EL ALMA DE LOS PERROS-Juan José de Soiza Reilly (5ta ed.)

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JUAN JOSÉ

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SOIZA

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sombrero de procedencia hereditaria que ha vetravés de los tiempos, saltando de cabeza en cabeza y que sabe más frenología que Lombroso. Entre el cuello del levitón y el ala del sombrero, surgen dos orejas manumitidas y grenchas de cabello obscuro. Al frente una nariz rojiza extiende la insolencia de su punta sobre la melancolía de un bigote bajo el cual dormita un pucho de cigarro nífico

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Pasa otro levitón. Inquisitorial. Decadente, en decadencia plena. veces, luce matices negros. Observado de más cerca reverdece, como azotea vetusta. Según la inflexión de los rayos solares, se obscurece o se aclara. Tiene rubores o tristezas. Es posible que haya sido confeccionado coiu cuero de camaleón o tegumento de político. El levitón sonríe por entre los dientes de una costura que se descose. Se agita sobre el pescante. Resulta estrecho para contener la corpulencia del Falstaff que va adentro. Tiene intenciones subversivas. Quiere estallar. Quiere abrir válvulas /de escape a esa superabundajacia de gordura cocheril. ¡Esfuerzo inútil! Apenas si la obesidad del cochero puede desbordarse por el cuello. Por allí emerge la cabeza roja, con calvez de vejiga, sosteniendo en una pequeña zona de la cúspide una galera demasiado chica, de copa alta y ala estrecha. Una mariposa posada sobre la cúpula de un templo.

A

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^ ^^ levitón desfila. Antítesis. Es de los hospitalade los benévolos. Pero sucio. Mugriento. Algo va en su interior que parece una osamenta. Es el cochero. Los doliejntes pliegues de la hermosa levita lloran

Otro

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