Magia aplicada

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Dion Fortune – Magia Aplicada encontrar lugares libres de toda sospecha en los que puedan recibir comunicaciones. Rara vez puede haber razones convincentes que amparen el hecho de enviar cartas a una dirección falsa, y las organizaciones esotéricas que se muestren excesivamente complacientes a este respecto estarán creando dificultades a todo el movimiento. Es una pena que la Sociedad Teosófica se viese tan estrechamente ligada con actividades políticas de la India; aunque, para ser justos, hay que decir que probablemente sus miembros no se dieron cuenta de a qué extremos habrían de llevarles finalmente tales actividades. Como resultado de esa asociación, muchas personas creen que los movimientos ocultistas se resienten todos del mismo defecto, y temen que, si tienen algo que ver con ellos, se verán envueltas en todo tipo de complicaciones, por lo que limitan sus estudios a la teoría de la ciencia esotérica, sin ponerla nunca en práctica. Las organizaciones fascistas de Gran Bretaña y de otros países parecen tomarse muy en serio la “amenaza” del ocultismo subversivo, pues consideran que cualquier sociedad ocultista es por definición subversiva y debe ser sometida a observación y espionaje. Ninguna persona razonable debe mostrar la menor objeción a ser inspeccionada por los representantes autorizados de la Ley y el Orden, ya que de ese modo estará protegiendo sus propios intereses; pero el detective aficionado es sumamente molesto y enojoso, sobre todo cuando espera encontrar “bolcheviques” en todas partes. Se ha exagerado el papel desempeñado por la drogadicción en los aspectos más turbios y menos recomendables del ocultismo. Las drogas utilizadas son las que provocan visiones, como el anhalonium y el hachís, que no crean hábito y que, al menos en Occidente, son consideradas “drogas blandas”. En cualquier caso, en las cantidades en que se usan en los experimentos ocultistas no pueden provocar daños permanentes. Las drogas que crean hábito son las que o bien producen sensaciones de exaltación y de inmunidad al cansancio y la fatiga, o bien adormecen la consciencia y hacen más soportable una vida llena de dificultades y problemas. Las drogas que provocan visiones no pertenecen a ninguna de estas dos categorías. Nadie que las emplee sólo para conseguir visiones correrá el peligro de volverse drogadicto; y, en cualquier caso, el anhalonium no crea nunca hábito. El riesgo a que se exponen quienes usan estas drogas es psíquico, no físico; si quien experimenta con ellas no es un ocultista experto, competente en invocaciones y conjuros, pueden convertirle en susceptible de una invasión psíquica, e incluso de una obsesión, pues abren las puertas de lo astral a la 72


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