Revista SABC, número 33

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Soberanía Alimentaria n.33

por la autoorganización asamblearia con herramientas de gestión propias. Este tipo de prácticas a menudo se han considerado, desde muchos sectores, como incompatibles con la remuneración y la profesionalización de tareas o con el aumento del tamaño del proyecto, por miedo a perder la autogestión del grupo. Si nos fijamos en el formato más extendido de los grupos de consumo con los horarios de recogida de cestas (una tarde a la semana), los horarios de las asambleas, las tareas obligatorias, las formas de participación, tienen tienda para vender a personas no socias y cuáles son los criterios para implicarse y de qué funcionan con el trabajo de los miembros pero sin forma los valoramos; podemos ver que entran remunerar esas tareas. A menudo, la organización en tensión con la realidad de muchas personas del colectivo se basa en comisiones o grupos de por motivos como: responsabilidad de cuidados trabajo y las asambleas son los espacios donde se de abuelos/as, hijos/as, etc., autocuidados, horatoman las decisiones. rios laborales o multiactivismo. Así, a pesar de El modelo mayoritario vigente hasta hoy ha que todas estas situaciones son muy comunes y tendido a mantener un tamaño reducido de transversales, suelen abordarse de forma puntual forma voluntaria, con la idea de asegurar una y a menudo no se encuentra una solución que se buena gestión y garantizar la participación de ajuste a las necesidades individuales y eso acaba los miembros del grupo. Así, el modelo de crecisuponiendo el abandono del colectivo. miento se ha basado en la multiplicación y réplica Necesitamos dispositivos cooperativos que de colectivos, a menudo con un proceso de acom- nos permitan autoorganizar nuestro consumo pañamiento por parte de los proyectos que ya agroecológico y que, al mismo tiempo, atiendan funcionaban anteriormente. las necesidades cotidianas sin que la participación Actualmente, el contexto no es el mismo. El en estos espacios suponga un esfuerzo que sobreproducto ecológico es mucho más accesible para cargue las personas o, incluso, les impida la partoda la sociedad, también a través de los canales ticipación. Contar con la remuneración de tareas de venta convencionales. En este sentido, son permite resolver una parte del funcionamiento muchas las voces que alertan de que el espacio cotidiano del grupo y que la participación pueda que no ocupe este movimiento irá a parar a organizarse en diferentes grados de dedicación, manos del mercado capitalista. Así, cada vez se ha ajustados a las necesidades y deseos de cada una ido planteando con más intensidad la urgencia de de ellas, sin que eso tenga que comprometer ni un cambio que adapte las formas del cooperatila viabilidad ni la razón de ser del proyecto. Al vismo agroecológico a las necesidades del conmismo tiempo, este es un reto importante si quetexto actual. remos extender las formas autogestionarias a más ámbitos de nuestra vida así como a más sectores La práctica de la autogestión de la población. Algunas de las tensiones más patentes en la La relación directa entre mayoría de las experiencias agroecológicas emerconsumo y producción gen cuando hablamos sobre qué entendemos por Un segundo pilar del cooperativismo agroecoautogestión, uno de los principales pilares del lógico ha sido el establecimiento de la relación cooperativismo agroecológico. En los grupos de consumo organizados de Cataluña se ha apostado directa entre consumo y producción. Estas Shashe, en Zimbabue, es famosa por conservar y cultivar una enorme diversidad de granos autóctonos. Exposición «We Feed the World». Foto: Jo Ractliffe


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