El Heraldo Verapacense 332

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Verapacense NEXO CON LA CULTURA Y LOS VALORES DE ALTA VERAPAZ Aj k’amol esil EL HERALDO SOLICITE SU REVISTA EN PDF heraldoverapacense@gmail.com  Edición digital AÑO 28 • No. 332 • Noviembre 2022 • LV Juegos Florales “Rosendo Santa Cruz” • El Apazote: La voluntad • ¿Cómo enfrentamos la muerte? • Pioneros de la radioterapia “Convirtamos las espadas en arados”, estatua en la ONU, obra de E. Vuchetich. Fue obsequiada en 1959 por la URSS. Lea también : “Nunca más se prepararán para la guerra”

Verapacense

EL EditorDe

LAS GUERRAS EN LA

HISTORIA

DE LA HUMANIDAD

“Convirtamos las espadas en arados” es el nombre de la llamativa escultura que se encuentra en los jardines que rodean los edificios de las Naciones Uni das. Curiosamente para nuestro momento histórico, esta estatua fue elaborada por un famoso escultor soviéti co llamado Evgeny Vuchetich . Curioso porque quienes tienen la atención concentrada sobre ellos a causa de su guerra son naciones que pertenecieron a la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas): Rusia, quien inició la contienda abierta y Ucrania, quien sufre la invasión y destrucción de sus territorios.

La estatua, no obstante, proyecta un mensaje a todos los seres humanos sobre la urgencia de detener las cons tantes e interminables guerras, comenzando por ya no prepararse para ellas. Pero, ¿de dónde viene este men saje? De Dios a través del profeta Isaías. Sí, el artista soviético tomó las palabras del profeta para inspirarse y realizar esta hermosa y significativa escultura. Y aun que el mensaje para las naciones actuales es de detener la guerra y dedicar los recursos al logro de la paz y la prosperidad, la profecía de Isaías no habla de estos tiempos sino de un venidero mundo donde reinará la paz y la prosperidad, porque todas las guerras cesarán y ya no habrá ni un solo pueblo que se dedique a prepararse para la guerra.

Es la paz que seguramente vendrá cuando venga el Prín cipe de Paz. En verdad en ese momento tendremos “paz por todos lados” como prometió Dios a su pueblo. Y to das las naciones convertirán sus armas de guerra en ins trumentos de paz y prosperidad como lo dijo el profeta: “El Señor mediará entre las naciones y resolverá los conflictos internacionales. (Continúa en la foto)...

HERALDO Verapacense Noviembre de 2022 - No. 332 AÑO 28

Los discursos de los políticos al iniciar un gobierno desarrollan las ideas que motivan su movimiento.

“Ellos forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en herramientas para podar. No peleará más nación contra nación, ni seguirán entrenándose para la guerra” (Isaías 2.4 NTV)

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EL HERALDO
EL EDITOR: Edin Roderico Yaxcal RELACIONISTA: Juan Alfredo Morales Yaxcal COLABORADORES EN ESTA EDICIÓN: Selvin Vaides, Erick Reyes, Fredy Maldonado, Tito Reyes (+), E. White, Horacio Quiroga.
De El Editor
HV
Pese a su deseo racional, el hombre no puede parar las guerras irracionales.
“Jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen.”
Ernest Hemingway (Oak Park, Illinois. 1899 - 1961) Escritor estadounidense, Premio Nobel de Literatura 1954.

“Nunca más se prepararán para la guerra”

Aunque usted no lo crea, hay una afirmación en las Escrituras que declara que llegará el tiempo en el que el ser humano nunca más se preparará para la guerra.

LAS PÉRDIDAS DE LAS NACIONES POR LAS GUERRAS

La guerra es tan antigua como la historia. Como un virus que llena a su huésped, ha consumido a la humanidad. Los humanos han tenido una racha asesina desde que Caín mató a Abel. Ningún elemento de di suasión —militar, político o económico— ha impedido que estalle. Constantemente se desarrollan nuevas armas, se gastan miles de millones de dólares en artillería y fuerzas, y se desperdician horas-hombre interminables en aprender a destruir a otros seres humanos.

Mapa del mundo en Guerra Fría en 1980, en tonos de rojo los aliados de la Unión Soviética y otros países comunistas, y en tonos de azul los Estados Unidos y sus aliados capitalistas; los puntos rojos significan gue rrillas comunistas y los puntos azules guerrillas anticomunistas. (Wikipedia)

El ser humano nunca, hasta ahora, se ha dejado de preparar para la guerra. En todo tiempo, si leemos la historia, el hombre se alista para atacar a otro. Tanto es así, que hay naciones e individuos que se enri quecen a costa de fabricar armas cada vez más sofisticadas y mortíferas para matar a otros.

Yendo a las noticias actuales, oímos de una guerra en donde una nación poderosa ataca a otra y destruye cuanta ciudad se le antoja, dejando, como no, a cientos y hasta miles de personas muertas, cientos de casas y edificios destruidos y millones de personas que huyen a otras regiones y a otros países.

Los aliados del país atacado no tienen formas contundentes para detener al atacante, puesto que tienen in tereses comerciales con éste y se limitan a sancionarlo económicamente, mientras le mandan armamento al agredido para que se defienda.

En el pasado reciente, hemos oído de guerras armadas para destruir a grupos de terroristas y un poco más lejos en el tiempo, de una “guerra fría”, en la que las naciones capitalistas (lideradas por EE.UU.) y las socialistas (lideradas por la URSS), sin atacarse abiertamente con armamentos, pero fabricándolos “por si acaso”, se en frentaban con todo tipo de formas: políticas, económicas, sociales, ideológicas, militares en muchas ocasiones, aunque dentro de naciones más pequeñas... Así, en nuestra patria, apoyando el gobierno el bando capitalista, pero teniendo en el territorio grupos socialistas, se dio una guerra civil que dejó más de 200,000 personas muertas y desaparecidas. En verdad, para nosotros y muchos otros países en el mundo, nunca esta guerra fue “fría”.

Veamos estas crónicas y datos sobre la guerra que tomamos de una revista extranjera. (ERY)

En un discurso televisado titulado “ La oportunidad de la paz ” el 16 de abril de 1953, el presidente de los Estados Uni dos, Dwight Eisenhower, resumió el te rrible costo de la guerra: “Cada arma que se fabrica, cada buque de guerra que se lanza, cada cohete que se lanza significa, en última instancia, un robo de los que tie nen hambre y no se alimentan, de los que tienen frío y no se visten. Este mundo en armas no está gastando dinero solo.

“Está gastando el sudor de sus trabajado res, el genio de sus científicos, las espe ranzas de sus hijos”.

Más de siete décadas después, las pala bras de Eisenhower resuenan con mayor significado y urgencia. Las naciones gas tan recursos sin precedentes en preparati vos para la guerra, luchando por ganar la carrera armamentista, sin darse cuenta de que nadie gana en la guerra. Los avances tecnológicos como las bombas nucleares tácticas, los drones armados y el arma mento basado en el espacio solo han su bido la apuesta.

Una advertencia a menudo atribuida al filósofo e historiador Bertrand Russell ha

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HERALDO Verapacense Las guerras

caído en saco roto: “La guerra no determina quién tiene razón, solo quién queda”

Un pasaje de la Biblia muy citado predice el fin de la guerra. El libro de Isaías predice lo que sucederá en la segunda venida de Jesucristo: “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a mu chos pueblos; y convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4 - RVG).

Tan maravillosa como suena esta visión utópica, parece impo sible dado que la guerra está tan arraigada en la experiencia humana.

Recursos desperdiciados

La guerra no es nueva. Durante 6000 años, los bienes más pre ciados de la humanidad (tiempo, vida humana y dinero) se han vertido en el agujero negro de la máquina de guerra global. Pa rece que en su mayoría tenemos muerte y destrucción para de mostrarlo.

Considere el tiempo. Un estadístico en la década de 1960 en contró que más de 14.000 conflictos separados tuvieron lugar a lo largo de la historia del hombre. En estos conflictos, miles de millones de personas dedicaron un número incalculable de ho ras, días, semanas, meses, años y décadas a pensar, planificar y ejecutar actos violentos. Ahora considere los miles de conflictos que nunca se registraron o los que ocurrieron desde la década de 1960.

[...] El tiempo y el dinero incalculables que la civilización ha gas tado en la guerra es alucinante, ¡y trágico!

¿Y qué tenemos que mostrar para ello? ¿Un mundo más pacífico y estable? ¡No! El tiempo moderno y “avanzado” en el que vivi mos es más peligroso y tumultuoso que nunca.

Los jefes de estado no hacen más que reflexionar sobre las gue rras e incluso las guerras potenciales. Pasan noches sin dormir preocupándose por la guerra. Las administraciones están llenas de planificadores militares que han dedicado toda su vida al tema. Existen gigantescas divisiones de gobiernos relacionadas con la guerra. Solo Estados Unidos tiene el Departamento de Defensa, el Departamento de Seguridad Nacional, la Agencia Central de Inteligencia, la Agencia de Inteligencia de Defensa y la Agencia de Seguridad Nacional, por nombrar algunos.

