Go Mag #125 Octubre 2011

Page 64

064/065

maschine!, maschine!, maschine!

Libro Electrónico ¿QUÉ LE PASA AL E-BOOK? Los ves por la calle, tipos que pasan sus ojos por libros que no son libros. Al menos, no en el sentido tradicional. Los e-books han dejado de ser la eterna promesa tecnológica. O eso parece, porque la realidad es otra: unos precios elevados y la escasa oferta de títulos impiden que el libro electrónico en España se convierta en una realidad

Textos

Xan Pita

D

ecían que 2011 iba a ser el año del libro electrónico. Lo ha sido, pero tampoco tanto. Si uno analiza los datos facilitados por el Observatorio de la Lectura y el Libro en el informe “Situación actual y perspectivas del libro digital en España” descubre que el e-book supuso en España el año pasado un 3% de la facturación del total de libro. En otras palabras, el doble de la cifra recogida en el documento publicado en 2009. Lo que decíamos antes de los matices viene a que, aún cuado se observa cierto crecimiento, por aquí estamos a años luz de las cifras que manejan países como Estados Unidos. Piensa que en USA el negocio de los libros electrónicos alcanzó en 2010 los 316,6 millones de euros, un 164% más que el año anterior, y representa ya el 8,3% de la facturación total del sector. Las razones para que el negocio haya despuntado tímidamente hay que buscarlas, por un lado, en la mayor penetración del hardware. Se palpa en la calle, lo ves en el metro: individuos pasando los ojos por su libro electrónico. Ahora bien, no tiremos cohetes. La penetración de lectores de e-books (los Kindel o Papyre de la vida) está muy lejos de ser mayúscula. Libranda, una de las más importantes plataformas de distribución y difusión de libros electrónicos en lengua española, calcula que el número de gadgets se mueve en las 200.000 unidades. Y ya que mencionamos a Libranda, ésta e iniciativas similares —Publidisa (Todoebook), 36L Books, Amabook, Leer-e— son otras de las causas de que el libro electrónico sea, poco a poco, una realidad. Pero seguimos en el furgón de cola. Y el sector del libro español no se mueve. En realidad importa más bien poco que la

presencia de aparatos capaces de leer libros virtuales se multiplique. Lo que realmente importa, los libros, no se renueva. El sector se escuda en la piratería, la vieja excusa. Pero resulta que la piratería no provoca que la versión española de iBookstore, por ejemplo, esté a años luz en cuanto a claridad y contenidos que su homóloga norteamericana. La web de Xataka publicaba recientemente un reportaje en el que le echaba un vistazo a este desolador panorama y nos descubría a muchos la existencia de una ley que le está poniendo freno a la creación de un sector del libro electrónico como debería ser. Se trata de la ley española del precio fijo de 2007. Por marciano que pueda sonar, en España el libro electrónico es igual que el de papel y las mismas condiciones que rigen a uno rigen al otro. De este modo, la ley establece que el precio de los libros debe permanecer inmutable hasta que transcurran dos años desde su última edición, fijando un descuento máximo del 5% que alcanza el 10% durante el Día del Libro y las diversas Ferias sobre literatura. Y hay más. Tal y como señalan en Xataka, pese al escaso margen de maniobra que permiten estos descuentos máximos, a los libros electrónicos se les aplica encima un 18% de IVA frente al 4% de los libros de papel. No importa que entre abril y junio de 2011 se hayan vendido 250.000 tabletas y que un número importante de sus usuarios quieran utilizar el dispositivo para leer libros. En el caso de iPad (que supone un 50% de esas 250.000 tabletas) sencillamente prácticamente no existen libros o uno tiene problemas al ejecutarlos a causa del muy intrusivo sistema de protección DRM. Es como si el negocio se estuviese escurriendo por los dedos. Y así nos luce el pelo.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.