2 ª EDICION 2 ª EDICION
Se ha preguntado que sentiría usted si se parar en frente de treinta personas con su mejor actitud, tomara el aliento de decir buenos días, tardes o noches según la ocasión lo requiera y que a su caluroso saludo la única respuesta fuera el silencio? Eso hace parte de mi rutina diaria, trabajo en los buses vendiendo dulces y pasabocas varios, no podría decir que toda la gente es indiferente pero puedo asegurar que la indiferencia está muy marcada en la gente que va en los buses. Muchas veces me pregunto por qué no responder a un simple saludo, se habrán subido muchos vendedores? El día de trabajo estuvo muy difícil? Tienen muchos problemas y un tipo en un bus solo los incomoda? Cualquiera que sea el caso no tiene nada que ver con lo que para mí es una pequeña muestra de educación, un saludo no se le niega a nadie y pienso que muchas veces la condición para responder a un saludo está ligada a una especie de convenio social, o cuantas veces a saludado a su jefe simplemente por el hecho de ser su jefe sin importar las opiniones personales que el susodicho le merezca, o por ejemplo cuando ese molesto familiar lo saluda de un fuerte abrazo y usted lo que más
OCTUBRE - NOVIEMBRE / 2011 OCTUBRE - NOVIEMBRE / 2011
POR PEDRO GONZO
2020
quisiera seria ignorarlo como cuando se suben esos “molestos” sujetos a trabajar encima de los buses y sin embargo no lo hace porque eso sería muy mal visto, los ejemplos que podría citar son muchos pero a la final no responderían a la pregunta que me hago a diario, porque en promedio veo a unas 350 o 400 personas al día, las saludo a todas ellas y sin embargo podría asegurar que a duras penas un 50 por ciento de esas personas respondió a mi saludo. Será que fui educado por gente anticuada que sobrevaloraba la cordialidad, o será que estos tiempos han cambiado tanto que con el diario vivir no hay espacio para andar saludando a cuanto sujeto vaya por el camino diciendo buenas como esta? No podría responder a nada de esto, solo podría decir que saludando se ve mucho más educado que endureciendo el rostro y asumiendo la pose indiferente del que no escucho nada.