[...] Sin embargo, los adultos no son los únicos que pierden el tiempo en la guerra. Si bien los niños soldados son un problema trágico, hay otra forma en que se entrena a los jóvenes de hoy para ser asesinos: los videojuegos.

Aunque no es una guerra real, estos juegos no son una diversión inofensiva. Niños y adolescentes aprenden a matar y mutilar en realidad virtual. Un estudio de más de 3000 niños en edad es colar en Singapur, encontró que “los jóvenes que juegan video juegos tienen más probabilidades de pensar y actuar de manera agresiva” (Agence France-Presse ).

Vidas cortadas

A continuación considere la pérdida de vidas. La Primera Guerra Mundial, irónicamente llamada en un momento la “guerra para poner fin a la guerra”, dejó a su paso una asombrosa pérdida de vidas.

El total de fuerzas movilizadas de las naciones aliadas (Estados

Unidos, el Imperio Británico, Francia, Italia, Rusia y otros seis países) superó los 42 millones. Se estima que murieron cinco millones, con un total de bajas (muertos o heridos) que ascendie ron a 22 millones, el 52,3 por ciento de las fuerzas totales de las naciones aliadas.

Las fuerzas de las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Hun gría, el Imperio Otomano y Bulgaria) rondaban los 23 millones. Más de tres millones perdieron la vida.

El Servicio de Prensa de las Fuerzas Estadounidenses declaró: “Una generación de hombres murió en batalla en los campos de Francia. El Somme, Verdun, Ypres y Meuse-Argonne se convir tieron en campos de exterminio. En el frente oriental lucharon millones de alemanes, austriacos y rusos. En general, alrededor de 16,5 millones de personas [cuando se incluyen las muertes de civiles] murieron en la guerra”.

La Segunda Guerra Mundial , como era de esperar, resultó aún más mortal. Se estima que 59 millones de soldados y civiles fue ron masacrados. Polonia perdió casi el 17 por ciento de toda su población con más de 35 millones de muertos.

Una de las batallas más largas y mortíferas tuvo lugar en Stalin grado, Rusia. Este enfrentamiento entre rusos y alemanes duró desde julio de 1942 hasta febrero de 1943.

“La Batalla de Stalingrado fue una de las batallas más sangrien tas de la historia, con bajas militares y civiles combinadas de casi 2 millones” , relató History.

¡Todo en una sola batalla!

Si bien la Segunda Guerra Mundial se perfila como la guerra más grande y mortífera en la historia humana, obviamente no fue el fin de la muerte a través de la guerra. Decenas de millones murieron en conflictos posteriores en todo el mundo, como las guerras de Corea y Vietnam, y los conflictos en India, Sudán, Nigeria, Afga nistán, Irak-Irán, Siria y Ucrania, por nombrar algunos. Inocencia Pérdida

Una de las peores consecuencias de las peleas es el impacto en los niños. La guerra roba a los jóvenes su inocencia. A los niños de todo el mundo se les enseña a asesinar. Numerosos relatos revelan los trágicos resultados de los niños pequeños a quienes se les enseña a odiar a sus enemigos.

[...] Según UNICEF, los niños están literalmente bajo ataque en conflictos en todo el mundo. La organización nombró lo que llama “seis graves violaciones contra los niños en tiempos de guerra”. Las atrocidades incluyen: el asesinato y la mutilación de niños, el reclutamiento de niños en fuerzas y grupos armados, ataques a escuelas y hospitales, secuestros, violaciones y otros actos de violencia sexual.

[...] El derecho internacional humanitario exige que los gobiernos y las fuerzas militares protejan a los más vulnerables, incluidos los niños, durante los conflictos. La aplicación de estos estánda res, sin embargo, depende en primer lugar de las mentes depra vadas que libran la guerra.

¡Esta situación desgarradora debería hacer que incluso las men tes más agresivas clamen por la paz!

El precio monetario

Finalmente, está la pérdida de dinero debido al conflicto. Para los Aliados, el precio de la Primera Guerra Mundial fue de $195 mil

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millones. ¡Esto equivale a alrededor de $3 billones en dólares de hoy! El costo para las potencias del Eje fue de más de $86 mil millones, o alrededor de $1,3 billones en la actualidad. Para comprender mejor el tamaño de estas cifras, Alemania final mente pagó su deuda de la Primera Gue rra Mundial en septiembre de 2010.

La Segunda Guerra Mundial resultó en costos aún mayores. Encyclopaedia Bri tannica registró: “No puede haber una me dición estadística real del costo humano y material de la Segunda Guerra Mundial. El costo monetario para los gobiernos involucrados se ha estimado en más de $1,000,000,000,000 [$1 billón] pero esta cifra no puede representar la miseria hu mana, las privaciones y el sufrimiento, la dislocación de los pueblos y de la vida económica, o la pura destrucción física de la propiedad que la guerra ha nvolucrado.”

El presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, dijo una vez: “Des cubrí que más del noventa por ciento de todos los déficits nacionales entre 1921 y 1939 fueron causados por pagos de guerras pasadas, presentes y futuras” ( Franklin D. Roosevelt y la búsqueda de la victoria ).

Hoy, el hombre sigue siendo adicto a los gastos de guerra. Si bien Estados Unidos continúa superando con creces a otras naciones en gasto militar (801 mil millo nes de dólares o el 38 por ciento del gas to militar total del mundo en 2021), otras naciones como China (segunda en la lis ta), India, el Reino Unido y Rusia también continúan invirtiendo miles de millones en sus ejércitos.

[...] Imagínese si la riqueza del mundo se destinara a usos productivos. Recuerde las palabras de Eisenhower. ¿Cuántas bocas hambrientas se podrían alimentar? ¿A cuántas personas se podría saciar la sed con agua limpia y potable? ¿Cuántos programas educativos se podrían finan ciar con estos fondos? ¿Cuántas curas para enfermedades debilitantes podrían descubrirse?

convierte su espada en una reja de arado también se encuentra en el complejo de la ONU. (Ver portada)

Una descripción del hombre de bronce dice: “Esto se llama ‘Convirtamos las espadas en rejas de arado’ y... representa la figura de un hombre que sostiene un martillo en una mano y, en la otra, una espada que está convirtiendo en una reja de arado, simbolizan do el deseo del hombre de poner fin a la guerra y convertir los medios de destrucción en herramientas creativas para el beneficio de toda la humanidad”.

Aunque esta escritura es bien conocida, ¿cuántos realmente la creen?

Contrariamente a lo que la mayoría cree, la Biblia explica que llegará el día en que los seres humanos ya no “aprenderán la guerra”. Cada generación no pasará sus “hábitos de guerra” a la siguiente. Al regreso de Cristo, se establecerá un supergobierno mun dial. ¡Se les enseñará a los países a no “levantar” sus espadas, o ejércitos, contra otros países! Las naciones ya no competirán entre sí por dinero y recursos. El espíritu de egoísmo que ha existido durante mucho tiempo será reemplazado por uno de altruismo. La paz estallará en todas las naciones. La humanidad buscará el conocimiento de la forma correcta de vivir.

Las armas letales (“espadas” y “lanzas”) se convertirán en herramientas productivas (“rejas de arado” y “podaderas” u “hoces”). Estos instrumentos se utilizarán luego para proporcionar alimentos a través de un vasto programa agrícola mundial. El hambre en el mundo terminará. Amós 9:13 describe la abundancia resultante de alimento: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la semilla; y los montes destilarán vino dulce…”

“Ni aprenderán la guerra”

Leemos al profeta bíblico Isaías procla mando el fin de la guerra. Las Naciones Unidas anhelan tanto esta visión inspira da por Dios que la organización la adoptó para representar su objetivo. De hecho, Isaías 2:4 está inscrito en una pared frente a la sede de la ONU en la ciudad de Nue va York. Una estatua de un hombre que

De hecho, como parte de la nueva política contra la guerra, todas las armas serán des truidas. Ezequiel 39 proporciona un ejemplo de lo que se hará durante el reinado de Cristo: “Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y prenderán fuego y quema rán las armas, los escudos y los paveses, los arcos y las flechas, y las varas de mano y las lanzas, y los quemarán con fuego por siete años, de modo que no quitarán leña del campo, ni cortarán nada de los bosques; porque con fuego quemarán las armas” (vs. 9-10 ).

¡Imagine las inmensas reservas de armas del mundo—antiguas y nuevas—que se des truyen y se les da un uso útil!

(Tomados fragmentos traducidos de The Real Truth - agosto 2022)

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EL HERALDO Verapacense
PORTADA
Museo de la II Guerra Mundial en Polonia.

LV Juegos Florales “Rosendo Santa Cruz”

PREMIACIÓN REALIZADA EN SANTA MARÍA, CAHABÓN, A.V.

El viernes 14 de octubre/2022 tuve el honor de ser invitado a la premia ción de los juegos florales de este año, realizado en la cabecera munici pal del cálido y pintoresco Cahabón, dedicado a los escritores: Ramiro Augusto Argueta López y Carlos Humberto Leal Leal de Santa María Ca habón y de la ciudad de Cobán respectivamente, ambos ganadores de muchos certámenes literarios a nivel nacional e internacional. Actividad preparada por la Casa de la Cultura de Alta Verapaz y la Municipalidad de Santa María Caha bón, encabezada por su dinámico alcalde Denis Cristian Fraatz Sierra.

