan un papel fundamental en esta nueva oportunidad que se presenta en la región y que nos encuentra mucho más maduros como sociedad. El mejor homenaje que podemos hacerles es no dejarla pasar, porque esto no debe ser un ejercicio nostálgico. Debemos entender que el verdadero tesoro de la Argentina no radica en sus riquezas naturales, que son importantes, sino en su combinación con las capacidades científico tecnológicas que estamos fortaleciendo a partir de “las brasas de aquel fuego de la universidad de 1955-1966”, como dijo Marcelino Cereijido. El rol de no dejar que otra vez se apague ese fuego le queda a las nuevas generaciones que no llegaron a conocer a los pioneros, entendiendo que esa es nuestra única oportunidad de avanzar en el camino del desarrollo. Y creo que debemos hacerlo siempre mirando el ejemplo de aquellos que dejaron todo por lograrlo en una época mucho más adversa que la actual.

Santiago Ceria

Director ejecutivo de la Fundación Sadosky desde 2011. Licenciado en Análisis de Sistemas de la Universidad de Buenos Aires. Master of Software Engineering de la Universidad Carnegie Mellon. Se desempeñó como ejecutivo en diversas empresas de software. Profesor en diversas universidades en la Argentina. Fue miembro de la Comisión Directiva de la CESSI.

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