Rudolf Steiner - Evangelio segun San Mateo

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CAPITULO 4 LA EVOLUCION DE UN PUEBLO COMO TRASUNTO DE LA EVOLUCION COSMICA CORRIENTES EVOLUTIVAS PARA EL ADVENIMIENTO DE CRISTO Según lo expuesto en la conferencia anterior, existe una diferencia significativa entre lo que podemos llamar el conocimiento del mundo espiritual en el curso de todos los tiempos, por un lado, y, por el otro, de la característica del conocimiento del mundo divino-espiritual que la organización particular del pueblo hebreo permitía obtener. Hemos dicho que este pueblo, ya en su patriarca Abraham, había recibido una bien definida organización que consistía en que al organismo humano se le había dotado de un instrumento u órgano físico que en cierto modo hacia posible elevarse, por medio del conocimiento sensorial, no solo a una vaga idea, sino al conocimiento de lo divino-espiritual. Por doquier y en todos los tiempos existe y existió el conocimiento de lo divino-espiritual; sin embargo, este eterno conocimiento espiritual se obtiene por medio de la iniciación dentro de los Misterios o, en general, mediante la iniciación como tal. De este conocimiento que dentro de la evolución de la humanidad se obtiene por determinado desarrollo humano, es decir, en cierto sentido artificialmente, hemos de distinguir aquel conocimiento que en alguna época, con el carácter de una misión especial dentro de la evolución de la humanidad, se obtiene como un don normal. Así, por ejemplo, podemos hablar de una percepción astral-clarividente de lo divino espiritual como facultad normal en el antiguo periodo atlante; en cambio, para la evolución floreciente del pueblo hebreo hemos de considerar como normal, el conocimiento exterior, exotérico del mundo espiritual que se logra mediante un órgano físico especial, o sea, mediante la fuerza cognoscitiva que se basa en semejante órgano físico. Ya hemos señalado que el pueblo de Abraham obtuvo ese conocimiento por el hecho de que, en cierto modo, experimentaba la existencia divina como confundido con la propia interioridad. Sin embargo, mediante esa facultad cognoscitiva no se logró inmediatamente aprehender en lo interior lo divino-espiritual de manera tal que el individuo pudiese decir: "Trato de vivenciar en lo mas hondo posible la propia interioridad a fin de encontrar aquella gota de la existencia divino-espiritual que me proporcione el conocimiento de lo espiritual que vive y teje incluso en el mundo exterior...”. Esto solo se hizo posible por el advenimiento y por la revelación del Cristo dentro de la evolución de la humanidad. Fue así que el antiguo pueblo hebreo solo a través del Espíritu del Pueblo tuvo la posibilidad de experimentar lo divino, es decir, cuando el individuo se sentía como miembro de todo el pueblo, no como ser individual. En la sangre que fluía por las generaciones sucesivas, en la conciencia de todo el pueblo sintió la presencia de Dios, o de Jehova. Por consiguiente, en sentido científico espiritual no se puede dar la definición de Dios Jehova, diciendo: El es el Dios de Abraham... Esto no seria una definición exacta, sino que es preciso decir: "El es el Dios de Abraham, Isaac y Jacobo; El es la entidad que fluye de generación en generación, y que se revela en la conciencia de su pueblo". La diferencia y el gran progreso de este conocimiento referente a Abraham, Isaac y Jacobo al conocimiento cristiano, consiste en


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