El panorama de la ciencia de Bertrand Russell

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separado.14 Queda un principio práctico y aproximado en circunstancias adecuadas, pero no puede ser establecido como una propiedad general del universo. Indudablemente, cuando falla, la ciencia se hace muy difícil; pero, por lo que podemos colegir al presente, posee verdad suficiente para ser empleado como hipótesis, excepto en los cálculos más delicados y avanzados. CAPÍTULO III LIMITACIONES DEL MÉTODO CIENTÍFICO Todo el conocimiento que poseemos es o conocimiento de hechos particulares, o conocimiento científico. Los detalles de la historia y geografía quedan apartados de la ciencia, en cierto modo; esto es, son presupuestos por la ciencia y forman la base sobre la que se levanta aquélla. Los detalles que son exigidos en un pasaporte, como el nombre, fecha de nacimiento, color de los ojos de los abuelos, etcétera, son hechos brutos; la existencia pasada de César y Napoleón, la existencia actual de la Tierra y del Sol y de otros cuerpos celestes, pueden también considerarse como hechos brutos. Es decir, que la mayoría de nosotros los acepta como tales; pero, hablando exactamente, implican consecuencias que pueden ser correctas o no. Si un muchacho que aprende historia rehusase creer en la existencia de Napoleón, sería probablemente castigado, lo que para un pragmatista podría constituir prueba suficiente de que existió dicho personaje. Pero si el muchacho no fuese pragmatista, podría reflexionar que, si su maestro tuviese alguna razón para creer en Napoleón, podía haberla expuesto. Muy pocos profesores de historia, a mi juicio, serían capaces de presentar un argumento aceptable en demostración de que Napoleón no es un mito. No digo que no existan tales argumentos; sólo afirmo que la mayoría de la gente no sabe cómo son. Es claro que si se ha de creer algo que no conozcamos por experiencia propia, habrá alguna razón para creerlo. Generalmente, la razón es la autoridad. Cuando se propuso por vez primera establecer laboratorios en Cambridge, el matemático Todhunter objetó que era innecesario para los estudiantes ver realizados los experimentos, ya que los resultados podían ser atestiguados por sus profesores, todos hombres de la más alta autoridad y muchos de ellos clérigos de la Iglesia de Inglaterra. Todhunter consideraba que el argumento de la autoridad bastaba. Pero todos nosotros sabemos cuan frecuentemente ha resultado equivocada la autoridad. Es cierto que la mayoría de nosotros debemos depender inevitablemente de ella para la mayoría de nuestro conocimiento. Acepto, basado en la autoridad, la existencia del Cape Horn; y es, desde luego, imposible que cada uno de nosotros pueda comprobar todos los detalles geográficos. Pero es importante que exista la oportunidad para la verificación y que su necesidad ocasional sea reconocida. Volvamos a la historia. A medida que retrocedemos en el pasado, la duda crece sin cesar. ¿Existió Pitágoras? Probablemente. ¿Existió Rómulo? Probablemente no. ¿Existió Remo? Casi es cierto que no. Pero la diferencia entre la prueba para Napoleón y la prueba para Rómulo apenas existe. Hablando con rigor, ni la una ni la otra pueden ser aceptadas como un hecho evidente, ya que ninguna de las dos cae dentro de nuestra experiencia directa. ¿Existe el Sol? La mayoría de la gente diría que el Sol entra en el campo de nuestra experiencia directa en un sentido que no cabe aplicar a Napoleón. Pero al pensar así resultarían equivocadas. El Sol está separado de nosotros por el espacio, mientras Napoleón lo está por el tiempo. El Sol, como Napoleón, sólo es conocido por nosotros a través de sus efectos. La gente dice que ve el Sol; pero esto sólo significa que algo ha 14

Ved The Principies of Quantum Mechanics, deDirac, página 130


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