GALERIA GABRIELA MISTRAL 2010 Norton Maza · Boris Campos · Soledad Pinto · Rodrigo Vargas · Josep-MarIa Martin · Claudio Correa
Esta es una publicación de Galería Gabriela Mistral del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Los textos contenidos en el presente catálogo no representan necesariamente la opinión de esta institución.
© Galería Gabriela Mistral. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. © Fotografía: Jorge Brantmayer © Textos: sus autores © Obras: sus autores
La presente edición contempló un tiraje de 1000 ejemplares
Santiago, Mayo 2011
Registro de Propiedad Intelectual Nº xxxxxxxx ISBN: xxxxxxxx
GALERIA GABRIELA MISTRAL 2010
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CONSEJO DE LA CULTURA Y LAS ARTES
CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES Ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke Carvallo
Subdirector Nacional Gonzalo Martin de Marco
Jefe Departamento de Fomento de las Artes y las Industrias Creativas Javier Chamas Cáceres
GALERIA GABRIELA MISTRAL Directora Claudia Zaldívar Hurtado
Encargada de Proyectos Ana Sanhueza Jardel
Encargado de Montaje Alonso Duarte Montiel
Galería Gabriela Mistral Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Alameda 1381 8340523 Santiago de Chile Tel. +56 2 3904108 www.cnca.cl/galeriagm
GALERIA GABRIELA MISTRAL
EXPOSICIONES
CATÁLOGO
Luces de Caos
Editora
Norton Maza
Claudia Zaldívar
18 de Marzo al 7 de Mayo de 2010 Asistente Editorial En Horamala 18/58
Bárbara Palomino
Boris Campos Ernst 20 de Mayo al 2 de Julio de 2010
Asistentes Contanza Alarcón, Antonia Taulis
Modelos para Ensamblar Soledad Pinto y Rodrigo Vargas
Textos
Curador: Gonzalo Pedraza
Mari Carmen Ramírez, Rodrigo Quijano, Gonzalo
15 de Julio al 20 de Agosto de 2010
Pedraza, Ramón Castillo, María Berríos
Made in Chile
Traducción
Josep-María Martin
Kristina Cordero
Curadora Adjunta Proyecto Made in Chile: Claudia Zaldívar
Diseño Gráfico
4 de Septiembre al 12 de Noviembre de 2010
Rodrigo Dueñas / MURO
Agencia Intermediaria
Colaboración Diseño
Claudio Correa
María Verónica Ortega
26 de Noviembre de 2010 al 14 de Enero de 2011 Fotografía registro exposiciones Jorge Brantmayer
Calibración color y supervisión de imprenta Eliana Arévalo / Paola Cifuentes
Impresión Ograma Impresores
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LUCIANO CRUZ-COKE CARVALLO Ministro de Cultura
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El trabajo desarrollado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes a través de Galería Gabriela Mistral, pone de manifiesto su compromiso con el arte contemporáneo. En este sentido, su programación da cuenta del estado de la escena artística –vinculando artistas emergentes, intermedios y consagrados– dando pistas precisas acerca de los posibles rumbos que podría tomar la plástica nacional.
Los artistas de esta programación emplean en sus obras estrategias que desde lo formal tensionan al poder y en donde su valor no está sólo en su presentación final, sino en los procesos analíticos y procedimientos materiales involucrados en su ejecución. Recursos gráficos históricos, deslocalización de hábitos sociales, desplazamientos de modelos de intervención pública y desmontajes de referencias imaginarias clásicas, dan cuenta de una visualidad que muestra la responsabilidad con que los artistas abordan las problemáticas del entorno.
Estas preocupaciones artísticas exhiben la fuerza y capacidad de la escena chilena, llevándonos a pensar en la complejidad del sistema de transferencias de lenguajes y a revisar el modo cómo este cúmulo de información es recibida e interpelada por las producciones de nuestros creadores.
La programación 2010 de Galería Gabriela Mistral ha estado marcada por niveles de exposición social y reparación simbólica de la catástrofe, que nos lleva a pensar en el alcance de las políticas culturales públicas que se formulan. Estas involucran la edición y actualización de programas de fomento de la creación, formación de audiencias, manejo de herramientas de acceso a bienes culturales y oportunidades de desarrollo, iniciativas todas que forman parte de una nueva política que apunta a la evolución de las relaciones entre arte y cultura.
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CLAUDIA ZALDIVAR Directora GalerĂa Gabriela Mistral
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Galería Gabriela Mistral (Ggm), del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), es un espacio de exhibición público dedicado a las artes visuales y específicamente al arte contemporáneo. Es una plataforma a disposición de artistas, curadores y críticos, que ofrece un lugar de exposición y un soporte teórico para la discusión y reflexión en torno a la producción artística, a través de la publicación anual de un catálogo bilingüe y la realización de conferencias públicas a propósito de cada muestra.
