Miscelánea Cultural
En el canal de venta De todas las categorías de carnes frías y embutidos que comercializan en la empresa, las marcas Productos Galicia, Dimm y Empacadora Par, son las más demandadas en insumos como queso americano, salchicha de pavo y Viena, así como jamón de pavo y pierna. Mientras que las líneas de embutidos más caras son: Bunch, Fud y Swan, ya que son marcas de renombre. Sin poner en entredicho su excelente calidad. Los productos como jamón de pierna o Virginia de estas firmas, son de los más caros que se pueden encontrar en el mercado. “Aunque hay otras marcas competitivas como Capistrano o Galicia, que pese a no ser etiquetas muy reconocidas, son de muy buena calidad. No tienen nada que pedirle a las otras marcas”, declara un empleado de la cremería. Y es que, en cualquier tienda de abarrotes es fácil encontrar productos de marcas populares, pero es raro ver artículos que las personas no conocen y que son muy buenas. “No digo que estos sean malos, al contrario, pero la gente se guía más por la etiqueta y lo ya conocido. Son de mucha tradición, les cuesta mucho lanzarse a probar algo nuevo”, resalta. En muchas ocasiones, ha pasado que si un cliente pide jamón Swan o Fud y el tendero no cuenta con esa línea, el comprador prefiere buscarla en otro establecimiento. Para que esto no le pase a usted y pierda esa venta, es indispensable que ponga en marcha estrategias que le permitan retenerlos, como por ejemplo invitarlos a probar otras marcas de embutidos. “Si en su negocio le piden queso de puerco Fud y no tiene la mercancía en ese momento, le puede ofrecer a sus clientes otra etiqueta, más económica y buena; entonces aquellos que no la conocían la probarán y aceptarán comprarla. La cosa es que usted venda sin negar el producto. Es lo que nosotros ofrecemos en “Cuadritos”, si no tenemos un jamón en específico, ofrecemos otro y el cliente final decide si lo compra o no”, expresa el entrevistado.
De acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne, entre septiembre y diciembre, se nota un repunte en las ventas de carnes frías, cuando termina la temporada escolar –julio-agosto– y en Semana Santa; la demanda se reduce un 15%, que es misma proporción en la que crece la producción anual.
29