Podemos resaltar algunos de los puntos desarrollados tales como: Ingreso de nuestra bandera nacional, entonación del Himno Nacional, discurso de bienve nida a cargo del señor alcalde Denis Cristian Fraatz Sierra, breve discurso de presentación de la actividad por la Presidenta de la Casa de la Cultura de Alta Verapaz, Marta Chiquín de Beltethón; presentación especial del traje típico de Cahabón por los 50 años del folclor cahabonero; Coronación de la Musa de los Juegos Florales, Señorita Dayan Interiano López; coronación de la Señorita Casa de la Cultura de Alta Verapaz, Señorita Cecilia García Reyes; acto espe cial de sahumerio a cargo de un grupo infantil indígena de la localidad.

La actividad fue muy bien organizada: un buen escenario, música en ma rimba “Madre Selva” de la municipalidad de Cahabón y un conjunto regional de arpa, violín, guitarrilla y el hábil tun tun rítmico en la caja de resonancia del arpa; y se contó también con la hábil conducción del programa a cargo de Ana Lucía Rosales Burmester y Juan de Dios Quiroa.

Es necesario resaltar que la municipalidad y su personal prepararon dos escenarios para el desarrollo de la actividad: la cancha de basquetbol muy bien preparada, en donde entregaron pergaminos a los homenajeados en este certa men dedicado a Ramiro Augusto Argueta López quien personalmente lo reci bió, no así Carlos Humberto Leal Leal, recibiéndolo la Licenciada Karla Leal, su hija; el siguiente punto fue la premiación de los seis ganadores del quin cuagésimoquinto certamen de juegos florales Rosendo Santa Cruz de este año.

El otro escenario El salón de usos múltiples debidamente arreglado para el banquete servido a los visitantes con el tradicional caldo de chompipe, el sabroso chile cahabonero y el respectivo guacalito de Cacao.

Este año los premios fueron gestionados y donados por personas ue aman la cultura y a su tierra natal y se logró reunir el dinero en efectivo para ser en tregado a los ganadores.

LOS PREMIOS EN LA RAMA DE VERSO (POESÍA)

PRIMER LUGAR

César Augusto Luna Ortiz , de San Juan Sacatepéquez, con su trabajo “La esencia de la muerte” .

SEGUNDO LUGAR

Juan Eliazar Rivera Portillo , de El Salvador, San Salvador, con su trabajo, “ Elegía a la madrugada ”.

TERCER LUGAR

Elder Omar Hernández de Tecpán,

nango, con su trabajo: “Poema

.

LOS PREMIOS EN LA RAMA DE PROSA

(CUENTO)

PRIMER LUGAR

Carlos Enrique Roldán , de Chiquimula. Con su trabajo “Un minuto de silencio”.

SEGUNDO LUGAR

Estuardo Sosa Urízar , de Guatemala, Guatema la. Con su trabajo: “En alas de un sueño” .

TERCER LUGAR

Carlos Humberto Santos de Tactic, A.V. con su trabajo “ Cosmovisión”

6 EL HERALDO Verapacense JUEGOS FLORALES
El homenajeado Ramiro Augusto Argueta Lopez, acompañado de dos ex Rabin Ajaw: Rosa Elvira Chub Choc y Dilcia Fabiola Xol Tux. Chimalte Fraternal”

Los seis ganadores acompañados de los homenajeados.

El alcalde Denis Cristian Fraatz Sierra pronunciando su discurso; atrás, los conductores del programa de premia ción: Ana Lucía Rosales Burmester y Juan de Dios Quiroa.

Luego de haberse entregado los pergaminos y premios en efectivo, un representante de cada rama se dirigió a los presentes en agradecimiento por la realización de esta justa cultural de las letras.

Otro comentario que podemos agregar, es que por segunda vez la Casa de la Cultura de Alta Verapaz realiza la premiación fuera de la cabecera departamental y en este caso en la cuna de grandes artistas de la pluma y las letras. Es necesario mencionar que no podría entregarse los premios sin la colaboración económica de la municipalidad de Santa María Cahabón y diferentes personalidades amantes de la cultura.

Antes de finalizar los comentarios de esta actividad cultural, quiero agra decer a los dinámicos miembros directivos de la Casa de la cultura de Alta Verapaz, integrado por: Marta Argelia Chiquín Jucub de Beltethón, Presi denta; Hamlet Alejandro de la Rosa Pinto, Vicepresidente; Claudia Menely Chun Ho, Secretaria; Carlos Humberto Mendoza Tello, Tesorero; Claudia Maribel López García, Vocal y Ana Lucía Rosales Burmester, Asesora, por la labor desarrollada; quienes siguen los postulados de creación de esta enti dad: “Casa de la Cultura de Alta Verapaz”. Felicitaciones a la municipalidad de Santa María Cahabón por haber acepta do y realizado tan culta y elegante actividad.

EL
7 JUEGOS FLORALES
HERALDO Verapacense
El homenajeado Ramiro Augusto Argueta López, acompañado de las señoritas: Musa de los Juegos Florales Dayan Interiano López y Señorita Casa de la Cultura Cecilia Garcia Reyes.

¿CÓMO ENFRENTAMOS LA MUERTE?

¿Cómo enfrentamos la muerte? Según un estudio realizado por psicólogos, nuestra mente está di señada para evadir cuantas veces pueda los pen samientos sobre la muerte. Según esa investigación, es entonces condición de nuestra mente esquivar estos pensamientos conscientes y desechar los inconscientes.

Pero si somos observadores, veremos que cuando se piensa en ella de manera consciente, la enfocamos, o con respetuoso temor o con cierta burla chusca. Las dos pinturas de la derecha, nos muestran cómo estos artistas conocen esos puntos de vista y los reflejan en sus obras.

En la literatura (vea las páginas que siguen) también encontramos puntos de vista sobre la muerte. Leamos dos puntos de vista, uno descrito por un hábil y reco nocido narrador uruguayo y otro reflexionado a través de un poema, que según se comenta, fue escrito un día antes de la muerte de su autor, un sencillo pero recono cido escritor cobanero.

El relato llamado “El Hombre Muerto”, cuenta mi nuciosamente la muerte accidental de un campesino. Y como lo hace a través de un narrador omnisciente, nos damos cuenta de cómo transcurre el tiempo y los hechos en el cercano exterior del hombre que muere. Mientras el tiempo de su interior, de lo que siente, re cuerda y desea, tiene otra.

En esos minutos de consciencia, describe con cierto asombro, cómo ha llegado a estar en esa condición de cercanía a la muerte. De cómo le quedan, nada más, minutos de vida...

En el poema, el autor medita sobre la condición en la que quedará al morir y luego se disculpa por las moles tias que dará su muerte a su familia y conocidos. Fina liza meditando unas líneas acerca de su esperanza de resurrección, afirma la inutilidad de los esfuerzos de los vivos para ayudar a los muertos, y la única manera de alcanzar una trascendencia después de morir.

Y si es condición humana esquivar los pensamientos sobre la muerte, ¿porqué el sabio Salomón dice que para los vivos es mejor acudir a un entierro que a una fiesta? Porque en el velorio y el entierro tenemos oca sión de meditar sobre la fragilidad de la vida y la posi bilidad que tenemos de adquirir vida eterna a través de

“La muerte y la doncella”

“Máscaras ante la muerte”, del pintor James Ensor.

escuchar con verdadero interés el ofrecimiento de Cristo en el evangelio. “Evangelio” quiere decir “Buenas nuevas”. ¿Usted ya las escuchó con verdadera atención? (ERY)

“Más vale ir a un entierro que a una fiesta, pues nos hace bien recordar que algún día moriremos.

Más vale llorar que reír; el llanto nos hace madurar”

(Eclesiastés 7.2, 3 TLA)

8 EL HERALDO Verapacense A PROPÓSITO

EL HOMBRE MUERTO

El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal. Faltábanles aún dos calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que tenían por delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla.

Mas al bajar el alambre de púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo.

Ya estaba tendido en la gramilla, acostado sobre el lado derecho, tal como él quería. La boca, que acababa de abrírse le en toda su extensión, acababa también de cerrarse. Estaba como hubiera deseado estar, las rodillas dobladas y la mano izquierda sobre el pecho. Sólo que tras el antebrazo, e inmedia tamente por debajo del cinto, surgían de su camisa el puño y la mitad de la hoja del machete, pero el resto no se veía.

El hombre intentó mover la cabeza en vano. Echó una mirada de reojo a la empuñadura del machete, húmeda aún del sudor de su mano. Apreció mentalmente la extensión y la tra yectoria del machete dentro de su vientre, y adquirió fría, ma temática e inexorable, la seguridad de que acababa de llegar al término de su existencia.

La muerte. En el transcurso de la vida se piensa mu chas veces en que un día, tras años, meses, semanas y días preparatorios, llegaremos a nuestro turno al umbral de la muer te. Es la ley fatal, aceptada y prevista; tanto, que solemos dejar nos llevar placenteramente por la imaginación a ese momento, supremo entre todos, en que lanzamos el último suspiro.

Pero entre el instante actual y esa postrera expiración, ¡qué de sueños, trastornos, esperanzas y dramas presumimos en nuestra vida! ¡Qué nos reserva aún esta existencia llena de vigor, antes de su eliminación del escenario humano!

