166 – VISIÓN, GOBERNABILIDAD Y GESTIÓN •
Desarrollar el capital humano avanzado de la sociedad, constituido por sus directores, gerentes, profesionales y técnicos, profesores, científicos e ingenieros que se dedican a la investigación y al desarrollo y, en general, por quienes aplican sus conocimientos superiores y redes informativas en forma productiva.
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Proporcionar oportunidades para un aprendizaje permanente, a continuación del nivel secundario, a todos los que deseen o quieran mejorar, renovar o ampliar sus destrezas y capacidades.
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Proporcionar información y conocimientos avanzados para el gobierno y el crecimiento económico del país, mediante el análisis, la investigación y la experimentación en distintas disciplinas y en colaboración con empresas, organizaciones públicas y la comunidad.
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Servir de apoyo vital para una cultura reflexiva y para el debate público, dos pilares sobre los que se construyen la democracia y las libertades civiles de las personas.
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Estimular el desarrollo regional y de las ciudades además de abrir ventanas a la ciencia mundial, a la tecnología y a las ideas contemporáneas.
Por lo tanto, las instituciones de educación superior son poderosos instrumentos encargados de realizar varios objetivos importantes y diversos en la sociedad. Estas instituciones también han sido definidas como “colecciones relativamente firmes de reglamentos y prácticas organizadas, arraigadas en estructuras y recursos que han permanecido relativamente invariables frente a una rotativa de personas y resilientes con respecto a las preferencias idiosincrásicas y a las expectativas de las personas y de las cambiantes circunstancias externas”.2 Ambas dimensiones, instrumentales e institucionales, son interdependientes, pero también están sujetas a tensiones. Como un instrumento de desarrollo económico y de cambio social, las instituciones de educación superior deben responder en forma eficiente a las demandas externas y a las aspiraciones de quienes las apoyan y las necesitan. En su calidad de instituciones, necesitan ser autónomas y desarrollar sus propios valores, cultura organizacional y tradiciones, que impacten la motivación y la capacidad de quienes trabajan en ellas para responder a las expectativas externas. Por lo tanto, es muy importante para la gobernabilidad manejar efectivamente esta tensión entre las exigencias de rendición de cuentas (accountability) y el deseo de la institución de mantenerse autónoma. 2
Olsen 2005, pág.5. LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN CHILE – ISBN 978-92-64-05414-1 © OCDE Y EL BIRD/BANCO MUNDIAL 2009