pueblos indígenas y programas de transferencias condicionadas: estudio etnográfico sobre la imple...

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Funcionamiento del sistema de monitoreo en el ámbito local Los hogares indígenas están conscientes de que el programa Juntos cuenta con un sistema de monitoreo del cumplimiento de las corresponsabilidades que involucra al gestor y al personal de salud y educación. Como señaló una madre de Achoaga: “El jefe del programa Juntos, para que nos controle se va al centro de salud, todo lo que nosotros estamos llevando, control de peso y talla se va a averiguar donde la licenciada, si nosotros mensualmente estamos llevando su peso y talla. Preguntando eso si hemos asistido o no hemos asistido, de acuerdo de esa lista que es lo que ha llevado la licenciada, lo entrega al jefe de Juntos. Entonces de acuerdo de eso, viene a una asamblea, cuando él le invita a todas las beneficiarias, y ahí es lo que pone queja diciendo que ustedes no han cumplido, esta señora ha cumplido. Y aparte de eso, con el profesor también se va a consultar si los alumnos están asistiendo diariamente o no, si es que tienen falta los niños, si no está justificado también nos llama la atención. Así nos controla el jefe de Juntos” (EC. Achoaga.08.MF).

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Durante el trabajo de campo se comprobó que el sistema de monitoreo del programa funcionaba de manera adecuada. Los hogares indígenas reconocían que dicho sistema había mejorado con el paso del tiempo porque se cometían menos errores que en el pasado. Sin embargo, es necesario precisar las funciones del gestor y del personal de salud y educación en la generación de información sobre el cumplimiento de las corresponsabilidades. Un aspecto que era motivo de preocupación entre las usuarias era el de los errores cometidos en los registros de asistencia realizados por el personal de salud y educación, para lo cual solicitaban al gestor que corroborara la información con ellas. Por otro lado, si bien no se observaron casos de microcorrupción asociados al monitoreo de las corresponsabilidades en las comunidades estudiadas, se recogieron testimonios de docentes y enfermeros a quienes algunos padres de familia les habían ofrecido animales o pequeñas sumas de dinero para que no registraran las faltas de sus hijos. Finalmente, se recogieron algunos testimonios sobre las presiones que habrían ejercido los padres ante los proveedores de servicios para no consignar las faltas de sus hijos. El siguiente testimonio de la enfermera de la comunidad awajún de Achoaga es ilustrativo en dos aspectos. Por un lado, comparte su experiencia en las comunidades indígenas del Río Santiago, donde fue testigo de cómo algunos padres de familia presionaban o amenazaban al personal de salud para que no

registrara las faltas. Por otro lado, comenta sobre las mejoras en el monitoreo de corresponsabilidades realizadas en coordinación con el gestor local: “Mmm, cuando cobran. El problema es cuando cobran mamás que no, que sus niños no venían a sus controles. O sea, hay algunas, no te digo acá, he visto esa deficiencia cuando he ido a monitorizar a las comunidades, por ejemplo del Río Santiago, te hablo pues de comunidades pequeñas que también llega Juntos. La población hace que el técnico en ese caso --porque solamente hay técnicos de enfermería-- eh, tanto exigen o insisten o hostigan o te amenazan para que les pongas tú el sello, ¿no? que tenían, el sello de que ha sido controlado, ha sido pesado y que por tanto puedes cobrar, a pesar de que no ha sido así. Entonces, como que un poco hay ese temor, aunque ya… anda nomás. Ha pasado también acá cuando, por ejemplo, han venido a su peso y talla unos niños, cuando yo me doy cuenta que en el banco, le digo pues esta señora no ha venido a su peso y talla, ¿por qué está cobrando? Entonces también falta la participación del gestor. Esos problemitas los vimos en el 2010, se trabajó desde ahí, ya se trabajó con el programa Juntos más continuo, nos reunimos con los gestores locales, entonces se vio que ellos ya venían mensualmente, no solamente a dejarnos los formatos para nosotros poner si vino o no vino la mamá, sino también ellos a venir a ver y a cerciorarse, a trabajar conmigo, porque yo le dije: ese es tu trabajo, yo hago mi trabajo, los dos vemos la asistencia y así nos vamos contentos y yo también firmo. Entonces así es el trabajo hasta ahorita. Hasta ahorita hemos venido haciendo así” (EIC.Achoaga.PSA). También se identificaron casos de gestores que “perdonaban” a las madres para evitar su suspensión del programa. Por ejemplo, durante una reunión del comité local de Juntos en Betania se observó una negociación entre el gestor y una madre, cuyo resultado fue que no se registraron las faltas de sus hijos al colegio, evitando así la suspensión de aquella. Desde la perspectiva de las otras madres presentes en la reunión, el gestor había actuado bien porque se trataba de una familia pobre con muchos hijos. Sin embargo, este tipo de situaciones también puede reforzar una relación paternalista con el gestor y, por ende, con el programa mismo.

Interpretaciones acerca de la suspensión del programa En las comunidades estudiadas coexisten dos discursos sobre las suspensiones. Por un lado, están las familias que reconocen no haber cumplido con las condicionalidades


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