Es éste el consuelo, el placer y la razón de nuestras divagaciones mortuorias: ¡Tan lejos está la muerte, y tan impre visto lo que debemos vivir aún!

¿Aún...? No han pasado dos segundos: el sol está exactamente a la misma altura; las sombras no han avanzado un milímetro. Bruscamente, acaban de resolverse para el hom bre tendido las divagaciones a largo plazo: Se está muriendo. Muerto. Puede considerarse muerto en su cómoda pos tura.

Pero el hombre abre los ojos y mira. ¿Qué tiempo ha pasado? ¿Qué cataclismo ha sobrevivido en el mundo? ¿Qué trastorno de la naturaleza trasuda el horrible acontecimiento?

Va a morir. Fría, fatal e ineludiblemente, va a morir.

El hombre resiste —¡es tan imprevisto ese horror! y piensa: Es una pesadilla; ¡esto es! ¿Qué ha cambiado? Nada. Y mira: ¿No es acaso ese bananal? ¿No viene todas las maña nas a limpiarlo? ¿Quién lo conoce como él? Ve perfectamente el bananal, muy raleado, y las anchas hojas desnudas al sol. Allí están, muy cerca, deshilachadas por el viento. Pero ahora no se

mueven... Es la calma del mediodía; pero deben ser las doce. Por entre los bananos, allá arriba, el hombre ve desde el duro suelo el techo rojo de su casa. A la izquierda entrevé el monte y la capuera de canelas. No alcanza a ver más, pero sabe muy bien que a sus espaldas está el camino al puerto nuevo; y que en la dirección de su cabeza, allá abajo, yace en el fondo del valle el Paraná dormido como un lago. Todo, todo exacta mente como siempre; el sol de fuego, el aire vibrante y solitario, los bananos inmóviles, el alambrado de postes muy gruesos y altos que pronto tendrá que cambiar... ¡Muerto! ¿Pero es posible? ¿No es éste uno de los tan tos días en que ha salido al amanecer de su casa con el ma chete en la mano? ¿No está allí mismo con el machete en la mano? ¿No está allí mismo, a cuatro metros de él, su caballo, su malacara, oliendo parsimoniosamente el alambre de púa? ¡Pero sí! Alguien silba. No puede ver, porque está de espaldas al camino; mas siente resonar en el puentecito los pa sos del caballo... Es el muchacho que pasa todas las mañanas hacia el puerto nuevo, a las once y media. Y siempre silbando.. Desde el poste descascarado que toca casi con las botas, hasta el cerco vivo de monte que separa el bananal del camino, hay quince metros largos. Lo sabe perfectamente bien, porque él mismo, al levantar el alambrado, midió la distancia. ¿Qué pasa, entonces? ¿Es ése o no un natural mediodía de los tantos en Misiones, en su monte, en su potrero, en el bananal ralo? ¡Sin dada! Gramilla corta, conos de hormigas, silencio, sol a plomo...

Nada, nada ha cambiado. Sólo él es distinto. Desde

EL HERALDO Verapacense 9 La muerte
“Muerte y vida”, de Gustav Flint. • Horacio Quiroga

Verapacense

hace dos minutos su persona, su personalidad viviente, nada tiene ya que ver ni con el potrero, que formó él mismo a azada, durante cinco meses consecutivos, ni con el bananal, obras de sus solas manos. Ni con su familia. Ha sido arrancado brusca mente, naturalmente, por obra de una cáscara lustrosa y un ma chete en el vientre. Hace dos minutos: Se muere. El hombre muy fatigado y tendido en la gramilla sobre el costado derecho, se resiste siempre a admitir un fenómeno de esa trascendencia, ante el aspecto normal y monótono de cuanto mira. Sabe bien la hora: las once y media... El muchacho de todos los días acaba de pasar el puente.

¡Pero no es posible que haya resbalado..! El mango de su machote (pronto deberá cambiarlo por otro; tiene ya poco vuelo) estaba perfectamente oprimido entre su mano izquierda y el alambre de púa. Tras diez años de bosque, él sabe muy bien cómo se maneja un machete de monte. Está solamente muy fatigado del trabajo de esa mañana, y descansa un rato como de costumbre.

¿La prueba..? ¡Pero esa gramilla que entra ahora por la comisura de su boca la plantó él mismo en panes de tierra dis tantes un metro uno de otro! ¡Ya ése es su bananal; y ése es su malacara, resoplando cauteloso ante las púas del alambre! Lo ve perfectamente; sabe que no se atreve a doblar la esquina del alambrado, porque él está echado casi al pie del poste. Lo distingue muy bien; y ve los hilos oscuros de sudor que arrancan de la cruz y del anca. El sol cae a plomo, y la calma es muy grande, pues ni un fleco de los bananos se mueve. Todos los días, como ése, ha visto las mismas cosas.

...Muy fatigado, pero descansa solo. Deben de haber pasado ya varios minutos... Y a las doce menos cuarto, desde allá arriba, desde el chalet de techo rojo, se desprenderán hacia el bananal su mujer y sus dos hijos, a buscarlo para almorzar. Oye siempre, antes que las demás, la voz de su chico menor que quiere soltarse de la mano de su madre: ¡Piapiá! ¡ Piapiá!

¿No es eso... ? ¡Claro, oye! Ya es la hora. Oye efectiva mente la voz de su hijo...

¡Qué pesadilla...! ¡Pero es uno de los tantos días, trivial como todos, claro está! Luz excesiva, sombras amarillentas, ca lor silencioso de horno sobre la carne, que hace sudar al mala cara inmóvil ante el bananal prohibido.

...Muy cansado, mucho, pero nada más. ¡Cuántas ve ces, a mediodía como ahora, ha cruzado volviendo a casa ese potrero, que era capuera cuando él llegó, y antes había sido monte virgen! Volvía entonces, muy fatigado también, con su machete pendiente de la mano izquierda, a lentos pasos.

Puede aún alejarse con la mente, si quiere; puede si quiere abandonar un instante su cuerpo y ver desde el tejamar por él construido, el trivial paisaje de siempre: el pedregullo vol cánico con gramas rígidas; el bananal y su arena roja: el alam brado empequeñecido en la pendiente, que se acoda hacia el camino. Y más lejos aún ver el potrero, obra sola de sus manos. Y al pie de un poste descascarado, echado sobre el costado derecho y las piernas recogidas, exactamente como todos los días, puede verse a él mismo, como un pequeño bulto asoleado sobre la gramilla —descansando, porque está muy cansado.

Pero el caballo rayado de sudor, e inmóvil de cautela ante el esquinado del alambrado, ve también al hombre en el suelo y no se atreve a costear el bananal como desearía. Ante las voces que ya están próximas —¡Piapiá!— vuelve un largo, largo rato las orejas inmóviles al bulto: y tranquilizado al fin, se

decide a pasar entre el poste y el hombre tendido que ya ha descansado.

Mañana estaré en el cementerio

Hasta este día estoy vivo, pero hoy me llegará la muerte. El frío ya lo percibo, a cada momento es más fuerte.

Este es el segundo día de mi muerte, se terminaron mis días de bellos fulgores, se terminó para siempre mi buena suerte, ya no sentiré el perfume de las flores.

A ustedes los fregué, les amolé el día, aunque sea renegando están aquí conmigo. Donde ya empecé una noche larga, triste y fría. Y donde de nada sirve el calor de un buen abrigo.

Eso sí, les juro solemnemente que esta fue la última vez que los molesté, quedaré de ustedes totalmente ausente y esta será la única deuda que jamás pagaré.

Este adiós de esta muerte primera no debe espantarnos tanto. Si nuestra resurrección tiene primavera, jamás volveremos a saber de llanto.

Para quienes ya estamos muertos, ni misas, ni cultos, ni buenas intenciones, les sirven de nada a nuestro polvo o cenizas. Guarden la Ley para que Dios oiga sus oraciones.

10 EL
A PROPÓSITO
HERALDO
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PIONEROS DE LA RADIOTERAPIA

Muchas veces uno enfrenta la mala noticia de que alguien de la familia o uno mismo tiene cáncer, y enfrentar este mal hoy en día tiene varias posibilidades, lo cual es bastante afortunado porque no estamos atados de pies y manos para poder combatirlo. Quizás al escuchar que existe

un conflicto entre Ucrania y Rusia y la posibilidad de usar bombas nucleares, haga que nuestra opinión sobre los descubrimientos al interno de los átomos en el núcleo y todo aquello que deriva de la radiactividad se vea como algo negativo, pero el origen de este estudio nace como todo en la ciencia: como una curiosidad científica.

Luego que Röntgen descubriera los Rayos X en 1895, se abre todo un universo nuevo en la física, llegando a destacar los avances obtenidos por los esposos Marie Curie y Pierre Curie. Lo increíble de todo esto es que Marie Curie es la primera persona en darse cuenta de que, además de obtener radiografías que nos ayudan para un diagnóstico, también el uso excesivo de los rayos X en personas pueden generar problemas en la salud, por lo que crea un instituto que estudia las consecuencias de las radiaciones en la salud. Aquí es donde aparecen dos científicos que acompañaron a Marie Curie, sobre todo en la Primera Guerra Mundial.

