SEGUNDA QUINCENA DE ABRIL DE 2010
PAPIRO
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La razón de la historia lejano- nos dejó su magnifica percepción del presente que le tocó vivir. ¡Claro! todo lo que él nos dejó ahora ya es historia.
L A U R E A N O N A R A N J O C O B I Á N Los historiadores –o quienes se asumen como tales- tienen la obligación de buscar apasionadamente la verdad del pasado. De buscar con pasión por la verdad, los hechos relevantes que poco a poco construyeron el rostro de la Nación. De indagar con dedicación, perseverancia e imparcialidad, qué sucedió realmente y cuáles fueron las verdaderas intenciones de los principales protagonistas. La historia, auxiliada por múltiples disciplinas, resulta ser un psicoanálisis de los pueblos. Por qué somos como somos, averiguando las causas profundas del carácter nacional. El historiador verdadero debe aprender a separar la pacha del cacao. Debe aprender a separar el trigo de la cizaña. Debe aprender a identificar la verdad histórica, distinguiéndola de los mitos fundadores. Así comprendemos ahora que aunque Herodoto de Halicarnaso sea considerado el padre de la historia, la verdad es que fue más un reportero excelente que un verdadero historiador. Porque él habló y escribió no de hechos relevantes del pasado, sino de lo que vivió en su tiempo. Mas que indagar el pasado –cercano o
La palabra historia significa indagar. Indagar lo que ha pasado, no lo que está sucediendo en este momento. Entonces, encontramos –dándole duro- que hay historia-acontecimiento y también historia-interpretación. Por ejemplo, un acontecimiento fue la invasión que sufrieron principalmente los Aztecas por parte de Hernán Cortes y sus huestes y otra cosa, es la interpretación que hagamos de esos hechos. Por ejemplo, uno es el hecho del cuartelazo de Victoriano Huerta contra Madero y otra, la forma en que interpretamos esos hechos. Y aunque ustedes no lo crean, todavía hay quienes justifican el proceder de Huerta y en su momento, hubo muchos que no sólo justificaron el crimen contra Madero y Pino Suárez, sino que colaboraron alegremente con el traidor y criminal que los asesinó. Hombres que se consideraban brillantes y distinguidos, se acomodaron al nuevo orden de cosas con el Chacal.
viviéramos tiempos de mediocridad, a ellos debería erigírseles un monumento para la memoria de todas las generaciones en este año que se conmemora los 100 años del inicio de la revolución. ¡Ellos sí lo merecen! Porque supieron ubicar perfectamente de qué lado estaba la dignidad y el honor. ¡Claro! en los acontecimientos de la historia están todos. Tanto los que se opusieron al cambio como los que con valor y dignidad lo impulsaron. Están don Francisco Primo de Verdad y Ramos, Don Juan Francisco de Azcarate, Fray Melchor de Talamantes, Hidalgo, Fray Vicente de Santamaría, Allende, Jiménez, Aldama, Leona Vicario Fernández de San Salvador, Josefa Ortiz Girón de Domínguez, Morelos, Matamoros, Valerio Trujano, Galeana, Guerrero, Francisco Javier Mina, Guadalupe Victoria, Fray
Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra, Miguel Ramos Arizpe, y también están como enemigos de los intereses del pueblo, Félix María Calleja, Manuel Gómez Pedraza, Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Ana, Miguel Miramon, Juan Nepomuceno Almonte, etc. Todos están en la historia, pero unos en la cúspide brillante de la conciencia nacional y otros en el pantano de la reacción egoísta y conservadora. Porque la historia, finalmente, pone a cada quien en su lugar. Y eso es precisamente lo que no les gusta a los explotadores del pueblo. Que haya conciencia de la historia. Que las masas populares se ilustren. Que conozcan su pasado. Porque la historia es también la explicación de las luchas que ha librado el pueblo para derrotar la opresión y conquistar la libertad.
Aquí en Tabasco hubo uno que ¡qué lástima! se dobló ante el usurpador y que ahondando su extravío, viajó a la ciudad de México y le dio la mano. Ese fue el respetable caballero –respetable hasta que la pifió- Manuel Mestre Ghigliazza. ¿Qué le pasó a don Manuel? En cambio, don Pedro Cornelio Colorado Calles, don Ramón Sosa Torres, don Carlos y don Alejandro Green Ramírez, don Aureliano Colorado, don Carmen Estrada Torres y otros, se rebelaron contra el bandido y le dieron batalla. Fue ahí propiamente donde se inició la revolución en Tabasco que tuvo como pionero al gran revolucionario don Ignacio Gutiérrez Gómez y su muy respetable y ejemplar esposa Catalina, llamada Catalina La Choca. Si no
La historia pone a cada quien en su lugar. Y eso es precisamente lo que no les gusta a los explotadores del pueblo