Niños perdidos

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élderes** y dirigía el coro, que tenían tres hijos y uno que llegaría en julio, y que eran grandes oradores, y que debíamos convencerlos de que hablaran en las reuniones sacramentales con la mayor frecuencia posible.... —Oh, te atendió el hermano Hyde. Sólo quiso ser amable. DeAnne no podía creer que el hermano Hyde se acordara de la fecha de nacimiento del bebé, ni que hubiera dado esa información a una desconocida. Pero, a fin de cuentas, todos formaban parte de la Iglesia, y eso significaba que «no había desconocidos, sino conciudadanos de los santos», como decía esa epístola de Pablo a un grupo de griegos. O romanos. O hebreos. —Sí, claro —dijo Jenny—. También me dio vuestra dirección, y luego recordé que el viernes pasado o así me crucé con vuestro camión de mudanzas, y nunca me imaginé que una familia mormona se mudaría a sólo seis casas de la nuestra. Imagínate, tener una vecina mormona. Es algo insólito en Steuben. Aunque Jenny no se hubiera preocupado de guardar los libros por orden alfabético de autores y en los lugares correspondientes, DeAnne se habría alegrado de tenerla allí con tal de no sumirse en sus cavilaciones. A pesar de su formación diferente, Jenny había logrado adquirir una actitud similar hacia la Iglesia. La diferencia consistía en que Jenny estaba dispuesta a decir sin rodeos cosas que DeAnne jamás admitía ante nadie excepto Step. —Tenía que llegar aquí primero —explicó Jenny— o vuestro primer contacto con el primer barrio de Steuben habría sido Dolores LeSueur, nuestra profetisa. —¿Vuestra qué? —Se especializa en visiones y tiene revelaciones para todos. Hace quince años que se muere de cáncer, pero siempre se cura, y como la muerte le respira en la nuca se ha acercado muchísimo a Dios... y eso que antes ya estaba tan cerca de Dios que a lo mejor compartían el cepillo de dientes. No puede decirte hola sin aclarar que el Espíritu le ordenó que te saludara. Te encantará. —¿En serio? No lo creo, si es como la describes. —Oh, te gustará, pues de lo contrario demostrarás que eres un instrumento de Satanás y una influencia maligna. No te preocupes, mientras se salga con la suya es inofensiva. —¿Lo dices en serio? —Desde luego. Si ella está a cargo de una actividad, todo debe hacerse a su manera. Si ella decide que debes dirigir tu organización así o asá, no se te ocurra llevarle la contraria. —¿Afirma que recibe inspiración? —Oh, lo afirma cada vez que tiene que ir al cuarto de baño. Si no estás de acuerdo con ella, insta a sus discípulos a estorbar al obispo, y al final le das gusto con tal de que el obispo te deje en paz. Y si el obispo no cede, ella acude al presidente de la estaca, y si él no le da lo que quiere, llama a Salt Lake hasta que alguien la autoriza a someterte a garrotazos. Pero no permitas que mis opiniones te predispongan contra ella. DeAnne dijo lo que decía siempre, pues sabía que era correcto rechazar la malicia. * La iglesia mormona se divide en jurisdicciones territoriales denominadas «estacas» (stakes), las cuales están integradas por «barrios» (wards). (N. del T. ) ** Quórum: cuerpo de pares dentro de la iglesia mormona. Élder: mormón ordenado como sacerdote de Melquisedec. (N. del T. )


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