La radiología en esta Primera Guerra Mundial se usó para ubicar balas den tro de personas y hacer operaciones sabiendo exacta mente dónde estaban colocadas gracias a un equipo de Rayos X portátil. Esto ayudó a muchos soldados a sobrevivir esta guerra del lado francés. Uno de los científicos que trabajó con Marie fue el francés Claudius Regaud (arriba, izquierda), quien era médico de formación, y en el año 1906 observó que los Rayos X provocan esterilidad, por lo que se enfocó en las cé lulas de rápido crecimiento, lo cual fue la pauta para combatir tumores cancerosos. Además, en el año 1912 fue el responsable del laboratorio Louis Pasteur, con la misión de estudiar los efectos biológicos y médicos de la radiactividad. El otro personaje que también se involucró en este estudio fue el francés Henri Coutard (de recha), el cual trabajó hombro con hombro al lado de Marié Curie, en las ambulancias radiológicas que ella dirigía para ayudar a los soldados que estaban en el frente. Coutard fue médico, pero se interesó en la radioterapia a la par de Regaud, siendo exitoso en revertir el proceso en los casos de cáncer de laringe. Él se convirtió en jefe del Instituto de Radio en la Universidad de París. Como podemos observar aquí, tenemos a los tres pilares del desarrollo de una terapia que sigue en avances y que seguramente salvará a muchas vidas en el presente y el futuro.

EL HERALDO Verapacense 11 CIENCIA
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LA VOLUNTAD

¿Puedes caminar sobre el agua? No, porque no eres más diestro que una pluma. ¿Eres capaz de volar? No, porque tu habilidad no supera a un pájaro. Lo que sí es cierto es que existe una fuerza motriz más prodigiosa que el vapor y la electricidad, y esa es: La Voluntad. El ser humano, para lograr ser dominador de sí mismo requiere habilidad, energía, diplomacia y astucia; y la voluntad, constantemente dirigida hacia un único objetivo, la cual no es otra cosa que la incesante paciencia, ejercida a diario. Nuestro cuerpo debe forjarse a pura fuerza de voluntad. Con constancia y perseverancia podemos educar la voluntad de tal suerte, que enfoque nuestros pensamientos sobre el aspecto positivo de las cosas y sobre todo cuando eleva el alma, para formar con ello un hábito de bondad y de dicha que motive nuestra vida.

Por lógica, la primera condición para obtener una gran dosis de voluntad, es el caso de poder alcanzarla y para ello, el mejor y más rápido medio para obtenerla consiste en ejercerla. Y para ejercerla y que dé frutos, es necesario que se acostumbre al cuerpo y al cerebro a obedecer como unos autómatas al mandato imperativo. Para que esos mandatos surtan pleno efecto, conviene que sean contrarios a las costumbres, a las comodidades del cuerpo, considerando que la voluntad es tan frágil en el individuo.

La voluntad humana es, por decirlo de alguna manera, una bestia entre dos amos. Lo que la fuerza destruye, la voluntad reconstruye. Nunca es tarde para la voluntad cuando a la voluntad le da la real gana de querer. ¿Qué hay que esperar? Se espera. ¿Qué hay que insistir? Se insiste. ¿Qué tiene uno muchos años? Nunca es tarde mientras vivimos. Siempre hay tiempo de rectificar. Siempre queda mañana para ser mejores. ¿Es que de antemano nos declaramos vencidos? Hoy he fracasado. Hoy he perdido el tiempo.

El ser humano, para lograr ser dominador de sí mismo requiere habilidad, energía, diplomacia y astucia; y la voluntad, constantemente dirigida hacia un único objetivo, la cual no es otra cosa que la incesante paciencia, ejercida a diario.

Hoy he estado insoportable con mis semejantes. ¡No me conformo! ¡Ya verán ustedes mañana! ¿Y por qué mañana? Ahora mismo. No permitas que tu voluntad ruja cuando tus fuerzas apenas maúllan. Lo deseo, le ordeno, sirve mi voluntad de razón. La verdadera devoción a Dios consiste en hacer toda su divina voluntad, precisamente en el momento, en la situación y bajo las circunstancias que Él nos ha puesto.

Resulta imposible bajar de peso con sólo hablar de ello. Hay que mantener la boca cerrada y hacer ejercicio con voluntad. No existe otra forma, que yo conozca, de poder mantener la salud que comer lo que no deseamos, beber lo que no nos gusta y hacer lo que preferiríamos no hacer. Por eso se dice que el rasgo más característico del ser humano no es su capacidad mental, sino su voluntad de trabajo. La verdadera fuerza de voluntad consiste en no decir a medida que hemos dejado de fumar. La voluntad es al libre albedrío, lo que el peso es a la balanza. La voluntad es la fuerza que obliga a obrar y actuar.

Para los estudiosos de la filosofía sus profundos postulados filosóficos se producen en ellos sin su intervención, en aquellos momentos en que su voluntad estaba como dormida y su imaginación se encontraba sin dirección y resultó que su persona era como extraña a su obra. La personalidad, el entorno y el historial familiar son factores fundamentales para quien desea demostrar su voluntad y saber cómo pueden demostrar sus decisiones. Así que a ponerle voluntad a la vida. Se acabucho.

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El Universo Humano

CONDOLENCIAS

POR EL AMOR

El amor, por Dios, cuánto se ha hablado del amor, tanto, mucho o, poco; se ha magnificado, se ha sublimizado, se ha santificado como un senti miento que a muchos se nos enseñó, en primera instan cia, como el sentimiento superior a todos los demás, a través del que podemos crear relación directa y efectiva con nuestro Creador, con la esencia de nuestro prójimo y como el único medio para dar certeza a nuestro ser, a nuestra existencia, a nuestra humanidad.

Todos o, por lo menos, la mayoría de los humanos, hemos surgido como producto de un acto de amor, de una decisión de asumir una responsabilidad para continuar el privilegio procreativo otorgado al hombre y a la mujer y desarrollarlo como el fundamento y la base más acertada de la convivencia social, moral y espiri tual.

Pero a pesar de la enseñanza y la confirmación de que solo el amor es capaz de conceder otros privilegios necesarios en el entorno universal, tal parece que no se ha entendido o, no se ha tenido la capacidad de integrarlo a nuestra vida cotidiana, porque a estas alturas ya pasados tantos siglos, es precisamente el amor el que ha muerto, ha desaparecido y como una parte de la legislación de los pueblos, ahora tiene sus renovadas reglas, sus prohibiciones, sus normas y sus formas de cumplirlo o evitarlo, porque se impone por encima de la “libertad del albedrio”, o “se castiga”, según sean los intereses surgidos de esta sociedad moderna que ha insistido y lo sigue haciendo, como lo es buscar la manera de liberarse de las normas básicas de la moralidad y la espiritualidad, para abrirse campo en el ámbito de lo liberal y proceder por libre antojo o por despojar se del compromiso que representa amar y ser amado, respetar y ser respetado, aceptar y ser aceptado, pero sobre todo, reconocer que no somos seres ajenos a un génesis lleno de virtud y de amor, que ahora por manipulada decisión, se ha cambiado dándole rienda suelta

A pesar de la enseñanza y la confirmación de que solo el amor es capaz de conceder otros privilegios necesarios en el entorno universal, tal parece que no se ha entendido o no se ha tenido la capacidad de integrarlo a nuestra vida cotidiana...”

a aspectos que han surgido de lo humano y no lo divino.

El hecho de manipular el amor, conlleva integral mente una negación directa a la infalibilidad creativa, porque no es que surja de mi limitado pensamiento, sino que la realidad es tan evidente, que es fácil descubrir en la actitud de la gente moderna, una preocupante y abierta decisión de no creer en Dios, por la razones o justificaciones que sean, pero que al final de cuentas, es el desborde de una abrumante egolatría que lo aparta para dar paso a una “falsa libertad” que no le pertenece y que ahora se está utilizando como un derecho de úni ca pertenencia humana.

De esa cuenta, la boga moderna es, la de los en cuentros sexuales sin compromiso y sin preocupación, el compartir de fiestas incentivadas por el éxtasis del exceso de alcohol, de vanidad y libertinaje desmedido, vale decir, que se descubre en el ámbito juvenil, mu cho de esto y algo más que obliga a profundizar una reflexión llena de interrogantes acerca del advenimiento de un futuro incierto y no muy halagador.

Pero ¿qué decir de la “gente adulta”, “madu ra”, “experimentada” y “capacitada” para vivir? Pues no queriendo quedarse atrás, también intentan emular a la juventud, procurando introducirse a esos mismos am bientes en los que se supone, son fuentes de felicidad, libertad y efectividad de vida, pero ¿será verdad? Claro, hay excepciones.

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EL HERALDO Verapacense 13 OPINIÓN

El rechazo a Dios en los siglos XVI-XVII (II)

La poderosa Francia de hace más de seis siglos recha zó todo lo que tuviera que ver con el cristianismo. Hizo abjurar a los sacerdotes católicos y persiguió y mató a miles de creyentes protestantes. Su posición orgullosa e impía se vio reflejada en sus leyes que negaron la existencia de Dios y cambiaron su culto y costumbres por una adora ción a la diosa razón y a las celebraciones naturalistas. Pero el fin de esta era no fue precisamente la que esperaron: llegó una revolución sangrienta.

