Bisagras. Poesía (2020). Nicolás Panotto

Page 1

Nicolรกs Panotto

BISAGRAS

POESร A

HEBEL


2


Nicolรกs Panotto BISAGRAS POESร A HEBEL

3


4


Nicolás Panotto

BISAGRAS

POESÍA

HEBEL ediciones

Cuadrá-Tú|Poesía

5


BISAGRAS. POESÍA © Nicolás Panotto, 2020 © HEBEL Ediciones Colección Cuadrá-Tú | Poesía Santiago de Chile, 2020 Edición y collage: Luis Cruz-Villalobos Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en especial la de este "humus que mira el cielo".

6


BISAGRAS

7


8


Bisagras Una puerta cruje Una ventana azota Una apertura que atranca Un cierre que separa Primero, la tragedia luego, la honestidad y finalmente la esperanza como un hilo de luz lejana.

9


Un pasaje que invita al tiempo A revolotear los deseos imposibles pasados eternos.

10


RECHINOS

11


12


Locura(s) Locos nos pare el mundo. ExcĂŠntricos y anormales Sobrevivientes de la aterradora fantasĂ­a de la sensatez. No hay mejor unidad que en la falla. No existe otra realidad que la imprudencia

13


No existe otro camino que la transgresiรณn.

14


Error(es) Cada maĂąana vienen a mi como gotas que repican en el profundo y oscuro ocĂŠano de la conciencia. Errores que me recuerdan que existir tiene un costo. No se si es que la culpa carcome o el insoportable exceso de vida.

15


ÂżO serĂĄ que son hermanas inseparables?

16


Muerte A veces la vida no es mรกs que un sinรณnimo de muerte. Extirpaciรณn acaecida en tiempos originarios lejana de cualquier resurrecciรณn. Es nacer para ser condenados a una falta que deja de ser simbรณlica para sangrar

17


perpetuamente en el pecho los recuerdos y el vacĂ­o del alma. La muerte es soledad.

18


Oda contra el presente “Vive el presente”, me dicen como si éste fuera una virgen epifanía sin costos ni corceles. “El ahora es lo que vale”, me gritan como si la existencia caminara sosegada y perenne inmemorial y sin tropezones entre los incontables carriles carentes de fin y destino. El hoy no es más que una espesa convulsión

19


de cuentos sin final, anaqueles polvorientos de cortesĂ­as y despedidas inmortales. Los pasos se van dando como empujones grotescos desde las sombras sempiternas haciendo de nuestro frĂĄgil cuerpo. Un universo paralelo con sus propias

20


guerras perdidas e indestructibles laberintos.

21


Palabra La palabra seductora y desalmada creadora de vida y bregadora de muerte. Puedes ser el beso mรกs encendido como la peor traiciรณn cruel y sangrienta. Palabras que sacan de mi el Misterio para florecer

22


relucientes como caricias sobre mi piel y a su vez carcomer con su fanatismo la clausura de lo conocido. Me abres y me cierras. Me descubres y me escondes.

23


CorazĂłn embrujado La vida se mueve empujada por espectros. No hay espectros sin fantasmas. Los fantasmas son una fantasĂ­a. La vida, un cuento. Vivir es hacer lo que se puede

24


con los monstruos que nos habitan.

25


Lo imposible Lo imposible no es sinónimo de irreal. ¡Allí su locura! Todo se tergiversa. Lo irracional se vuelve lo más cuerdo. La ironía se hace normalidad.

26


Y con ello tendrĂŠ (Âżtendremos?) que lidiar. Siempre.

27


Decisiones No hay vuelta atrás. Lo hecho, hecho está. No hay opción. Fuimos lo que éramos. Somos lo que somos.

28


Lo que fuimos Sin saber lo que seremos.

29


Excesos de tiempo La vida es desborde Exceso que empuja desde la hendedura. Es insoportable descontrol que salta el muro del sentido. Odio vivir en los límites del tiempo Aunque sin él soy sólo cenizas sin forma.

30


Ser, o no ser La ambición es la mayor mentira que el mismo ego podría crearse para engañarse a sí mismo. No somos ni sólo en nosotros ni en los demás. Somos siendo creyendo Por ello la Trascendencia

31


es el principio del ser.

