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vamente. Y no hablemos de la letra pequeña de estos elementos, en la que se dice que tienes que tomar tu dosis, tres al día, etc. Porque sin entrar en el mundo de la chanza, nos podría hacer reflexionar el que ineludiblemente hacia las 21:30, acabado el Teleberri, aparezca el anuncio de ese láctico fantástico que arregla picores. Hay multas de valor notable en la historia más reciente. Por ejemplo, con 21 millones de dólares se sancionó en Estados Unidos a Danone por no decir la verdad en su publicidad. Mientras tanto, hay una fruta que es diez veces más barata que estos productos, pero que no mola tanto. Además es mucho más importante para la salud, y mucho más enriquecedora. Un sencillo plátano tiene treinta veces más de porcentaje de vitamina B6 que estos yogures atómicos, y tiene además otras ventajas, como su mayor proporción de aporte de vitamina D. De igual modo que existe un problema de comunicación de las fechorías –sentenciadas por la justicia– de esas grandes marcas por parte de la prensa escrita, de las radios o de las televisiones que reciben la publicidad de esta gente, también hay un motivo para que se silencie mediáticamente lo que dice el mundo científico sobre esto.

MÁS FALSEDADES Estamos en un campo en el que la leyenda urbana campa a sus anchas. Es este mundo de los lácteos en el que hay historias que dan risa, como lo de las añadiduras de los Omega-3 o de los Omega-6, que en el fondo es un cambio que lleva toda la vida con nosotros y que, repentinamente, ahora reaparece dándose importancia. Otra: lo del colesterol, que de tan mala prensa goza, pese a ser algo muy necesario para vivir, y pese a que no todos debamos regirnos por los mismos criterios de riesgo. Ese asterisco que aparece en la analítica junto a la cifra de marras no es, en cierto modo, real. Más que un artículo, necesitaríamos un

UN PLÁTANO ES MÁS IMPORTANTE PARA LA SALUD QUE TODOS ESOS PRODUCTOS libro para detallar esa idea de que cuán nociva es la grasa de la leche como para merecer ser retirada y posteriormente incorporar a la leche entera únicamente un 3,5%. Imaginad un dedo untado en aceite de oliva y tres gotitas que caen sobre un litro de leche: ésa es toda la grasa que tiene un litro de leche entera. Es de risa. Son esas mismas tres gotitas que echaríamos a la ensalada, y que es la misma cantidad que lleva la leche entera… Le meten aceite de pescado y… Esa leyenda de que el Omega quita el colesterol también es mentira. Hay que tener en cuenta que el colesterol lo genera el cuerpo, y esto también nos hace reflexionar sobre ese dato de que la cifra del colesterol no admite comparaciones simplistas con un baremo general para todo hijo de vecino. Sí en el caso de que habláramos de cifras altísimas, porque en tal supuesto estaríamos ante inminentes problemas cardiovasculares, pero hay mucha gente de determinadas zonas que –por su alimentación, por su genética– no sufren consecuencias de determinadas cifras de

colesterol que, para otros, serían perjudiciales. Reducir los niveles de colesterol es algo que se hace a través de una dieta sana y equilibrada, a la que hay que ayudar incluso en muchas ocasiones con atención a la psique, a la felicidad de la persona. Hay que tener una dieta equilibrada, amplia, variada, con consumo de todo tipo de alimentos. Si repasamos ese anuncio en el que todos los habitantes de un pueblo consumen el producto lácteo correspondiente para conseguir ese objetivo está muy bien, pero en el fondo están todos como locos haciendo deporte. Hace falta mejorar un estilo de vida muy próximo a la alimentación sencilla de nuestro pueblo, que es lo que ha hecho que tengamos los índices de vida altos de los que podemos enorgullecernos. Está claro que necesitamos de todo. En cierto modo, además, los científicos defienden que captemos esos azúcares que necesitamos de manera natural y equilibrada. Por ejemplo, una noche se te ocurre cenar un salmoncito con unas patatas hervidas y tu dosis de Omega 3 está lista ya para una larga temporada. ¿Y esos yogures enriquecidos en calcio? Está claro que la absorción de la mujer en la menopausia de ese calcio es muy compleja: no es cuestión tan sencilla, no es llegar y besar el santo calcio. Más tiene, sin duda, una sardina (lo que pasa es que huele, claro), y su asimilación es más sencilla. Y ocurre lo mismo con unos simples frutos secos. Más publicidad engañosa. Y no quiero entrar en el mundo de esos edulcorantes incorporados a productos lácteos sin azúcar, que van cargados de fructosa, miel u otros aditivos. Hay que huir de los alimentos super refinados, de las sacarosas, y hay que ir a una dieta sana. Y hay que empezar a reflexionar, sin duda, ante la posible utilización de todo este tipo de recursos que la publicidad nos mete por los ojos. No os dejéis engañar. Y cuidémonos.


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