“Orgullosos de su pertenencia describen sus tesoros: la historia que signara a la provincia como génesis de la patria; su gente, los modos y costumbres que los identifican y distinguen; la religiosidad, fe y devoción que se remonta a los orígenes y conserva sus celebraciones; las artesanías, expresión legítima de la vida y el sentir del santiagueño; la música folclórica y sus luthiers, cuna de músicos, cantores y poetas en cuyo arte se conjuga el hombre y su paisaje, sentimiento, vocación y vida; la gastronomía, mixtura de tradiciones y recursos de su suelo; los mitos y leyendas, que perviven en el imaginario popular y envuelven con su misterio, las enseñanzas heredadas”, describe acerca de su obra Paladea.