Revista Orsai — Temporada 2, Episodio 3

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QUERIDA ESTEFI, QUERIDO JUAN

El carpero pide permiso en el balneario y me lleva hasta Zákate. Cuando llegamos está mi tía en la orilla, haciendo como que está desesperada buscando a su sobrino. Cuando me ve, corre y me abraza. —Ay, Negrito, cómo me preocupé, si se enteran tus viejos me matan, ¿cómo estás? —Bien, tía. —Gracias por traerlo. No sé cómo lo perdí de vista. —Ni lo menciones. —Julieta —le dice mi tía, presentándose—. Vos sos... —Christian. —Christian, ¿te puedo invitar una cerveza? La escena me molesta más que nada por lo repetida. Me voy al agua y la dejo ahí, hablando con el carpero. A la noche estoy durmiendo en mi cuarto cuando me despierto para hacer pis. Antes de entrar al baño escucho unos ruidos que vienen desde abajo. Me asomo a la escalera de caracol y ahí está mi tía, en el sofá cama, en tetas, con Christian el carpero entre las piernas. Todo me parece increíble. Mi tía Julieta, con su pelo colorado, su piel blanca y sus tetas desparramadas por todo su cuerpo. Tiene los ojos cerrados y la boca abierta. El carpero Christian con la espalda muy bronceada y el culo blanco al aire, hunde la cabeza en la concha de mi tía. Mi mano salta sola hacia mi pito y me la apretujo con todo gusto. Christian el carpero se para y de pronto pone frente a la cara de mi tía una pija enorme y peluda. Es como la de mi papá, pero la de mi papá solo la vi en el vestuario del club, blanda y colgando. Esta está dura, grande y se dobla un poco hacia arriba. Mi tía se sienta en el borde del sofá cama, se acomoda el pelo detrás de la oreja y se la mete en la boca. Siento un escalofrío en todo el cuerpo. Lo más parecido a esto que vi alguna vez es la revista porno que Facundo Blanco llevó al campamento del colegio y que le sacó el profesor de Educación Física. Julieta se mete todo el pito en la boca y cuando no puede más, lo agarra del culo y hace presión hacia ella.

Verano de 1992 —Vení, ponéte la pulserita. —No quiero, tía. —Dale, antes te divertía. Mi tía Julieta es la hermana menor de mi papá. Como son seis hermanos y mi papá es el mayor, se llevan muchos años de diferencia. Ella tiene veintiuno. Vino a pasar unos días con nosotros y duerme en un sofá cama en el living. A pesar de la queja, me dejo poner la pulserita que dice Balneario Zákate – 131 y Playa – Carpa 20. Se la ponen a los nenes más chicos, para que los traigan de nuevo con sus padres si se pierden. Paso a cuarto grado y ya no me pierdo. Mis papás me dejan andar solo por todo el sur de Villa Gesell. Pero esto es un plan de mi tía. Tengo que ir a buscar a un tipo que a ella le gusta y decirle que estoy perdido y que quiero que me lleve a la carpa 20 de Zákate. Ya me hizo hacerlo varias veces desde que soy chico. En general son los guardavidas. —Andá a buscar al carpero de Noctiluca. —¿Noctiluca? Eso es pasando el muelle. —Dale, si me hacés el favor te llevo a Carlitos. Carlitos es el mejor lugar de panqueques y hamburguesas de toda la Costa. A mí me encanta ir y pedirme un Diego Maradona, que es un panqueque de banana, dulce de leche, chocolate derretido y ralladura de coco. El problema es que este año no hay plata y casi no vamos al centro. Papá está trabajando en una oficina pero parece que no le están pagando. Acepto y salgo. Tengo que buscar a un carpero rubio de piel oscura. Camino, paso el muelle y llego. Enseguida lo encuentro. Debería hacerme el perdido pero ya ni tengo ganas de hacer la farsa. —Señor, estoy perdido. Me ayudaría a llegar a este lugar —digo y me señalo la pulserita. —¿Y no sabés llegar solo? —No, perdón —respondo. El tipo me mira extrañado. Me siento un imbécil.

¿CUÁNDO LE VAMOS A SACAR LA G A «AGUJERO»? (SANTIAGO BERISSO) 74


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