POR Mónica Collado y ILUSTRACIÓN Iris Serrano
Laura Martínez
REPORTAJE
@iris_serrano_ilustracion facebook.com/IrisSerranoIlustracion
Fémina Faber Nequi inullest occus as es ipienienihit eaque et ra pra pero voloritis ad quo volorum ipic te rae volupta tempos voles ullaboruntur accum faccum hit inis vel int labore in consequiamus dolupienem undusae viducid erepellorum quature mporporem fugia sin none volut enist, net quat. Iquam, quate nullam nam, quunt alitatem ratus et lautem ea et voloribus sapedi ut ut ut atia simolup turiore moluptatem quiandi aut ea si del eicienim nes autem repere quationse sus. Sed quuntio nsecernat moluptat. Ped quiae alit, etur abor as et eri dus expedignit rehenit aspedio nsequi si beraturibus Neque prerepelesto id quae nonessinctis si dolupta doloreius as autem liciur? Mossum, unt audaesedis aut laborep erchillabo. Uga. Laccuptus verit aspelli gendebis aut fugia nullaborum, sanimus alita pliqui nusa nus ma volor milis si cone nosto inullor simint voluptati adis ex eium et, quiat voluptint veliqui idit maio dellore nis doluptibus dolut vel iminumqui non reri con explaborro culparuptae ni quide sim faceperem quibus apero imus as debit faccae perchic tenit, est, alitas volupta tuscimus asperum eseque exerundenim rat. Udit liquod ut occatem essum de di oditass invellut
fotografías en las que las modelos recuerdan a reclusas de campos de concentración. Esa estética que ensalza el raquitismo y asemeja cada vez más a las modelos con maniquís sin vida recibe muchas críticas, pero su imperativo y poderío visual todavía seguirá vigente por algunos años, ya que el signo de los tiempos glorifica a la mujer delgada, blanca, joven y rica. Sí, joven pero próxima a la inanición y la muerte. Las mujeres que
aparecen en los anuncios de firmas de ropa o perfume se conciben como seres pasivos, inertes, enfermos o enajenados, sin voluntad propia.
Una conclusión semejante se extrae siempre que se aplica la lupa de los estudios a la publicidad: la mujer aparece siempre como objeto, premio o desafío para la mirada masculina. En la mayoría de los casos está descontextualizada, sin realizar ninguna acción y a menudo no es siquiera sujeto, ya que la fotografía enfoca solamente una parte de su cuerpo (generalmente, el pecho o el trasero), deshumanizando a la persona. Mientras que la mujer es poco menos que un objeto disponible, el hombre mantiene y transmite su estatus: aparece en posición de poder, mirando desafiante, o bien realizando alguna acción que lo beneficie o le produzca placer. Esta deriva de la publicidad es el colofón de un sistema de dominación entre sexos que dura ya miles de años. Sin embargo, la imagen cultural del “homo faber” (el hombre hacedor) no siempre se correspondió con la realidad. Numerosos estudios antropológicos vienen a decir que fue la mujer la iniciadora de la cultura, a través del invento y perfeccionamiento de las artes textiles, la alfarería, la cestería, etc. Podríamos decir que “fémina
faber” (la mujer hacedora) es la expresión correcta, ya que miles de años de trabajo reproductivo (y también productivo) avalan nuestro papel en la sociedad.
15