24 lat abr6

Page 4

6.04.2014 LA REVISTA DOMINICAL DE

EL HERALDO peso del tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense. Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán: ¡Es hora de embriagarse! Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, ¡embriáguense, embriáguense sin cesar! De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca”. Arlington ha seguido en gran medida las directrices que le trazó Baudelaire desde esas líneas; ha vivido embriagado de poesía, de música, de folclor y de virtud para sembrar semillas de humanismo en todos los seres que toca. Surge aquí la pregunta: ¿Por qué dos hombres que nacen a tan corta distancia –entre Cereté, donde nació Raúl, y San Pelayo, donde lo hizo Arlington, hay escasos nueve kilómetros– son permeados de tan distinta manera por esa especie de orden que dio el escritor francés en su texto magistral? Pardo Plaza no es abstemio, de hecho le encanta el buen vino, el ron, el whisky y una que otra cerveza de vez en cuando, pero nunca llegará a cometer excesos que lo lleven a un desenlace fatal. Prefiere imbuirse en la sonoridad de la gaita, los tambores y la ocarina para embriagarse con el sabor del Caribe. NIÑEZ MUSICAL EN SAN PELAYO.

Las tradicionales fiestas patronales en honor a San Juan

Algunas de las publicaciones educativas musicales de Pardo Plaza. También en las fotos, en tareas como instructor, a través de la Fundación Banda Folclórica Distrital, en los corregimientos de Juan Mina, en la Institución Educativa 176.

4 de Pelayo, que se celebran cada 26 de junio, siempre han sido grandiosas en este municipio cordobés, a orillas del río Sinú. A mediados de la década de los setenta, mientras los adultos se deleitaban consumiendo cantidades de licor y saciando su morbo primitivo con cada cornada de los jugados y aviesos toros a los osados manteros que arriesgaban su vida para obtener un premio de algún ganadero, so pena de dejar sus tripas en las astas de uno de esos cuadrúpedos furiosos, los niños se asomaban por debajo de los palcos para copiar ese modelo de diversión primitiva e infracultural y después replicarlo a escala. Arlington Pardo era quien lideraba el grupo de unos veinte infantes que, luego de terminadas las corralejas, se divertían a sus anchas haciendo su propia fiesta, una especie de ‘corralejita’, con lo que tenían a la mano, aprovechando que los patios de las casas, que conformaban un solo espacio, muy amplio, ya que no era de usanza la cerca separadora entre casa y casa. “Recogíamos recortes de madera de las construcciones, palos y troncos que dejaba el río Sinú en los playones y con eso hacíamos una minicorraleja con palcos y todo, recuerda. Unos se disfrazaban de toros, otros de toreros o banderilleros y recreábamos todo lo que habíamos visto en la plaza. Pero

ARCHIVO EL HERALDO

Arlington Pardo es director fundador de la Banda Folclórica Distrital de Barranquilla, con la que ha estado en Francia, España, Portugal y gran parte de las ciudades de Colombia.

a mí lo que me gustaba era organizar y dirigir ‘La bandita’. Con tapas de olla, peroles y tanques vacíos hacíamos los instrumentos, y los sonidos de las trompetas, bombardinos, clarinetes y trombones los imitábamos con la boca”. Eso lo hicieron durante varios años, pero cada vez le iban incorporando instrumentos que, aunque rústicos, se asemejaban más a los reales. Fue cuando Arlington fabricó su primera gaita, usando el cilindro vacío de un lapicero, al que le hizo seis perforaciones, y la cabeza la armó con el relleno de una batería, arriesgándose a un envenenamiento. Poco tiempo después, Pardo organizó la Banda Infantil de Hojitas de San Pelayo; sonaba tan bien, que su tía Felipa Plaza se dio a la tarea de buscar patrocinadores para mostrarla como un orgullo pelayero. Fue tan exitosa su gestión que llevó a estos niños, encabezados por Arlington, a recorrer varias ciudades, llegando incluso a Bogotá, donde se presentaron en varios programas de televisión, entre ellos Animalandia, que presentaba Fernando González Pacheco, y Galaxia Musical. MÚSICO PRECOZ. Una de las situaciones que más impactaron a Arlington en su infancia fue la diversidad de manifestaciones musicales autóctonas que anegaban a su pueblo, como las riadas del Sinú, cuyas aguas se desbordan cada invierno inundando las fértiles tierras que atraviesa. Además de las bandas de viento, llegaban los gaiteros, los ejecutantes de ocarina y arco sonoro, los cañamilleros, las cantadoras de bullerengue, la zafra mortuoria, los septetos palenqueros y los conjuntos típicos de acordeón. Todo ello, sumado a los discos de artistas cubanos que su padre, el odontólogo samario Jaime Pardo Bornachera, y los elepés de famosas bigbands que ocasionalmente llevaba el profesor Fernando Aguilar, más su inquietud como precoz lutier, se fue convirtiendo en un gran guiso sonoro en su sangre, su cerebro y piel, llevándolo muy temprano a codearse con grandes figuras del


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.