32


Máscaras Escucho muchos silencios. ¿Qué susurran? De voces profusas tonos melosos y palabras sin claridad hacen irreconocible el secreto que se esconde tras una cascada de suposiciones. Fantasmas que se niegan a salir y mostrarse tal cual son ¿estarán muertos?

33


¿existirán realmente? Se disfrazan con la capa del sinsentido y las botas gastadas de la porfiada negación posando de pie con una adusta presencia que supuestamente no debemos percibir. Pero en verdad no son más que violentos remolinos lanzando fuegos por doquier. Así pretenden salvarse. ¿quién no, acaso? ¿De qué se ocultan? ¿Quizás no soportan sus propias condenas?

34


Vacío El vacío es vacío y nunca deja de serlo. Hay apariciones que intentan engañar su densidad pero sólo logran breves alucinaciones. Siempre triunfa la realidad. Entelequia como ficción hecho clamor.

35


Fantasmas ¿Cómo lidiar con los fantasmas que nos acechan? Proyecciones lábiles de una mirada que se siente amenazante aunque en realidad está completamente desnuda frente al vómito de su propia escoria. Hipocresía, le dicen La vida misma.

36


Mares del ocaso En el horizonte el rĂ­spido borde del abrupto acantilado cuya presencia es advertencia aunque al mismo tiempo destino manifiesto. Las olas rompen ferozmente golpeĂĄndolo sin sazĂłn aunque erguido se mantiene tieso y punzante para impedir que las corrientes turbulentas alimentadas de los vientos del norte se lleven consigo las pasiones incontrolables de la bruma.

37


Y así chocan las carabelas del bravo mar de los sueños queriendo conquistar el alma para obligar el deseo y llevarse así cautivas las primicias de un encuentro esperado desde tiempos eternos y a la vez omitidos. Al final no queda más que el ahogo resignado dejándose llevar por el estrecho cauce entre la ladera floreciente y el lánguido desierto.

38


(Entre)cruces La cruz que cargo me cruza violenta empalagada de terror para salvarme con amor. ยกSiniestra! ยกPerversa! Ella me tiene Me ama Me entre-cruza y crucifica

39


asfixiando para darme luz en la muerte.

40


JUNTURAS

41


42


Principio Volver A los orĂ­genes es una explosiĂłn al alma. Las estaciones cotidianas que parecĂ­an corredores sin fin se develan como posibilidades de renacer.

43


Momentos ÂĄAllĂ­! No en otro lugar ni en cualquier instante solo en ese relĂĄmpago sin tiempos ni misterios directo al grano. En el momento indicado sin esperarlo sucede. Todo aparece Lo profundo se hace real.

44


Primera vez Hay momentos que se sienten como la primera vez. Donde vuelven la inocencia original junto al placer de lo desconcertante. Cuando el instante nos saca de la frĂ­vola condena del tiempo para abrazarnos en el eterno retorno.

45


Frágil Hay días que el cuerpo se siente como si fuera un fino pétalo de crisantemo,

tan débil y dócil que podría desprenderse de cuajo frente a una fugaz brisa y salir surcando sin rumbo ni norte. Nada crece sin ser quebradizo no hay cause sin zanja ¡pero cuánto dolor trae reconocer que lo más real, lo más seguro lo más vivo de cada sentido pende del fino hilo de la casualidad! Débiles somos,

46


burlados por la vida espiados por la muerte llevados dulcemente de la mano por la paciente flaqueza. Deleznable, te miro a los ojos y te abrazo agradecido entre resignaciรณn y pena cerrando los ojos al azar acurrucado en la incรณmoda madriguera de la fragilidad.

