Principios de geomancia astrologica

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Franz Hartmann – Principios de Geomancia Astrológica

INTRODUCCIÓN El término «adivinar» o «adivinación» viene de la palabra «divino», y el arte de la adivinación se basa en el reconocimiento de un principio divino universal que actúa dentro del alma. Se dice que el hombre es la cumbre de la creación: en él están combinadas las quintaesencias de los cuatro reinos. Él es a la vez un mineral, una planta, un animal y un dios, y cada una de estas partes constituyentes posee sus propios y particulares estados de conciencia, sus propias sensaciones, sus propios deseos, sentimientos y percepciones. La Luz divina que brilla en la oscuridad de su constitución material es el eterno Espíritu de Dios, donde el pasado y el futuro no existen, y en cuya conciencia están presentes todas las cosas. Su presencia se puede sentir en el alma como el poder divino de la Intuición, y si la Mente del hombre pudiese elevarse completamente por encima del reino de la avaricia e iluminarse a través de la Luz del Espíritu, ya no sería necesaria la Geomancia, ni ninguna otra ayuda artificial, para llevar el conocimiento del Espíritu al campo del entendimiento del Intelecto material. Podríamos, entonces, no sólo sentir la verdad intuitivamente, sino también verla y conocerla sin necesidad de argumentaciones ni de razonamientos matemáticos. Sin embargo, existen tan sólo unos pocos santos o adeptos que posean un estado similar de perfección, por lo que la mayoría de hombres y mujeres de este mundo se ven obligados a seguir el camino tortuoso de la especulación y del cálculo para obtener información sobre lo desconocido. Al parecer, el proceso psicológico según el cual el conocimiento del alma espiritual alcanza el entendimiento del intelecto humano es muy complicado. Según parece, el rayo divino de Luz tiene que atravesar múltiples estratos de materia y se rompe un sinfín de veces antes de quedar finalmente reflejado en el campo de la conciencia exterior, y cuanto más capaces seamos de elevarnos espiritualmente por encima de estas nubes de la materia que oscurecen el cielo mental, tanto más podremos ver la luz del sol de la verdad en toda su pureza. Al practicar el arte de la Geomancia en ese estado mental, y experimentar lo que aproxima al Hombre a la percepción de la Verdad, la Intuición puede instruir al intelecto razonador. Los primeros cuatro símbolos que conforman la figura geomántica son el producto de la Intuición, y de ellos se obtiene el resultado final mediante una labor intelectual. La condición para tener éxito es mantener una concentración total y absoluta del pensamiento y de la voluntad sobre la pregunta que debe ser respondida. En el arte de la Geomancia es el alma, y no la mente, la que responde la pregunta, y la respuesta se recibe por medio del poder del Espíritu divino y vivo de Dios, cuyo templo es el hombre. Por ello queda claro que este arte mágico no debe practicarse en un estado mental diferente al del culto, la adoración y la fe en la Ley eterna del orden y de la armonía. Si se emprendiera únicamente por mera curiosidad o con fines egoístas, o bien por motivos de codicia y venganza, sus resultados serían poco fiables, porque en tales casos el rayo de la intuición quedaría distorsionado por las imágenes desvirtuadas que existen en nuestra mente. Del mismo modo, las respuestas sólo serán seguras si toda la fuerza de nuestra 4


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