XI. Liderazgo docente

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Liderazgo docente

es fácil, al principio, pero enseguida nos sentimos a gusto, integrados en un grupo humano. Lo difícil es mantener esas relaciones. Ocurre cuando llegamos, de nuevas, a un centro educativo, sobre todo si es nuestro primer destino, que encontramos entre los compañeros y compañeras que en él se encuentran personas más o menos cercanas, profesores más o menos afines, pero, en general, no tenemos, al menos en ese primer momento, diferencias con ellos o enfrentamientos. Sin embargo, con el transcurrir de los años, pasados unos cuantos cursos en relación, aquellas relaciones que parecían normales, serenas o incluso maravillosas, se toman en algunos casos difíciles, tensas o distantes. ¿Qué pasa para que esto ocurra? Simplemente que la relación interpersonal produce roces y que estos roces pueden derivar por dos caminos diferentes: uno, positivo, cuando se establecen relaciones de compañerismo y camaradería, al inicio, y de amistad, después. Los mejores amigos y amigas solemos encontrarlos en los centros educativos, porque en ellos nos relacionamos con maestros o profesores como nosotros, con las mismas inquietudes, condiciones laborales, intereses laborales, problemas docentes, etc. No obstante, existe también otro camino diferente, en este caso negativo, cuando se producen distanciamientos, enfrentamiento s, rencillas, envidias, recelos, etc. Éstos son fruto de competencia en la distribución de horarios, de espacios, de puestos, de presuntas o reales preferencias. Y esto lógicamente ocurre cuando un mismo equipo de docentes lleva mucho tiempo junto en un mismo centro. Curiosamente, el profesorado de los centros nuevos, los centros en los que los profesores estamos de paso, los centros con profesorado más joven, los centros de la periferia en la Comunidad Autónoma en la que trabajemos, la provincia o la ciudad, tienen menos dificultades de relación que el resto. La experiencia nos dice que en los centros educativos situados en el centro de la capital de la Comunidad Autónoma y con profesorado de mayor edad, se dan las mayores diferencias en las relaciones interpersonales; se dan las mejores y más fuertes amistades, pero también se dan las relaciones más difíciles o la falta de relación entre determinadas personas. Por todo ello, el método de pensamiento emocional nos propone profundizar en la capacidad para mantener relaciones interpersonales dentro de unos límites razonables. Mantener relaciones supone aprender a mantener relaciones en diferentes planos. Habrá que aprender que las relaciones exclusivas no existen, ni siquiera entre las parejas comprometidas en matrimonio. La conocida frase ¡Si no estás conmigo, estás contra mil, o aquella otra ¡No puedes ser amigo de ninguno de mis enemigos! no dejan de señalar una forma infantil de entender las relaciones interpersonales. Podríamos desarrollar tres ideas al respecto:

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