LA REVOLUCIÓN Y EL “REINADO DEL TERROR”

El mismo espíritu maestro que impulsó la matanza de San Bartolomé fue también el que dirigió las esce nas de la Revolución. Jesucristo fue declarado im postor, y el grito de unión de los incrédulos franceses era: “Aplastad al infame”, lo cual decían refiriéndose a Cristo. Las blasfemias contra el cielo y las iniquidades más abo minables se daban la mano, y eran exaltados a los mejores puestos los hombres más degradados y los más entregados al vicio y a la crueldad. En todo esto no se hacía más que tri butar homenaje supremo a Satanás, mientras que se crucifi caba a Cristo en sus rasgos característicos de verdad, pureza y amor abnegado.

“La bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y prevalecerá contra ellos y los matará”. El poder ateo que gobernó a Francia durante la Revolución y el rei nado del terror, hizo a Dios y a la Biblia una guerra como nunca la presenciara el mundo. El culto de la Deidad fue abolido por la asamblea nacional. Se recogían Biblias para quemarlas en las calles haciendo cuanta burla de ellas se podía. La ley de Dios fue pisoteada; las instituciones de la Biblia abolidas; el día del descanso semanal fue abando nado y en su lugar se consagraba un día de cada diez a la orgía y a la blasfemia. El bautismo y la comunión quedaron prohibidos. Y en los sitios más a la vista en los cementerios se fijaron avisos en que se declaraba que la muerte era un sueño eterno.

El temor de Dios, decían, dista tanto de ser el princi pio de la sabiduría que más bien puede considerársele como principio de la locura. Quedó prohibida toda clase de culto religioso a excepción del tributado a la libertad y a la patria. El “obispo constitucional de París fue empujado a desem peñar el papel más importante en la farsa más desvergonza da que jamás fuera llevada a cabo ante una representación

nacional [...]. Lo sacaron en pública procesión para que manifestase a la convención que la religión que él había enseñado por tantos años, era en todos respectos una tramoya del clero, sin fundamento alguno en la historia ni en la verdad sagrada. Negó solemnemente y en los términos más explícitos la existencia de la Deidad a cuyo culto se había consagrado él y ofreció que en lo sucesivo se dedicaría a ren dir homenaje a la libertad, la igualdad, la virtud y la moral. Colocó luego sobre una mesa sus ornamentos episcopales y recibió un abrazo fraternal del presidente de la convención. Varios sacerdotes apóstatas imitaron el ejemplo del prelado” (Walter Scott, tomo 1, cap. 17).

“Y los que habitan sobre la tierra se regocijan sobre ellos, y ha cen fiesta; y se envían regalos los unos a los otros; porque estos dos profetas atormentaron a los que habitan sobre la tierra”. La Francia incrédula había acallado las voces de reprensión de los testigos de Dios. La Palabra de verdad yacía muerta en sus calles y los que odiaban las restricciones y los preceptos de la ley de Dios se llenaron de júbilo. Los hombres desafiaban públicamente al Rey de los cielos, y gritaban como los pecadores de la antigüedad: “¿Cómo sabe Dios? ¿y hay conocimien to en lo alto?” Salmos 73:11.

“Dijo el necio en su corazón: No hay Dios”. Salmos 14:1. Y el Señor declara respecto de los que pervierten la verdad que “se hará

14 EL HERALDO Verapacense Religión
La persecusión de los hugonotes. Las dragonadas.

HISTORIA

manifiesta a todos su necedad”. 2 Timoteo 3:9 (VM). Después que hubo renunciado al culto del Dios vivo, “el Alto y el Excelso que habita la eternidad”, cayó Francia al poco tiempo en una idolatría degradante rindiendo culto a la diosa de la razón en la persona de una mujer libertina. ¡Y esto en la cámara representativa de la nación y por medio de las más altas autoridades civiles y legislativas! Dice el historiador: “Una de las ceremonias de aquel tiempo de locura no tiene igual por lo absurdo combinado con lo impío. Las puertas de la convención se abrieron de par en par para dar entrada a los músicos de la banda que precedía a los miembros del cuerpo municipal que entraron en solemne procesión, cantando un himno a la libertad y escoltando como objeto de su futura adoración a una mujer cubierta con un velo y a la cual llamaban la diosa de la razón. Cuando llegó esta al lugar que le estaba reservado, le fue quitado el velo con gran ceremonial, y se le dio asiento a la derecha del presidente, reconociendo todos ellos en ella a una bailarina de la ópera [...]. A esta mujer rindió público homenaje la convención nacional de Francia, considerándola como la representación más perfecta de la razón que ellos veneraban.

“Esta momería sacrílega y ridícula estuvo de moda; y la insta lación de la diosa de la razón fue imitada en algunas poblaciones del país que deseaban demostrar que se hallaban a la altura de la Revolución” (Scott, tomo 1, cap. 17).

El orador que introdujo el culto de la Razón, se expresó en es tos términos: “¡Legisladores! El fanatismo ha cedido su puesto a la razón; sus turbios ojos no han podido resistir el brillo de la luz. Un pueblo inmenso se ha trasladado hoy a esas bóvedas góticas, en las que por vez primera han repercutido los ecos de la verdad. Allí han celebrado los franceses el único culto verdadero: el de la libertad, el de la Razón. Allí hemos hecho votos por la prosperidad de las armas de la República; allí hemos abandonado inanimados ídolos para seguir a la Razón, a esta imagen animada, la obra más sublime de la naturaleza” (M. A. Thiers, Historia de la La Biblia y la Revolución francesa, cap. 29).

Al ser presentada la diosa ante la convención, la tomó el orador de la mano y dirigiéndose a toda la asamblea, dijo: “Mortales, ce sad de temblar ante los truenos impotentes de un Dios que vuestros temores crearon. No reconozcáis de hoy en adelante otra divinidad que la Razón. Yo os presento su imagen más noble y pura; y, si habéis de tener ídolos, ofreced sacrificios solamente a los que sean como este [...]. ¡Caiga ante el augusto senado de la libertad, el velo de la Razón! [...]“La diosa, después de haber sido abrazada por el presidente, tomó asiento en una magnífica carroza que condujeron por entre el inmenso gentío hasta la catedral de Notre Dame, para reemplazar a la Deidad. La elevaron sobre el altar mayor y recibió la adoración de todos los que estaban presentes” (Alison, tomo 1, cap. 10).

Poco después de esto procedieron a quemar públicamente la Biblia. En cierta ocasión “la Sociedad Popular del Museo” entró en el salón municipal gritando: ¡Vive la Raison! y llevando en la punta de un palo los fragmentos de varios libros que habían sacado de las llamas, quemados en parte; entre otros, breviarios, misales, y el Antiguo y Nuevo Testamentos que “expiaron en un gran fue

go—dijo el presidente—todas las locuras en que por causa de ellos había incurrido la raza humana”. Journal de Paris, 14 de noviembre de 1793.

[...] Poco previeron los reyes cuán fatales iban a ser los resultados de tan odiosa política. Las enseñanzas de la Biblia eran las que hubieran podido implantar en las mentes y en los corazones de los hombres aquellos principios de justicia, de templanza, de verdad, de equidad y de benevolencia, que son la piedra angular del edificio de la prosperidad de un pueblo. “La justicia engrandece la nación”. Y con ella “será afirma do el trono”. Proverbios 14:34; 16:12. “El efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siem pre”. Isaías 32:17. El que obedece las leyes divinas es el que mejor respetará y acatará las leyes de su país. El que teme a Dios honrará al rey en el ejercicio de su autoridad justa y legí tima. Pero por desgracia Francia prohibió la Biblia y desterró a sus discípulos. Siglo tras siglo hubo hombres de principios e integridad, de gran inteligencia y de fuerza moral, que tuvie ron valor para confesar sus convicciones y fe suficiente para sufrir por la verdad, siglo tras siglo estos hombres penaron como esclavos en las galeras, y perecieron en la hoguera o los dejaron que se pudrieran en tenebrosas e inmundas mazmo rras. Miles y miles se pusieron a salvo huyendo; y esto duró doscientos cincuenta años después de iniciada la Reforma.

“Casi no hubo generación de franceses durante ese largo período de tiempo que no fuera testigo de la fuga de los discí pulos del evangelio que huían para escapar de la furia insen

EL
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HERALDO Verapacense
“Deberías esperar que este juego termine pronto”. El Tercer Estado llevando a cuestas al Clero y la Nobleza

HERALDO Verapacense Rechazo a

sata de sus perseguidores, llevándose consigo la inteligencia, las artes, la industria y el carácter ordenado que por lo general los distinguían y contribuían luego a enriquecer a los países donde encontraban refugio. Pero en la medida en que enriquecían otros países con sus preciosos dones, despojaban al suyo propio (los hugonotes)

[...] “Pero un fanatismo ciego e inexorable echó de su suelo a todos los que enseñaban la virtud, a los campeones del orden y a los honrados defensores del trono; dijo a los que hubieran podido dar a su país ‘renombre y gloria’: Escoged entre la ho guera o el destierro. Al fin la ruina del estado fue completa; ya no quedaba en el país conciencia que proscribir, religión que arrastrar a la hoguera ni patriotismo que desterrar” (Wylie, lib. 13, cap. 20). Todo lo cual dio por resultado la Revolución con sus horrores.

