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Diario Financiero - VIERNES 14 DE OCTUBRE DE 2016
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El efecto de cosmovisión en la obra de Gaudí Hace ya 90 años, el 7 de junio de 1926, el arquitecto catalán, hoy Siervo de Dios, Antoni Gaudí i Cornet moría en una calle de Barcelona, atropellado por un tranvía. Presentamos el siguiente texto al conmemorarse este nuevo aniversario. POR JAVIER MONSERRAT*
Son sorprendentes las circunstancias que acompañaron el fallecimiento del arquitecto Antonio Gaudí y Cornet en la tarde del 7 de junio de 1926. Un anciano de gran cabellera y barba blanca espesa, con un traje negro en mal estado y bufanda, caminaba como si estuviese perdido por la ciudad, aparentemente distraído por lo exterior, pero probablemente ensimismado en su mundo interior. Ese anciano, que sólo despertaba indiferencia en la gente, no advirtió el paso de un tranvía por la Gran Vía, entre las calles Girona y Bailén. El tranvía lo sorprendió, lo atropelló y lo dejó tendido en el suelo. Después del incidente lo llevaron a una posta cercana y luego fue trasladado a la Santa Creu, el antiguo hospital medieval en pleno barrio gótico, triste lugar de depósito de los pobres, donde llevaban a morir a los indigentes de la ciudad. Nadie lo reconoció. No tenía documento alguno consigo. En un bolsillo de la chaqueta encontraron únicamente un puñado de pasas y avellanas, y en otro bolsillo una pequeña edición de los Evangelios ajada y consumida por el uso. Al día siguiente fue identificado por el capellán de la Sagrada Familia, Mosén Gil Parés. *** Gaudí fue un naturalista: un discípulo consciente y alerta de la madre naturaleza. No nos parece que su proyecto haya ido más allá de semejante modernismo naturalista, entendido como instrumento expresivo de un simbolismo cristiano nacido como sublimación goticista de la cultura catalana; pero, más allá de su proyecto subjetivo, la obra de Gaudí -como siempre ocurre con los grandes productos artísticos- tiene un gran poder de sugerencia estética. El efecto estético depende de la subjetividad contemplativa. Para explicar cómo nace el efecto de cosmovisión producido en nosotros por la obra de Gaudí, consideremos un triángulo interactivo. El primer vértice está constituido por la objetividad resultante de la obra misma: es la obra hecha de mundo físico, piedra, hierro, cristal, color, etc. El segundo vértice es el artista creador: es la subjetividad creativa del arquitecto, que realiza un proyecto subjetivo plasmado en su obra. El tercer vértice es la subjetividad contemplativa del observador, que contempla la obra a través del mensaje en clave que el arquitecto creador
Un fin de semana de Música y Arte SÁBADO 15 y DOMINGO 16 DE OCTUBRE El Monasterio Benedictino, Revista Humanitas (PUC) y los artistas de los Talleres de los Oficios, invitan a un encuentro de música y arte en las inmediaciones del monasterio de Las Condes.
19:15-20:15 CALENDA MAIA Música y Teatro Medieval.
PROGRAMA Sábado, desde las 11:00 hrs. Mañana: Talleres de telar, manualidades, grabado, orfebrería y otros para niños y adultos.
12:00 hrs Encuentro con el arquitecto catalán José Manuel Almuzara, quien hablará de “Gaudí y la Naturaleza”. (J.M. Almuzara es Presidente mundial de la Causa Gaudí ante el Vaticano)
17:00-18:00 CORO COLEGIOS SIP (Sociedad de Instrucción Primaria) Música Barroca Misional.
Francisco Bulnes Correa 699, Las Condes Entrada Liberada Estacionamiento gratuito
quiere transmitirle. Ubicamos por tanto al observador ante la obra de Gaudí. La primera impresión es que se trata de una construcción nacida de la naturaleza misma: es consecuencia de la intención explícita de Gaudí, que aplicaba su naturalismo modernista aprendiendo de la naturaleza, disponiendo el material como lo haría la naturaleza misma. Así, en nuestra lectura personal, la construcción gaudiana de la madurez se presenta siempre como la
* Redactor de la revista La Civiltà Cattolica.El artículo completo del autor, puede leerse en www.humanitas.cl
Domingo, desde las 11:00 hrs. Mañana: Talleres de telar, manualidades, grabado, orfebrería y otros para niños y adultos.
naturaleza misma que se transforma en edificio. Esto significa que el observador percibe el edificio gaudiano como resultado de una autogénesis natural. No ocurre lo mismo en los edificios de la arquitectura racionalista, que sólo es propio del impacto estético germinal de la obra de Gaudí.