47


Abrir(se) Siempre es bueno abrir el corazรณn para luchar contra las sombras del miedo que deambulan sobre el patio trasero de la vanidad vigilado por las miradas punzantes de los desconocidos emisarios del lejano Reino del Santo Recto Juicio. A pesar de los torbellinos furiosos que embisten la cordura y la tirantez de la verdad sobre las heridas resecas de tiempo. Siempre es bueno abrir el corazรณn caminar entre sus oscuros pasillos

48


PequeĂąas historias Hay trozos del tiempo que quedan muy en los fondos de su mĂ­tico inicio pero son tan diminutos que tienen la habilidad de escabullirse entre los surcos de cada recuerdo y los chispazos de la rutina. Todo pasa y nada se olvida. Al final, el caminar de la vida gravita entre los a veces placenteros y otros insoportables intentos por cargar sobre

49


los hombros del ser ese gigante y ĂĄspero saco de un terciopelo gastado por el paso repleto de pequeĂąas historias.

50


¡Cállate, corazón! A veces deseo que te calles de una vez. Que dejes las cosas tal como son sin saltos ni asombros. Hay días que codicio estrujarte con mi puño lleno de furia y sin freno por todas las promesas que me hiciste y no fuiste capaz de tolerar. Deja de palpitar ¡sí! ¡muere! para que al menos respire en paz durante esos siete segundos antes de desfallecer y contigo, mi ineptitud de sentir.

51


Pero es allí donde recuerdo que hasta la muerte te pertenece. No soy más que tu esclavo ¡oh, maldito corazón! que me da vida matándome lentamente.

52


Espíritus Los espíritus siempre vuelven a la casa. La estela de su paso traza la densidad de una presencia inmortal. Su silencio es lo más aterrador y su caricia el arma más letal.

53


Esperanza Persigo expectante mirando hacia ese horizonte que se mancha como un telĂłn claroscuro, impreciso pero luminoso, reposando mis pies sobre una orilla de frĂ­as malezas entre secos marrones por el tiempo y verdes fulgurantes de vida sintiendo la humedad que brota de la tierra junto a esa agua que germina rudamente sin dejarse frenar por nada y que presiona cada fisura para salir y tocar a quien transite. Siento con esperanza ese misterio acogedor que nada me dice y en silencio penetra

54


el cosmos y mis frágiles comisuras, dejándome inundar por lo indecible y encontrar al menos un pequeño balbuceo que me apalabre, sólo allí, en ese mismísimo intervalo en ese minúsculo punto de la historia para regalarme una fugaz leyenda que deviene en caricia y en un segundo rehúye como retozo lejano y sin razón que me vigila cómplice sonriente por el devenir que aún no conozco.

55


¡Calla! Silencio. Silencio como espacio de encuentro de resurrección desde las cenizas del fuerte Hacer silencio, eso necesitamos. Crear nuestro espacio salvador está en la palma de nuestras manos en la punta de nuestra lengua en el relajo del cuerpo. Mejor callar. Dejarse invadir por la sabiduría Esa dulce doncella que transita como una Fuerza Otra que me hacer ser me demanda me denuncia

56


y deja desnudo frente a mi ignota arrogancia. Silencio. Necesito silencio. Ven, que esta vez prometo no asustarme.

57


Contradicción Camino bajo la calidez de la sombra Aquella que me protege de la luz que fatigan mis cansados ojos. Lo sé: sólo el encandilar acostumbrará la mirada. Pero a veces la contradicción es la única manera de (sobre)vivir.

58


El punto justo No existe tal cosa como el término medio. Sólo hay momentos precisos puntos concretos de nuestro caminar donde los extremos danzantes colapsan y chocan para abrir una pequeña rendija a veces sobre la frágil superficie de uno de los contrincantes donde se escapa la chispa rimbombante

59


Destellos Todo sale finalmente a la luz. Y con ella irrumpe la sombra. La mirada nebulosa entre apuestas y tambaleos. Somos hijos del destello vĂ­ctimas

60


del encandilamiento sujetos del resplandor y caminantes del reflejo.

61


El dolor del odio Me aflige el desprecio. El castillo del odio que sigue ganando terreno ampliando sus murallas sobre las conciencias, las almas y las pieles. Que los estigmas carcoman el sentido comĂşn y se expanda cual plaga el rechazo al prĂłjimo que simplemente quiere ser pero se transforma en abominable a causa de su diferencia. Que estemos enceguecidos frente al poder del afecto en un mundo carente de caricias por las vanas excusas

62


que las falsas verdades imputan sobre los deseos el goce la amistad el amor y la solidaridad.