“Con la huida de los hugonotes quedó Francia sumida en general decadencia. Florecientes ciudades manufactureras que daron arruinadas; los distritos más fértiles volvieron a quedar baldíos, el entorpecimiento intelectual y el decaimiento de la moralidad sucedieron al notable progreso que antes imperara. París quedó convertido en un vasto asilo: se calcula que precisa mente antes de estallar la Revolución doscientos mil indigentes dependían de los socorros del rey. Únicamente los jesuitas pros peraban en la nación decaída, y gobernaban con infame tiranía sobre las iglesias y las escuelas, las cárceles y las galeras”.

El evangelio hubiera dado a Francia la solución de estos pro blemas políticos y sociales que frustraron los propósitos de su clero, de su rey y de sus gobernantes, y arrastraron finalmente a la nación entera a la anarquía y a la ruina. Pero bajo el dominio de Roma el pueblo había perdido las benditas lecciones de sacrificio y de amor que diera el Salvador. Todos se habían apartado de la práctica de la abnegación en beneficio de los demás. Los ricos no tenían quien los reprendiera por la opresión con que trataban a los pobres, y a estos nadie los aliviaba de su degradación y servi dumbre. El egoísmo de los ricos y de los poderosos se hacía más y más manifiesto y avasallador. Por varios siglos el libertinaje y la ambición de los nobles habían impuesto a los campesinos extorsiones agotadoras. El rico perjudicaba al pobre y este odiaba al rico.

En muchas provincias sucedía que los nobles eran dueños del suelo y los de las clases trabajadoras simples arrendatarios; y de este modo, el pobre estaba a merced del rico, y se veía obligado a someterse a sus exorbitantes exigencias. La carga del sosteni miento de la iglesia y del estado pesaba sobre los hombros de las clases media y baja del pueblo, las cuales eran recargadas con tributos por las autoridades civiles y por el clero. “El placer de los nobles era considerado como ley suprema; y que el labriego y el campesino pereciesen de hambre no era para conmover a sus opresores [...]. En todo momento el pueblo debía velar ex clusivamente por los intereses del propietario. Los agricultores llevaban una vida de trabajo duro y continuo, y de una miseria sin alivio; y si alguna vez osaban quejarse se les trataba con in solente desprecio. En los tribunales siempre se fallaba en favor

del noble y en contra del campesino; los jueces aceptaban sin escrúpulo el cohecho; en virtud de este sistema de corrupción universal, cualquier capricho de la aristocracia tenía fuerza de ley. De los impuestos exigidos a la gente común por los magnates seculares y por el clero, no llegaba ni la mitad al tesoro del reino, ni al arca episcopal, pues la mayor parte de lo que cobraban lo gastaban los recaudadores en la disipación y en francachelas. Y los que de esta manera despojaban a sus consúbditos estaban libres de impuestos y con derecho por la ley o por la costumbre a ocupar todos los puestos del gobierno. La clase privilegiada estaba formada por ciento cincuenta mil personas, y para rega lar a esta gente se condenaba a millones de seres a una vida de degradación irremediable” (véase el Apéndice).

La corte estaba completamente entregada a la lujuria y al li bertinaje. El pueblo y sus gobernantes se veían con desconfian za. Se sospechaba de todas las medidas que dictaba el gobierno, porque se le consideraba intrigante y egoísta. Por más de medio siglo antes de la Revolución, ocupó el trono Luis XV, quien aun en aquellos tiempos corrompidos sobresalió en su frivolidad, su indolencia y su lujuria. Al observar aquella depravada y cruel aristocracia y la clase humilde sumergida en la ignorancia y en la miseria, al estado en plena crisis financiera y al pueblo exaspe rado, no se necesitaba tener ojo de profeta para ver de antemano una inminente insurrección. A las amonestaciones que le daban sus consejeros, solía contestar el rey: “Procurad que todo siga así mientras yo viva; después de mi muerte, suceda lo que quie ra”. En vano se le hizo ver la necesidad que había de una refor ma. Bien comprendía él el mal estado de las cosas, pero no tenía ni valor ni poder suficiente para remediarlo. Con acierto describía él la suerte de Francia con su respuesta tan egoísta como in dolente: “¡Después de mí el diluvio!”

Valiéndose Roma de la ambición de los reyes y de las clases dominantes, había ejercido su influencia para sujetar al pueblo en la esclavitud, pues comprendía que de ese modo el estado se debilitaría y ella podría dominar completamente gobiernos y súbditos. Por su previsora política advirtió que para esclavizar eficazmente a los hombres necesitaba subyugar sus almas y que el medio más seguro para evitar que escapasen de su dominio era convertirlos en seres impropios para la libertad. Mil veces más terrible que el padecimiento físico que resultó de su política, fue la degradación moral que prevaleció en todas partes. Despojado el pueblo de la Biblia y sin más enseñanzas que la del fanatismo y la del egoísmo, quedó sumido en la ignorancia y en la supers tición y tan degradado por los vicios que resultaba incapaz de gobernarse por sí solo.

Empero los resultados fueron muy diferentes de lo que Roma había procurado. En vez de que las masas se sujetaran ciegamen te a sus dogmas, su obra las volvió incrédulas y revolucionarias; odiaron al romanismo y al sacerdocio a los que consideraban cómplices en la opresión. El único Dios que el pueblo conocía era el de Roma, y la enseñanza de esta su única religión. Consi derando la crueldad y la iniquidad de Roma como fruto legítimo de las enseñanzas de la Biblia, no quería saber nada de estas.

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EL
Dios

Roma había dado a los hombres una idea falsa del carácter de Dios, y pervertido sus requerimientos. En consecuencia, al fin el pueblo re chazó la Biblia y a su Autor. Roma había exigido que se creyese ciega mente en sus dogmas, que declaraba sancionados por las Escrituras. En la reacción que se produjo, Voltaire y sus compañeros desecharon en absoluto la Palabra de Dios e hicieron cundir por todas partes el veneno de la incredulidad. Roma había hollado al pueblo con su pie de hierro, y las masas degradadas y embrutecidas, al sublevarse contra tamaña tira nía, desconocieron toda sujeción. Se enfurecieron al ver que por mucho tiempo habían aceptado tan descarados embustes y rechazaron la verdad juntamente con la mentira; y confundiendo la libertad con el libertinaje, los esclavos del vicio se regocijaron con una libertad imaginaria.

Al estallar la Revolución el rey concedió al pueblo que lo repre sentara en la asamblea nacional un número de delegados superior al del clero y al de los nobles juntos. Era pues el pueblo dueño de la situación; pero no estaba preparado para hacer uso de su poder con sabiduría y moderación. Ansioso de reparar los agravios que había sufrido, decidió reconstituir la sociedad. Un populacho encolerizado que guardaba en su memoria el recuerdo de tantos sufrimientos, resolvió levantarse contra aquel estado de miseria que había venido ya a ser insoportable, y ven garse de aquellos a quienes consideraba como responsables de sus pade cimientos. Los oprimidos, poniendo en práctica las lecciones que habían aprendido bajo el yugo de los tiranos, se convirtieron en opresores de los mismos que antes les habían oprimido.

La desdichada Francia recogió con sangre lo que había sembrado. Terribles fueron las consecuencias de su sumisión al poder avasallador de Roma. Allí donde Francia, impulsada por el papismo, prendiera la primera hoguera en los comienzos de la Reforma, allí también la Revo lución levantó su primera guillotina. En el mismo sitio en que murieron quemados los primeros mártires del protestantismo en el siglo XVI, fue ron precisamente decapitadas las primeras víctimas en el siglo XVIII. Al rechazar Francia el evangelio que le brindaba bienestar, franqueó las puertas a la incredulidad y a la ruina. Una vez desechadas las restriccio nes de la ley de Dios, se echó de ver que las leyes humanas no tenían fuerza alguna para contener las pasiones, y la nación fue arrastrada a la rebeldía y a la anarquía. La guerra contra la Biblia inició una era conocida en la historia como “el reinado del terror”. La paz y la dicha

fueron desterradas de todos los hogares y de todos los corazones. Nadie tenía la vida segura. El que triunfaba hoy era considerado al día siguiente como sospechoso y le condenaban a muerte. La violencia y la lujuria domi naban sin disputa.

El rey, el clero y la nobleza, tuvieron que someterse a las atrocidades de un pueblo excitado y frenético. Su sed de venganza subió de punto cuando el rey fue ejecutado, y los mismos que decretaron su muerte le siguieron bien pronto al cadalso. Se resolvió matar a cuantos resultasen sospechosos de ser hostiles a la Revolución. Las cárce les se llenaron y hubo en cierta ocasión dentro de sus muros más de doscientos mil presos. En las ciudades del reino se registraron crímenes horrorosos. Se levantaba un partido revolucionario contra otro, y Francia quedó convertida en inmenso campo de batalla donde las lu chas eran inspiradas y dirigidas por las violencias y las pasiones. “En París sucedíanse los tumultos uno a otro y los ciudadanos divididos en diversos partidos, no pa recían llevar otra mira que el exterminio mutuo”. Y para agravar más aun la miseria general, la nación entera se vio envuelta en prolongada y devastadora guerra con las mayores potencias de Europa. “El país estaba casi en bancarrota, el ejército reclamaba pagos atrasados, los parisienses se morían de hambre, las provincias habían sido puestas a saco por los bandidos y la civilización casi había desaparecido en la anarquía y la licencia”.