Las dimensiones mágicas En el edificio gaudiano, se esconden el arquitecto y su racionalismo constructivo,
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cuya presencia se ve como un brote natural de la naturaleza misma. Es como una organización natural que produce la autogénesis del edificio: en el fondo, Gaudí decía que debemos dejar hablar a la naturaleza. Con todo, el observador debe saber que detrás de este edificio hay un arquitecto, una razón. Comprende así que la razón de este arquitecto ha procedido ocultándose y activando el proceso de autogénesis natural. El observador comienza a ver al arquitecto como un mago que sabe generar la potencia organizativa de la naturaleza. La arquitectura es piedra y puro mundo físico. Así, la autogénesis natural nos abre una primera y fundamental dimensión mágica, que nos comunica un primer mensaje: todo es autogénesis natural a partir de su raíz física. Este primer movimiento germinal de la física, de la pura piedra, el iniciar su camino primitivo hacia un hábitat humano y una génesis desde el mundo vegetal, se nos presenta en una forma especialmente impresionante en el parque Güell, en la cripta de la finca Güell y sobre todo en la Pedrera. En esta última, un desconcertante mar ondulante de pura piedra del desierto se organiza en forma de edificio, de hogar humano, con un primer afloramiento de elementos vegetales primitivos en la oscura reja de los balcones, y con algunas chimeneas enigmáticas que nos abren a una visión interior, la cual anticipa la presencia del espíritu futuro en la pura esencia de la piedra. La segunda dimensión mágica: en su proceso de autogénesis, la naturaleza nos ofrece el afloramiento del mundo vegetal. En el parque Güell vemos efectivamente cómo la pura piedra primitiva se transforma en una sinfonía vegetal viviente: de la vegetación barroca de la fachada al bosque interno de árboles-columnas o a los inmensos cipreses que sostienen, elevados al cielo, el simbolismo cristiano. Así como en la Pedrera la pura física culmina mágicamente en habitación humana, en la Sagrada Familia la vida vegetal surge de la piedra para culminar en una colosal sinfonía como templo cristiano. La tercera dimensión mágica: la autogénesis natural transforma también la piedra en un mundo animal que culmina al servicio del hombre. Observamos la autogénesis animal en el parque Güell y en la Sagrada Familia (la tortuga que sostiene la columna, ayudando al reino vegetal a elevarse como templo cristiano); pero es prácticamente un tema monográfico en la impresionante casa Batlló, donde la estructura ósea sostiene el edificio, el gusano se envuelve helicoidalmente para servir de escala, y el dragón vigila desde la terraza el hogar humano (y conjuntamente, de nuevo, el enigmático ojo del espíritu mira fuera de los balcones). La cuarta dimensión mágica entra ya en el mensaje del mundo humano: la naturaleza, que culmina mágicamente en edificio al servicio del hombre, acoge la génesis y la historia humana, que se percibe ya como futuro en las fantasmagóricas visiones de la Pedrera o la casa Batlló. Así, la naturaleza autogenera y acoge a las figuras humanas y la historia, que encuentran su nicho natural en la sinfonía vegetal de la Sagrada Familia (incluido el terrorista, que tiene dramáticamente una bomba en la mano). En la quinta y definitiva dimensión mágica, esta prodigiosa autogeneración natural integra
En el edificio gaudiano, se esconden el arquitecto y su racionalismo constructivo, cuya presencia se ve como un brote natural de la naturaleza misma. En la quinta y definitiva dimensión mágica, esta prodigiosa autogeneración natural integra los elementos esenciales del misterio cristiano (encarnación, muerte y resurrección de Cristo: las tres fachadas de la Sagrada Familia) colocando la simbología cristiana (…) (…) como claves para la culminación última del templo, que nos comunica un mensaje final explicativo del universo: el símbolo de la cruz en la parte más alta del templo, bajo el extremo superior de la cúpula central. José Manuel Almuzara, Presidente mundial de la Causa Gaudí ante el Vaticano, Bendecido y enviado por el Papa Francisco para difundir “Gaudí y la Misericordia”, dictará dos conferencias del arquitecto catalán, en conjunto con una obra teatral sobre su vida.
La naturaleza autogenera y acoge a las figuras humanas y la historia, que encuentran su nicho natural en la sinfonía vegetal de la Sagrada Familia (incluido el terrorista, que tiene dramáticamente una bomba en la mano).
los elementos esenciales del misterio cristiano (encarnación, muerte y resurrección de Cristo: las tres fachadas de la Sagrada Familia), colocando la simbología cristiana –en este caso con palabras-señales grabadas en la piedra como si las pronunciase la naturaleza misma- como claves para la culminación última del templo, que nos comunica un mensaje final explicativo del universo: el símbolo de la cruz en la parte más alta del templo, bajo el extremo superior de la cúpula central. Pensamos por tanto que el efecto de cosmovisión de la obra de Gaudí, un efecto en el fondo mágico, es el de la unidad psicobiofísica del universo. Es el mensaje que no nos ofrece Gaudí, sino la naturaleza misma, mostrándonos que su complejo proceso psicobiofísico de autogénesis culmina en una lectura cristiana
centrada en el misterio de Cristo. Más que un mensaje actual, es un mensaje profético: comenzamos a vislumbrar la cercanía de una mejor comprensión humana de la unidad psicobiofísica del universo (según algunos, éste es actualmente el problema principal de la ciencia). En todo caso, la lectura cristiana de la unidad del universo psicobiofísico es un futuro en el cual Gaudí creyó proféticamente, pero que depende de la capacidad de los cristianos de realizarla. Su obra, enmarcada en la extraordinaria tradición gótica y modernista de la ciudad de Barcelona, constituye un patrimonio histórico y artístico de importancia imponderable. En los últimos 50 años, el interés por la obra de Gaudí ha despertado y crecido en gran medida, pero probablemente será aún mayor en los próximos años.
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REVISTA DE ANTROPOLOGÍA Y CULTURA CRISTIANA de la pontificia universidad católica de chile
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