Programa 2011

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Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora

Preescolar

AMBIENTES DE APRENDIZAJE

ser más cercana en cada equipo. Por otra parte, en ocasiones se puede recurrir al trabajo en parejas en forma colaborativa, si bien brinda una limitada interrelación, los niños asumen mayor compromiso en la tarea, se escuchan, aprenden uno del otro y la intervención docente es aún más personalizada. La colaboración entre maestros ofrece múltiples beneficios para su labor educativa. Se trata de que además de tareas que competen a la escuela, se reúnan para acciones personales como la planificación, hablar de lo que harán y después de cómo les resultó, con el objeto de intercambiar experiencias y propuestas. La interrelación entre el profesor y los alumnos posibilita la colaboración en torno al caso de aquellos que presentan más dificultades, ya sea porque sufren alguna forma de maltrato, presentan alguna discapacidad o alguna otra razón; con la finalidad de asumir como un compromiso conjunto la enseñanza de esos alumnos. Las familias y maestros son corresponsables en la educación de los niños, por tanto, los une un vínculo que implica una cooperación y colaboración a través de diversas alternativas como son las pláticas y reuniones. Para ello, el docente tiene que propiciar la confianza en los padres para que se acerquen a la escuela. “Permita que los padres sepan que están haciendo un buen trabajo en la crianza de sus hijos. Mediante notas, llamadas y cualquier otro medio de comunicación, informe a los padres del buen desempeño de sus hijos, de sus fortalezas, y de sus progresos, y atribuya sus éxitos a la familia”.38 Establecer vínculos entre docentes y familias, no sólo es deseable sino posible, a través de un marco de diálogo y respeto en donde se regulen las relaciones entre ambos; los beneficios para la escuela serán mayores contrario a lo que sucede cuando se les cierran las puertas. “Habrá ocasiones en que usted deseará discutir problemas que los niños están teniendo. Si necesita hacerlo, sea directo. En lugar de etiquetar al niño, como llamarlo ‘indisciplinado’ o ‘poco atento’, dé ejemplos específicos de las conductas del niño que son problemáticas. ‘(…) tiene el hábito de gritar (…) Ayer le gritó a (…) burra’. Luego describa cómo está manejando la situación y juntos ideen estrategias para enseñar (…) otras formas de comunicar a los demás sus necesidades, deseos e ideas”.39

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Seefeldt, Carol y Barbara Wasik (2005), Op.cit., p.94. Ibídem, p.95

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