Italia en la 2a. Guerra Mundial

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La Cipelli italianas fueron reemplazadas por la Haasen de elaboración sueca y las Bontempelli, también itálicas, éstas últimas dotadas de una estría helicoidal que las hacía girar sobre su eje y las hacía caer vertical mente desde cualquier posición que se las arrojase. En diciembre de 1911 se llevó a cabo el primer ataque de infantería con apoyo aéreo, acción que tuvo lugar durante la arremetida sobre Ain Zara y en los primeros meses del año siguiente, Piazza y Gavotti efectuaron algunos vuelos nocturnos, que se vieron coronados con la misión de reconocimiento que en horas de la noche llevó a cabo el capitán Marenghi (2 de mayo de 1912). Pocos días después el mismo Marenghi realizó el primer bombardeo nocturno de la historia al atacar posiciones turcas en el desierto. La única baja fatal que experimentaron los pilotos italianos fue la del subteniente Piero Manzini, cuyo aeroplano se estrelló el 25 de septiembre de 1912 durante un raid de exploración. Los italianos también utilizaron dirigibles y globos para efectuar patrullajes y atacar al enemigo en diferentes puntos, acciones que han quedado registradas por las cámaras de los corresponsales de guerra y dieron la vuelta al mundo.

Una victoria arrolladora Arrolladas en todos los frentes, superadas en armamento, técnica y espíritu combativo, las fuerzas turcas acabaron por colapsar y el 18 de octubre de 1912, a más de un año de iniciado el conflicto, capitularon. Ambas naciones firmaron el Tratado de Ouchy, también llamado Primer Tratado de Lausana, en la que Turquía se vio obligada a ceder Libia a los vencedores, a retirar sus fuerzas militares y el personal de gobierno de la región y pagar una indemnización por daños de guerra.

Desembarco italiano en la isla de Rodas Italia expandió su imperio en África, y al obtener el control de Cirenaica y Tripolitania, aseguró su dominio sobre un vasto sector del Mediterráneo, además de ganar una amplia porción de tierras fértiles al norte de Libia, que fueron entregados a los colonos peninsulares e incrementaron su poder de producción. Durante los combates, murieron 14.000 turcos y árabes, en tanto unos 5.500 resultaron heridos de diversa consideración. Además, Turquía perdió buena parte de su flota y las islas del Dodecaneso que le dieron a Italia el control de las rutas comerciales en el Egeo y en cierta medida, el acceso al Mar Negro, además, su posición se vio notablemente debilitada, no solo en África, con la pérdida total de sus dominios sino en los Balcanes, donde griegos, albaneses y búlgaros se hicieron fuertes aprovechando su estrepitosa derrota. Italia, por su parte, perdió 3.400 hombres y tuvo 4200 heridos pero además de haber incorporado un amplio territorio, pudo experimentar nuevas armas y formas de hacer la guerra, siendo la primera

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