El poeta chileno Gonzalo Maire elabora en este, su cuarto poemario, un concepto holístico de la existencia humana. Más bien, rastrea el residuo metafísico que la Modernidad ha filtrado en la subjetividad del ser humano: la pérdida de sentido y el simulacro del gesto frente a lo real.; el lenguaje como mero relato de algo que gravita en la ausencia de todo encuentro. "El hombre horadado" es la categoría que otorga al autor a la puesta en cuestionamiento de la relación naturalizada del hombre y las cosas; la palabra, como el testimonio muerto de las formas de significación de mundo, es la carencia irremediable de proyección del individuo, y de quien deviene rápidamente en una negación de sí, sintomática.
Escrito a través de un verso espeso, horadado, casi oscuro, el autor aborda la situación de la poesía -su poesía- respecto a la experiencia que recoge, y a la vez, abre del mundo.