Historia Universal: El Alba de la Civilización

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relaciones comerciales con otros países fueron más frecuentes, la plata perdió su valor y el oro ocupó el primer puesto. Los egipcios adquirieron gran habilidad para trabajar el oro y la plata. Los orfebres de la Antigüedad eran consumados maestros en el arte de cortar finas placas de oro, fragmentos de vidrio y piedras preciosas. La hermosa piedra blanca con que los egipcios revestían las pirámides y las mastabas era extraída de las montañas de los alrededores de Sakkara, región que proporcionaba también el alabastro. El valle está cerrado por un enorme muro de piedra, probablemente una presa destinada a recoger las aguas de lluvia durante los meses de invierno. Las canteras de gres eran muy activas, sobre todo las de Silsileh, a ciento cuarenta kilómetros al sur de Tebas, en donde se recogían los materiales destinados a los templos de Karnak, Luxor y otros lugares. Se sabe que las canteras daban trabajo a unos tres mil hombres cuando se construyó el gran templo de Ramsés, en Karnak. Seti I cuenta orgullosamente en una inscripción que trataba a sus obreros con mucha humanidad y les daba raciones de "pan, carne de buey, carne asada, pescado y cantidad ilimitada de legumbres". Durante el Imperio antiguo, ya se extraía, cerca de Asuán, el granito para las pirámides, los sarcófagos y las mastabas. La piedra de Asuán se encuentra en casi todas las ruinas de Egipto. Hoy se puede ver de qué forma se separaban los enormes bloques de piedra. Primeramente hacían unos agujeros en la roca a distancias regulares, luego metían allí unas cuñas de madera, se echaba agua para que éstas se hincharan y la roca se desprendía por efecto de la presión.

Traslado de uno de los colosos de la cantera al templo. La gigantesca estatua está colocada sobre un trineo, del que tiran 171 hombres mediante cuatro cables. Sobre las rodillas del coloso, un capataz da órdenes gritando y golpeando; en los pies de la figura, un hombre echa agua en el camino para evitar que el trineo se incendie por frotamiento; bajo la estatua, hombres que llevan agua potable para los obreros y otros que transportan vigas, seguidos por unos vigilantes armados de garrotes; encima, hombres llevando ramos de palmera rinden homenaje a su señor. La cantidad de individuos aquí representada sólo es una parte insignificante de la totalidad, pues se cree que para un transporte semejante en la época de Ramsés II se emplearon unos 80.000 obreros.

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