COORDENADAS
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Ejemplos célebres son La Casa de las Cabezas Negras, antigua sede de varias corporaciones, el complejo de Los Tres Hermanos, llamativos y muy coloridos edificios que un tiempo fueron habitaciones de artesanos, y la iglesia de San Pedro, cuyo campanario – 70 metros de alturaofrece una incomparable vista sobre la ciudad y la Daugava, el río que la cruza. Pero la verdadera joya,- y por esto declarada Patrimonio de la Unesco- es el barrio construido entre finales del Siglo XIX y Siglo XX en la expresión más rica del Art Nouveau: el estilo Jugendstil. Alberta Iela y Elizabetes Iela son las calles en donde se concentran monumentales palacios con frisos neoclásicos, art nouveau y del antiguo Egipto.
La catedral de Riga hermosamente iluminada demuestra el atractivo nocturno de la ciudad.
Además de los numerosos parques, muchos de los cuales son céntricos, existen otros dos barrios muy interesantes: el primero es el área cerca del Puerto, con sus antiguas casas de madera, verdadero símbolo de la arquitectura de las habitaciones locales, y con los viejos almacenes transformados en estudios de la vanguardia artística letón, excelente ejemplo de urbanismo. El segundo es lo que queda de una herida cerrada pero no olvidada: la gran área dormitorio en dos declinaciones del estilo Soviet: aquella leninista, que dentro su gris aspecto concede unos centímetros a las
La Casa de las Cabezas Negras fue construída en 1334 para albergar una order seglar, ahora es sede de la oficina central de turismo.
curvas y al color; y aquella estalinista hecha de bloques de edificios de rigurosa funcionalidad y sordidez monocromática. La diversión en Riga tiene varios perfiles. Uno es el del histórico National Latvian Opera con su calendario de eventos de altísimo nivel. Y existen también una multitud de Museos y Galerías de Arte. Menos intelectual, pero sin duda atractiva, es la oferta de discotecas, bares y restaurantes de las gastronomías más variadas. Y aquí se impone una invitación apasionada al querido turista para que se aventure en la gastronomía letona, y no se quede atrapado en la comodidad de sus costumbres alimenticias. Porque es justo en los restaurantes de cocina tradicional en donde, junto a los sabores, los ciudadanos de Riga nos descubren su refinado gusto estético y el cuidado de los detalles, ya sea en el design contemporáneo o en las revisiones del estilo folk. Pero, a decir verdad, lo que atrae a una pequeña parte de los turistas en la más importante ciudad báltica no es nada de lo ilustrado hasta ahora. El moderno aeropuerto de Riga a menudo acoge la llegada de un turismo obsoleto, el de la Testosterona ingenua… todavía seguro de poder conquistar una rubia local con medias de seda y pintalabios. Los tiempos han cambiado también en esto: ahora el amor se compra en los night clubs con bebidas carísimas y por supuesto, con la tarjeta de crédito.
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