Revista Ábaco

Page 31

Documentalmente, las primeras noticias se remontan a la presencia de un puente de madera sobre el río Segura en 1515, según el testimonio certificado por los visitadores de la Orden de Santiago. Un siglo después, el Ayuntamiento intentaba reconstruir otro en 1611, ordenando la tala y conducción de las maderas necesarias, de suerte que sobre estas fechas la puente es una realidad, pues en 1615 ya se constatan las primeras reparaciones. Como garante de la construcción, es el Concejo quien se encargará de su mantenimiento, de forma que en 1633 se creaba una efímera institución para regentarlo al nombrar a D. Antonio López Morote mayordomo y administrador del puente. Dos años después, la estructura se desmoronaba por una avenida del río, llevándose consigo la figura de quien pudo haber salvaguardado su permanencia en otras circunstancias y épocas ulteriores. Ante la eventualidad de la falta del viaducto se suplirá por medio de un doble mecanismo: por un lado la fabricación de cunas, cajón rectangular de mediana dimensión (aproximadamente un metro por 50 cm.) y movido por poleas, que posibilitaba cruzar el río a una persona, algunos objetos y cierta cantidad de productos agrícolas cuyo peso podía oscilar entre los 25 Kg. y los 70 Kg., de tal forma que en 1674 se decide construir una ante la inviabilidad del puente. Estos rudimentarios artefactos subsisten todavía en algunos parajes, aunque la mayoría en pésimas condiciones de conservación. La segunda opción residía en el amparo de un barco que uniera ambas orillas, cuya testimonial presencia quedará ligada a la nostalgia sentimental de la barca del Menjú. Para el año 1681 contamos con un ejemplo de contrato notarial entre el Concejo y el maestro de puentes José Marfil, vecino de la ciudad de Murcia. De sus cuatro condiciones se puede extraer el esquema general de la construcción de un puente de madera: por la primera se estipula su cuantía en 1200 reales de vellón, de los cuales se le adelantan 300 reales (2ª condición): 200 en el momento de la firma y los otros cien cuando regrese de Murcia tras seis días para «disponer de los aderentes que a de traer para la otra obra». Y salvo éstos, como en toda obra pública del Antiguo Régimen, todas las gentes del lugar acudirán con todo lo necesario para su fábrica (condición 4ª); y finalmente, si no se cumpliera lo estipulado, el Ayuntamiento llevaría al maestro de obras ante la Justicia. Dos meses después, José Marfil «maestro que a echo el puente en el rrio Segura desta otra villa» firmaba su carta de pago. La barca del paraje del Menjú permitía cruzar el río a varias personas a la vez. (Principios del s. XX).

El “Puente de Madera” de Blanca, destruido en la riada de “La Bendita” (Viernes Santo de 21 de abril de 1946). Su origen se remonta a principios del s. XX, constituyendo su estructura un referente hipotético de los antiguos puentes de madera que en épocas anteriores se edificaron en el valle del Segura.

Nuevamente, la construcción acabaría por arruinarse; por consiguiente, el año 1684 supone un nuevo impulso, pero esta vez el Ayuntamiento demandaba a la Monarquía la solidez de uno de piedra; entretanto, y previendo la dilatada burocracia, se optó por la provisionalidad de los tablones.

nº 31 / año 2012

29


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.