Harto bien había aprendido el pueblo las lecciones de crueldad y de tormento que con tanta diligencia Roma le enseñara. Al fin había llegado el día de la retribución. Ya no eran los discípulos de Jesús los que eran arrojados a las mazmorras o a la hoguera. Tiempo hacía ya que estos habían perecido o que se hallaban en el destierro; la desapiadada Roma sentía ya el poder mortífero de aquellos a quienes ella había enseñado a deleitarse en la perpetración de crímenes sangrientos. “El ejemplo de persecución que había dado el clero de Francia duran te varios siglos se volvía contra él con señalado vigor. Los cadalsos se teñían con la sangre de los sacerdotes. Las galeras y las prisiones en donde antes se confinaba a los hugonotes, se hallaban ahora llenas de los perse guidores de ellos. Sujetos con cadenas al banquillo del buque y trabajando duramente con los remos, el clero católico romano experimentaba los tormentos que antes con tanta prodigalidad infligiera su iglesia a los mansos herejes”. (véase el Apéndice)

(El conflicto de los siglos. Apia, 2011. Fragmentos pp. 275-280)

EL HERALDO Verapacense 17 HISTORIA
(Continuará)
En la guillotina murieron miles de personas durante la época de terror.

DON TITO REYES

Unode estos días de octubre, reci bimos la triste noticia de la muerte de don Tito Reyes. Recordé entonces que de él recibimos varios li britos, sencillos en su elaboración física, pero llenos de pensa mientos y sentimien tos compuestos en versos. Así, por varios años conocimos su interés en cantarle en versos sencillos a sus seres queridos, en monstrar sus creencias, ideales y amores.

Es interesante la anécdota que nos cuentan del poema que transcribimos en la página 10 de esta revista. Por boca de un estimado amigo, supimos que la escribió ¡un día antes de su muerte! Tener las ideas claras como para hacer versos coherentes un día antes de morir, es toda una hazaña asombrosa.

Pero viendo en uno de sus libros, encontramos que él también escribió de su esperanza de resurrección y aun que lo menciona en su postrer poema llamado “Maña na estaré en el cementerio”, este poema nos dará una mejor perspectiva de su pensamiento acerca de la vida trascendente. Helo aquí:

EL HERALDO VERAPACENSE

Una revista para la familia

AL FINAL DE LA OSCURIDAD

Al final de la tarde empieza la oscuridad y entramos a dormir en esa noche larga y fría, que no sentimos y que nos destruye sin piedad.

Al dejar de existir, la materia se vuelve tierra, es la sentencia edénica determinada por Dios, más Él nos va a levantar un día, con seguridad, no yerra.

Dios le dio al hombre un alma inmortal que hace la diferencia entre éste y el animal. La materia muere, el alma no, no es mortal.

Mas la muerte primera no es definitiva, todos vamos a resucitar para ser juzgados; la segunda muerte, será el fin, es destructiva.

Así que al final de la oscuridad, está la eternidad para los que han obedecido a Dios y no a los hombres, ya que gozaran la eternidad los que aman la verdad.

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18 EL HERALDO
VALORES
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LA HOSPITALIDAD

Una de las buenas costumbres es la hospitalidad. Y como cualquier relación con otros seres humanos, también esta cualidad tiene sus reglas.

El modo de vida actual y la falta de es pacio verdadero han limitado mucho la hospitalidad; sin embargo, no son raras las veces en que todavía debe aco plarse un sofá-cama para un pariente que viene de fuera, o para un amigo de nuestros hijos.

En estos casos, deberán observarse ciertas reglas.

El huésped dirá desde el primer momento cuánto va a durar su estancia en la casa, si pasará una sola noche, tres días o una semana. Este punto debe ser observado, asimismo, por los padres o hermanos que visitan a sus hijos o hermanos políticos re sidentes en otras ciudades. Se evitará así que para los dueños de la casa represente un problema la estancia del huésped y se inquieten por este motivo. No olvidemos que una sola persona más en la casa re presenta cambios que pueden ser una mo lestia si se alargan los plazos.

Ha de evitar que su presencia represente un cambio de costumbres en la casa. Evita rá acaparar televisores, equipos de sonido, etc. Será puntual en las horas de comer y se levantará a la hora en que lo hacen los demás.

El huésped deberá corresponder a la hos pitalidad que se le brinda con algún obse quio, unas galletas, dulces, flores, o algo que sepa que podrá agradar a sus hospe

La hospitalidad es un rasgo de conducta de los cristianos... y de los latinos.

dadores. También con su cooperación en los quehaceres domésticos, como lavar los trastes usados, si su ayuda se hace necesaria.

Por su parte, el anfitrión no dará nunca a entender que la presencia del huésped trastoca el orden normal de la casa, y jamás será quien pregunte cuánto va a durar su estancia, deberá esperar esa cortesía del hospedado. Una vez ofrecida su hospitalidad, el anfitrión debe so portar con buen temple la incomodidad y cambios que el huésped ocasiona.

Recordemos que la hospitalidad es una de las más palpables pruebas de amistad y cariño que podemos ofrecer y nos ofrecen. Después de haber gozado de ella, no murmuremos acerca de las costumbres de quienes nos las dispensaron, ni critiquemos a quien estuvo alojado en nuestro hogar.

Por supuesto, si esta estancia es larga, como huéspedes agradecidos, tenemos que salva guardar con más celo la privacidad de quienes nos alojan. No es de personas educadas y agradecidas contar los secretos de nuestros hospedadores. *****

Para las personas cristianas, es importante que recordemos estas palabras de las Escrituras:

“Sigan amándose unos a otros como hermanos. No se olviden de la hospitalidad a los desconocidos, porque algunos que lo han hecho, ¡han hospedado ángeles sin darse cuenta!” (Hebreos 13.1-2 NTV).

“Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad” (Romanos 12.13 NTV).

(Tomado de Normas Sociales. Editorial Bruguera,1970 . Pp. 88-89. Hay algunos pá rrafos y términos cambiados o agregados para adecuarlos a nuestra época y realidad).

EL HERALDO Verapacense 19 NORMAS
SOCIALES
Amigo lector: Por favor, ¡lávese las manos para evitar contagios!

MUERTE, ¿dónde está tu aguijón?

LA ESPERANZA DE RESURRECCIÓN

Pero alguien podría preguntar: “¿Cómo resucita rán los muertos? ¿Qué clase de cuerpos tendrán?” ¡Qué pregunta tan tonta! Cuando pones una semilla en la tierra, esta no crece y llega a ser una planta a menos que muera primero; y lo que pones en el suelo no es la planta que crecerá sino tan solo una simple semilla de trigo o de lo que estés sembrando.

Luego Dios da el cuerpo nuevo que él quiere que tenga. De cada clase de semilla crece una planta diferente.

De modo parecido, hay diferentes clases de carne: una para los humanos, otra para las aves y otra para los peces.

También hay cuerpos en los cielos y cuerpos sobre la tierra. La gloria de los cuerpos celestiales es diferente de la gloria de los cuerpos terrenales. El sol tiene una clase de gloria, mientras que la luna tiene otra y las estrellas tienen otra. Y hasta las estrellas se diferencian unas por la gloria de cada una.

Lo mismo sucede con la resurrección de los muertos.

Cuando morimos, nuestros cuerpos terrenales son plantados en la tierra, pero serán resucitados para que vivan para siempre.

Nuestros cuerpos son enterrados en deshonra, pero serán resucitados en gloria. Son enterrados en debilidad, pero serán resucitados en fuerza. Son enterrados como cuerpos humanos naturales, pero serán resucitados como cuerpos espirituales. Pues, así como hay cuerpos naturales, también hay cuerpos espirituales...

Lo que les digo, amados hermanos, es que nuestros cuerpos físicos no pueden heredar el reino de Dios. Estos cuerpos que mueren no pueden heredar lo que durará para siempre...

Estemes se habla mucho de la muerte. Las costumbres como el ir a adornar y poner comida en las tumbas y el de elevar enormes barriletes, es una manera de recordar ese momento trascendental en la vida de los humanos. El cristianismo enfoca la muerte como un paso necesario para la resurrección. Pablo, el apóstol, lo explica de esta manera:

Pues nuestros cuerpos mortales tienen que ser transformados en cuerpos que nunca morirán; nuestros cuerpos mortales deben ser transformados en cuerpos inmortales.

Entonces, cuando nuestros cuerpos mortales hayan sido transformados en cuerpos que nunca morirán, se cumplirá la siguiente Escritura: “La muerte es devorada en victoria. Oh muerte, ¿dónde está tu victoria?

Oh muerte, ¿dónde está tu aguijón?”

Pues el pecado es el aguijón que termina en muerte, y la ley le da al pecado su poder.

¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo.

(1 Corintios 15.35-44, 50, 53-57 NTV)

LAS ESCRITURAS
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