e-book Ministerio de Turismo ya

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Ministerio de Turismo ya ¡no!

II Una larga cola (leer a Chris Anderson) de empresas turísticas adaptadas a su nicho de mercado y en permanente transformación, conforme a los cambios en los hábitos culturales de la ciudadanía y a la progresiva expansión de las clases medias en los países emergentes.

VI Sin competencias directas en Turismo por parte de la Administración pública, que sería lo deseable, toca imaginar un escenario de innovación, cooperación y diferenciación en el que estén involucrados todos los actores del sector turístico. Esta casa de todos puede ser muy bien un consorcio en el que participen con representación abierta las empresas, los trabajadores, las instituciones públicas y, por qué no, la inteligentsia social, cultural y económica de la sociedad españolas, incluida naturalmente la turística. Porque es competencia de todos los ciudadanos, y no de un único ministerio, cumplir las reglas de la hospitalidad que determinan la fenomenología del turismo, su transversalidad, las actuaciones globales en infraestructuras públicas y privadas, las fuentes de energía, el medio ambiente, el consumo responsable, la cultura, el paisaje… De carácter público-privado, es decir, con dotación pública y privada a partes iguales, este Consorcio de Turismo ejercería ese liderazgo que debe situar a España en una nueva dimensión turística. Un universo paralelo al que hemos habitado hasta ahora que no será de masas, ni de lujo, ni playero, ni rural…, sino experiencial, culto, refinado, alegre y sostenible para todos.

III Una cultura más arraigada de innovación empresarial, y no solo en las corporaciones del ámbito turístico. Empresarios y trabajadores precisan una mayor comprensión de qué es, cómo se aplica y para qué sirve la práctica cotidiana de la innovación, de ir más allá en lo habitual, de traspasar las fronteras de lo conocido y lo acomodaticio. Se necesita más investigación, más aplicaciones, más conocimiento del mercado, explorar el neuromundo de las emociones, comprender los meandros de la inteligencia emocional, diseñar una arquitectura de los sentidos, reconvertir los destinos turísticos obsoletos, superar el modelo antiguo de servicios por uno nuevo de liturgias… En fin, cambiar la Q de calidad por la C de cultura. IV El fomento de la cooperación interempresarial porque esta nueva era que comienza estará dominada por la gestión del conocimiento. Y en la nueva sociedad post crisis, las empresas y los trabajadores competirán, no por ser los mejores hurtando conocimiento a los otros, sino por ser distintos compartiendo ese conocimiento que es común a todos y del cual todos se pueden beneficiar en el logro de su diferenciación.

Fernando Gallardo 07 / 09 / 2011 Lea aquí el artículo en la página original

V Una menor tutela del Estado en aras de una mayor responsabilidad ciudadana. Esta nueva cultura democrática obliga a las empresas a asumir un rol indiscutible en su responsabilidad social corporativa. Y a los ciudadanos, a gestionar mejor el conocimiento en vías de un consumo más informado y más responsable. Porque la primera condición de la sostenibilidad es su capacidad de ser viable sin la beneficiencia pública.

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