63


La ira El cruce entre la ira ancestral y el miedo desbordante es una de las combinaciones mรกs trรกgicas de la historia. La furia arrasadora que nace del recuerdo de viejos enemigos que ya no reconocemos tras olvidar su rostro, despierta el temor de que todo se desvanezca tras la llamada de hordas de muerte sin haberlas invocado

64


Limbo El borde condena con sus lĂ­neas fugitivas y algunos tĂ­midos pasos resignados al costo de una pisca de coherencia. No querer soltar la mano ÂĄnunca! y en contra de toda prudencia.

65


Un lugar sin escape donde el olvido no es bienvenido. Y asĂ­ duraremos: en el limbo un entre-medio de pĂĄlidos rojos y fuertes grises. Que nubla condena lastima invita y apasiona.

66


Marcas El cuerpo no entiende de olvidos. Prefiere el flagelo del recuerdo a la amnistĂ­a de la pĂŠrdida. Las cicatrices indelebles al camuflaje de las sentencias consagradas. Las marcas del alma son portones de piedra caliza

67


limadas suavemente en cada doblez por la brisa de la costa. Son atajos escondidos que nunca mรกs cerrarรกn aunque el reloj se ofusque y la piel se desgaste en su paso por lo inevitable. Las llagas susurrarรกn voces lejanas que endosaremos sin anestesia

68


por los tiempos de los tiempos a pesar de los empalagosos compases de una melodĂ­a que se encuentra estancada en su perpetua introducciĂłn.

69


Entre-medio Me habían dicho que ese lugar entre-medio era sólo un lapso fantasioso entre el pasado y lo real. Su pasión sería pasajera su tiempo, fugaz como un orgasmo su realidad, falso como un cuento de hadas. Lo mejor estaba por venir. Pasé mis días en una búsqueda interminable por esa compuerta que me permitiría entrar al paraíso

70


mientras ese entre-medio se transformaba en un monstruo esquizofrénico que me llevaba con sus garras entre el deseo y la desolación. Cuánto tiempo ¡demasiado! pasó para descubrir que ese espacio inconcluso no era más que el mismo Todo. Una totalidad inacabada cuyo lugar densifica el paso del tiempo como un revoleo sagaz en el aire y el futuro como un convite a jugar. Entre-medio es la tierra donde el deseo gobierna,

71


el placer acaricia y el sueño se transforma en el camino obligado. Es el lugar donde los eternos abrazos son el alimento de cada día donde el encuentro de los cuerpos desnudos es el dejavú eterno de la primera vez donde las sonrisas son el néctar que reemplaza la sangre y el futuro pierde su condición de vigilante odioso para transformarse en una fuente inagotable de peripecias, aventuras y encantos. Entre-medio, el lugar que soy siendo lo que traigo hacia lo que seré.

72


Pero nunca solo sino siempre juntos.

73


74


CLASURAS (QUE ABREN)

75


76


Amanecer Aun entre cauces somnolientos mi pecho desea abrazarte Abrir las ventanas al viento para recordar un dĂ­a mĂĄs mi pequeĂąez absurda frente a la belleza abrumadora del cosmos que me invade. Siento tu lentitud que me empuja de a poco para llevarme desnudo al destilar del elixir azulado que me acaricia y arruma me da ese momento de soledad infinita donde mi piel toca lo profundo del correr natural.

77


No niego que a veces te detesto al recordarme que nada es un sueño sino la pura y espesa realidad la cual te escupo a gritos y llantos para que saques de mi espalda. ¡Oh amanecer! Te busco cada mañana entre reflejos que encandilan para que me arropes y me arrojes al sigilo que yo nunca me atrevería a transitar por mi propia cuenta. Pues ya sabes tu prima, la noche insiste incansablemente en mantenernos esclavos como oscuros secretos

78


Siempre estarĂĄs, nublosa o soleada aunque no te vea, nunca me abandonas. Y en tu emerger, me traes los primeros sabores y con ellos los conocidos aromas de la armonĂ­a.

