EL LIBRO NEGRO DE LAS MARCAS

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Citibank, de Estados Unidos: 800 millones de euros. El Deutsche Bank, con 200 millones, figuró entre los diez primeros. Al mismo tiempo, las especulaciones le costaron al Tesoro brasileño unos 3.500 millones de euros. 21

La deuda de los bancos alemanes Los principales países deudores del denominado Tercer Mundo destinan gran parte de su presupuesto a pagar intereses y a devolver capital a los países industrializados. Con un total de 115 mil millones de euros, los bancos alemanes son los principales acreedores privados de los países en desarrollo. 22 De hecho, los bancos han contribuido en gran medida al surgimiento de esas deudas. El instituto alemán Südwind investiga desde hace años las condiciones del comercio internacional, y en el libro Grandes bancos alemanes: ¿en deuda con las políticas de desa­ rrollo? (Deutsche Grojbanken entwicklungspolitisch in der Kreide?) 23 , plantea que las causas de la crisis de endeudamiento actual deben buscarse sobre todo en los comienzos de los años setenta. Luego de la primera crisis del petróleo, en los años 1973 y 1974, el mercado financiero se encontró con un enorme excedente de capital que provenía de los países productores de petróleo y buscaba posibilidades de inversión. Los bancos, sobre todo los norteamericanos, comenzaron a otorgar créditos a clientes de países en desarrollo a tontas y a locas, sin evaluar previamente su solvencia. En muchos casos, los beneficiarios de los créditos fueron gobernantes corruptos que destinaron el dinero a bienes suntuarios, proyectos de corte populista y a la compra de armas. Como en ese entonces los intereses eran muy bajos, se acumularon grandes cantidades de "capital negativo". Pero a comienzos de la década del ochenta las condiciones macroeconómicas cambiaron. La carrera armamentista norteamericana y la política de estabilización de los países industrializados provocaron un aumento en los intereses. Cuando México, el gran deudor latinoamericano, declaró la cesación de pagos en 1982, la sangre ya había llegado al río. Muy pronto hubo decenas de países tan endeudados que la devolución del crédito se tornó imposible. Así fue como surgieron los "programas de refinanciación de la deuda", primero en 1989 y después en 1996. Estos programas, diseñados sobre todo para los países de África y también para algunos de Latinoamérica y Asia, consistieron básicamente en el otorgamiento de nuevos créditos para que esos países pudiesen afrontar los vencimientos de las deudas contraídas. Pero los nuevos créditos vinieron acompañados de una serie de condiciones impuestas por el Banco Mundial y el FMI: los países que los recibían debían suscribir "programas de reestructuración", en los que se comprometían a realizar un ajuste fiscal y a bajar el gasto público. En la práctica, esto significó el fin de la financiación para numerosas escuelas, instituciones sanitarias y programas públicos de infraestructura. Además, en muchos países se redujo el salario mínimo para poder pagarles a los empleados del Estado. Éste es uno de los motivos por los cuales a las multinacionales les resulta tan sencillo fabricar sus productos en países en desarrollo, donde los gastos de personal están muy por debajo del mínimo vital (véase también en los capítulos "Indumentaria" y "Alimentos"). Los grandes bancos occidentales, en cambio, no tienen mayores inconvenientes con la refinanciación. Siguen lucrando con los intereses, mientras que buena parte de sus créditos 21

Ibidem, pág. 85 Ibidem, pág. 19 23 Siegburg 2000, puede encargarse en http://www.suedwind­institut.de 22

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