H50

Page 40

6. Entre cálculos humanos y siembras de Dios En Aparecida, por eso, no nos nacía mezclar cálculos meramente humanos con sabiduría divina. No nos propusimos elaborar las opciones pastorales a partir de la constatación de carencias, falsedades, increencias, injusticias y otros males, para luego deducir y señalar nuevas orientaciones. Antes que nada quisimos reconocer la siembra de Dios, y considerar nuestra labor una verdadera co-laboración, poniendo el fundamento de nuestro trabajo en el plan del Padre, en la Pascua de Cristo y en las mociones del Espíritu Santo. Los párrafos sobre la ecología (125s), por ejemplo, muestran la necesidad de respetar la sabiduría del Creador, constituyéndola en el fundamento de nuestra intervención en el mundo. Pero quien reconoce la siembra de Dios, busca sus frutos y tiende con toda el alma a superar carencias y remediar males, pero a partir de la verdad, la vida, los caminos y los dones que provienen de Dios. El documento se refiere a la obra de Dios también cuando valora su siembra en la religiosidad popular. Lo dice con estas palabras en el número 263: «No podemos devaluar la espiritualidad popular, o considerarla un modo secundario de la vida cristiana, porque sería olvidar el primado de la acción del Espíritu y la iniciativa gratuita del amor de Dios. En la piedad Llama la atención una popular se contiene y expresa un intenso sentido de la trascenden- valiosa novedad, a saber, cia, una capacidad espontánea de apoyarse en Dios y una verda- la mención explícita de la dera experiencia de amor teologal. Es también una expresión de responsabilidad del varón sabiduría sobrenatural, porque la sabiduría del amor no depende y padre de familia, tan directamente de la ilustración de la mente, sino de la acción interna silenciada hasta ahora de la gracia. (…) Es una espiritualidad encarnada en la cultura de con ocasión de la justa y los sencillos, que no por eso es menos espiritual, sino que lo es de necesaria promoción de la dignidad y la participación otra manera». Al lugar que queremos darle a la siembra de Dios ya se refería el de las mujeres. Documento de Síntesis en el número 317: «Toda iniciativa y todo plan pastoral en la Iglesia ha de tener presente la acción del Espíritu Santo. Nosotros colaboramos con Él. Por eso, no basta con constatar carencias y deducir de ellas nuevas intervenciones pastorales. Aún antes de elaborar nuevos planes pastorales, es necesario contemplar y discernir las iniciativas que ya ha tomado o está tomando el Espíritu Santo. Éste es el primer imperativo de todo plan y de toda pedagogía pastoral. Ha de buscar cuidadosamente las personas y comunidades, y las iniciativas evangelizadoras a través de las cuales el Espíritu ya está obrando, como asimismo los carismas que Él sembró y está sembrando en el Pueblo de Dios. El bautizado, cuando piensa en su acción evangelizadora, debe tener la confianza de que no parte de cero. Alguien, el Espíritu Santo, ya trabajaba antes que Él y lo invita a colaborar con Él, tomando como punto de partida la vida y las iniciativas que ya existen y que esperan aliento, apoyo, conducción e integración para ser plenamente fecundas y dar todos sus frutos». Desde esta opción necesaria, que no nos apartó de una visión realista de la acción de quienes siembran cizaña y de sus efectos, personales y estructurales, destructivos de la dignidad humana, el primado de la acción del Espíritu llevó a los obispos a valorar

H 251


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.