79


De albas y refugios ÂĄOh alba! que cada maĂąana nos apremias con suerte y desgracia. Sobrevivimos la jornada con tus caricias resolanas y tus muros eternos. Corremos irritados a ver si el tiempo se adelanta pero la condena

80


ya está decretada desde tiempos arcaicos. Escóndenos en tu resplandor para quedar ciegos frente al miedo. ¡Alúmbranos! aunque encandilados vacilemos un paso a la vez entre el abismo y el tibio césped.

81


Juan Marcos Una vez más tu presencia me invade trayendo desde el fondo de las historias veladas los silencios, enigmas, exclamaciones y confusas lumbreras que hacen a ese fangoso camino de una plenitud ausente. ¿Por qué las plantas de tus pies nunca podrán sentir la frescura del césped húmedo en un inmenso campo testigo de las primicias del cielo y las nubes? ¿Cómo puede ser que no puedas ver cómo el horizonte se acerca y se aleja poco a poco tornándose en tonos azulados y rojizos

82


mientras tus pasos avanzan en un interminable pasaje? ¿Qué palabras gruñirás cuando el dolor te asalta si tu lengua conspira contra tu deseo más profundo? ¿Podrá tu mirada encadenada descubrir la grandeza intimidante del firmamento? ¿Por qué no podrás retratar con una sonrisa la suavidad del roce de la brisa el placer del calor en un día de primavera la paz que trae una noche estrellada en octubre? Te miro a través de esos grandes ojos marrones y encuentro un misterio detrás de ellos que me invita a ver tu existencia como un prodigio cotidiano que supera toda razón.

83


Déjalo ir Soltálo Soltáte Déjalo ir que no sos esclavo de las apariencias. La niebla de la superficie es lo más lúcido que tenés frente a las voces lindantes pero desconocidas que te persiguen reclamando el botín que nunca les perteneció. Las pluriformes siluetas del escurridizo vapor no te dejan mirar más allá para que el alimento de tu cuerpo sea la sorpresa de lo más efímero.

84


Los espacios en blanco que nacen desde el disipar entre una transformación y otra están llenas del aire del oriente y dejan así deslizar destellos de claridad incandescente. Déjalo ir Déjate llevar Que la pasión asuma tus seguridades y que la conciencia de tu menoscabo sea la avidez para seguir caminando a tropezones, giros y brincos apasionados.

85


Giros Giros, y giros que da la vida El absurdo siempre salva. Las amistades que ya no son y los despreciados que devienen en hĂŠroes del lapso. El rechazo de los comunes recurrentes y la bienvenida de los desiertos resistidos. La aventura

86


del nunca jamรกs y el vรณmito del siempre igual.

87


Despertar ¿Qué hacer cuando el alma despierta otra vez? Cuando la verdad embulle y se lleva consigo lo poca cordura que queda. Cuando los espíritus se enfrentan invocando al origen para que Caos consuma a Gea y deje como rey al Abismo.

88


Cuando el despabile irrumpe como punzada y deja correr la sangre para marcar el lento camino. Sangre que germina la tierra para nacer y morir una vez mรกs.

89


Otro árbol Cómo te envidio a vos, que podés llegar alto y mirar sin cuidado con esa contemplación altiva sobre los perdidos mortales que se refugian bajo tu crepúsculo. Vos, que cargás esa sabia irredimible e inagotable cuyos poderes mágicos transforman a quien roce. Llévame entre las hendiduras de tu corteza como un entrometido insecto

90


que busca sobrevivir en el regazo de aquello que lo excede.

91


Melancolía No se necesitan razones para estar melancólico. La melancolía sólo es. Placer en la negación de su ausencia. La nostalgia como razón de ser. Vivir drenando del

92


eterno retorno. ReĂ­rse con los fantasmas del pasado para transformar las penas en frondosos paisajes lejanos. Es casi como una maldiciĂłn cuyo reverso es bella magia. Mi cuerpo te necesita, melancolĂ­a como quien me lleva a historias pasadas que nunca terminaron aunque su desapariciĂłn me tortura

93


cada dĂ­a cada minuto cada segundo

94


Melodías La dulzura de un tono conspira contra la armonía del alma trayendo con la melodía universos pasados tatuados en la piel logrando en un pestañeo mostrar que aún estamos allá lejos escondidos de nosotros mismos en un fluir sin freno donde todo pasa avanza se acumula y explota.

