Salud y Vida

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El cáncer de mama es una enfermedad que en un comienzo no presenta síntomas visibles. Es a su vez este momento el ideal para atacarla. De acuerdo a la American Cancer Association – y reforzando lo expuesto anteriormente -, casi la totalidad de los casos detectados y tratados precozmente pueden ser curados. Está comprobado que las campañas de detección precoz que se realizan son altamente efectivas y han disminuido el número de muertes por esta enfermedad. Como vemos, entonces, es fundamental la detección precoz desde nuestro lugar. El primer paso es informarnos y saber qué podemos hacer para estar prevenidas. A continuación, algunas claves de utilidad.

Conoce los factores de riesgo Un factor de riesgo es aquel elemento que aumenta las probabilidades de padecer cierta enfermedad. Es necesario aclarar que tener uno o varios factores de riesgo no implica que uno tenga o vaya a desarrollar esta enfermedad. Estos simplemente son indicadores que nos permiten ubicarnos dentro de alguno de los grupos que miden el riesgo. Tener un registro de estos permite informar a nuestro médico para que él pueda tomar acciones en consecuencia. Es importante conocer si somos parte de la población de riesgo y qué cuidados hay que tener a partir de esto. Dentro de los factores de riesgo, hay factores modificables y no modificables. Si bien no hay una relación directa comprobada entre los factores alterables y la enfermedad, hay estudios que indican que hay cierta correlación entre ellos. Conociéndolos, podemos realizar los cambios necesarios en nuestra vida.

Factores no modificables:   

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Ser mujer: El principal factor de riesgo para esta enfermedad es pertenecer al género femenino. Los hombres pueden desarrollar cáncer de mama, ya que poseen glándulas mamarias, pero sus probabilidades son mucho más bajas que en las mujeres. Tener más de 55 años: Otro factor de riesgo inmodificable es la edad. Con la edad, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Dos de cada tres pacientes con cáncer de mama invasivo sobrepasan los 55 años. Poseer una predisposición genética: La genética es el tercer factor de riesgo. El poseer una historia familiar de cáncer de mama inmediatamente implica un control más riguroso para la detección precoz. Se calcula que entre un 5% y un 10% de los cánceres de mama son hereditarios. De acuerdo a la American Cancer Association, tener o haber tenido un familiar consanguíneo directo que haya padecido esta enfermedad duplica las probabilidades de tener esta enfermedad en algún momento de la vida. Contar con un historial personal de cáncer de mama: Este es otro de los factores de riesgo inalterables. Una mujer que ya ha sufrido esta enfermedad tiene más probabilidades que la mujer promedio en desarrollar cáncer de mama nuevamente. No haber tenido hijos: Las mujeres que hasta los treinta años no han gestado y dado a luz hijos tienen una probabilidad mayor de presentar cáncer de mama.


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