95


Primaveras Entre el amanecer y la oscuridad es donde el amor duele. Tiempos cálidos que con ansias se esperan para salir del témpano y adentrarse a ese fuego que consume incómodo. Un pasillo subterráneo donde todas las ilusiones se hacen sombras y juegan a ser reales

96


pero se quedan invisibles persiguiendo solemnes hasta matar la cordura. Son sueños que conviven por siempre Es la sangre de la pasión que coagula cual laguna en día soleado con sus bellos verdeazules y sus aromas agridulces. Primavera, que te vas a paso lento y con ramalazo Sueño perdido hecho carne segundo tras segundo

97


como un deseo imposible incrustado en el centro de mi pecho con dolor y extrañeza un eco que se va y nunca -¡lo sé! ¡ay, qué demencia!desaparecerá. Vos sos la flor que adornará el jardín de mi añoranza.

98


Redenciรณn Transita, oh memoria, sobre las frescas corrientes que te regala, entre arabescos y nuevas luces de faro, el plano arroyo que nace del corazรณn absuelto. Deja de lado la acostumbrada y ya hermana desazรณn para continuar tras el paso amoroso de la incertidumbre.

99


Tu redenciĂłn, alma mĂ­a, invita a enamorarse de las cosas a arrojarse en el brillo de los contrastes y dejar atrĂĄs poco a poco las siluetas deformes de la bruma.

100


Resucitar El lĂ­mite no es mĂĄs que un nuevo atajo. La muerte densifica la piel para que al ser arrojados soportemos el esplendor que en cada minuto deviene en exceso.

101


Las manos empaladas que hacen un surco para que traspasen la corriente junto al albor. Resucitamos junto al fin de todas las cosas.

102


Todo es nada Querer todo es obtener nada Mientras un solo paso a la vez -no dos, o tres, o cinco, o miles el Ăşnico pasaje para conocer lo real ignorado y rozar con los dedos el coletazo del deseo. La sutura de lo omnipresente no es mĂĄs que una dĂŠbil espuma

103


para esconder el temor frente a lo oculto y la falsa ilusiรณn del ojo forastero que mira de lejos. Al final y al principio no somos mรกs que una apuesta.

104


Ser Somos como una gota que nace de la densidad y se deshace mientras desliza en la suave textura dejando de sí en el camino para desaparecer en el todo y volver a nacer. Somos una condensación de duelos De pequeñas muertes que resucitan la piel a través de la agonía. Somos lo que no queremos ser Como un síntoma fallido

105


en medio de mil pruebas que sólo dan muestra del deseo de poder ser. Somos la causa del inevitable e injusto juicio ajeno donde dicen vernos sin quiebre ni destello deslindando en una ilusión la proyección de sus propios miedos. Todos dicen conocer quién es el otro Aunque no es más que una falsa presencia Una virtualidad

106


creada por el delirio que nos provoca el no reconocer lo que creemos ver de nosotros mismos.

107


108


INDICE Bisagras Locura(s) Error(es) Muerte Oda contra el presente Palabra Corazón embrujado Lo imposible Decisiones Excesos de tiempo Ser, o no ser Máscaras Vacío Fantasmas Mares del ocaso (Entre)cruces Principio

9 13 15 17 19 22 24 26 28 30 31 33 35 36 37 39 43

109


Momentos Primera vez Frágil Abrir(se) Pequeñas historias ¡Cállate corazón! Espíritus Esperanza ¡Calla! Contradicción El punto justo Destellos El dolor del odio La ira Limbo Marcas Entre-medio Amanecer De albas y refugios

44 45 46 48 49 51 53 54 56 58 59 60 62 64 65 67 70 77 80

110


Juan Marcos Déjalo ir Giros Despertar Otro árbol Melancolía Melodías Primaveras Redención Resucitar Todo es nada Ser

82 84 86 88 90 92 95 96 99 101 103 105

111


112


113


114


115


Nicolรกs Panotto, argentino residente en Santiago de Chile. Teรณlogo y Doctor en Ciencias Sociales. 116


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.