Fue creada en 1991, con la llegada de la democracia a Chile, y desde entonces se han realizado 122 exposiciones, conformando a lo largo de estos 20 años un sistematizado archivo de documentación audiovisual y teórico, y una importante colección de arte contemporáneo chileno, que desde 1995 se ha logrado capitalizar a partir de la donación de obras de los artistas expositores en Ggm al CNCA y que ha tenido como objetivo constituir una mirada histórica al desarrollo de las artes visuales del país.
El lugar geográfico donde se emplaza Ggm es privilegiado: permite captar a un público diverso, como es el propio del centro de Santiago (secretarias, vendedores ambulantes, profesionales y estudiantes, entre otros, y un público específico, como universitarios y académicos de arte, artistas, críticos y curadores). Esto produce una mixtura que es interesante, lo que nos ha incentivado a generar una línea educativa enfocada a la heterogeneidad de receptores que han sido cautivos a lo largo de los años.
La línea curatorial de Ggm se dirige principalmente a la exhibición y difusión del arte contemporáneo chileno e iberoamericano, centrándose en propuestas de investigación de artistas emergentes, de mediana carrera y consagrados. Es un espacio singular a nivel nacional, que se hace cargo de una necesidad fundamental para el medio del arte visual contemporáneo: la autonomía que significa trabajar de manera independiente de los deseos del mercado y de las temáticas impuestas por una ideología específica.
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Esto permite a los artistas y curadores exhibir propuestas abiertas que se configuran según su proceso creativo y sus propias líneas de investigación.
Ggm ha hecho visible el desarrollo del arte visual contemporáneo de Chile, presentado a lo largo de estos 20 años un recambio generacional de artistas nacionales emergentes, como también exposiciones de artistas chilenos de trayectoria e internacionales, lo que ha contribuido a resituar los discursos en torno a las obras y la actualización de referentes para un público heterogéneo. También es vista como un espacio de consagración y profesionalización en donde los artistas jóvenes logran inscribirse en el medio local; un espacio de internacionalización para los artistas de circulación intermedia, y un espacio de reconocimiento desde el Estado a su obra para los artistas consagrados. Gracias a ello, Ggm ha logrando posicionarse a nivel internacional como un espacio representativo de la producción de arte chileno.
Anualmente se realiza un concurso para conformar la programación de la Galería Gabriela Mistral en base a los proyectos expositivos seleccionados por un Jurado, constituido año a año para tal efecto e integrado por profesionales de reconocida trayectoria pertenecientes al medio del arte contemporáneo. Con el fin de difundir la obra de artistas nacionales, fomentar la internacionalización y el diálogo entre curadores nacionales y extranjeros, se integra al Jurado del Concurso de Exposición 2010 un curador de circulación internacional.
Este catálogo reúne los tres proyectos seleccionados para formar parte del programa 2010, En Horamala 18/58 de Boris Campos, Modelos para Ensamblar de Soledad Pinto y Rodrigo Vargas, y Agencia Intermediaria de Claudio Correa; y dos exposiciones por invitación, una a un artista internacional, Josep-Maria Martín con Made in Chile, y la otra a un artista nacional de mediana carrera, Norton Maza con
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Luces de Caos. El jurado 2009, estuvo constituido por la curadora internacional Mari Carmen Ramírez, los curadores nacionales Alexia Tala y Gonzalo Pedraza, el artista Bernardo Oyarzún y quien escribe, en mi condición de directora de la Galería Gabriela Mistral.
Cada exposición ha sido pensada y proyectada especialmente para la Galería, en donde se han presentado diversas líneas y procesos de investigación.
En Luces de Caos Norton Maza propone repensar la simbología y los objetos tradicionales de la Iglesia Católica, evocando un cruce de significados religiosos, políticos, culturales y económicos a partir de una instalación basada en la reconstrucción de un atrio mayor barroco, reemplazando los elementos que tradicionalmente lo componían, por materiales cotidianos propios de la época contemporánea (cartones, plásticos y juguetes intervenidos): configurando con ello una tensión y un juego de dualidades entre conceptos como lo precario y lo fastuoso, pero sobre todo entre problemáticas vinculadas a ideologías imperantes en el mundo actual y construcciones culturales de la economía, la política y la religión.
En Horamala 18/58 Boris Campos problematiza, por medio de la utilización del grabado, la realidad cotidiana que a diario sufren cientos de santiaguinos en las horas de mayor aglomeración de la locomoción pública. Como testigo de situaciones que transcurren en la ciudad, Campos busca reproducir la gama de pasajeros del Transantiago, dando cuenta de una manera cruda, real e irónica de personajes y situaciones (sobajeos, toqueteos, robos, ruidos y olores) que se dan en la hora de colapso de nuestra urbe. Desde la práctica del grabado Campos ha construido un repertorio sencillo pero eficaz, donde mezcla técnicas y alude a las situaciones más violentas y soterradas de la cultura popular.
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En Modelos para Ensamblar Soledad Pinto y Rodrigo Vargas se vincularon, como señala el curador de la muestra Gonzalo Pedraza, “en el uso del ensamble de objetos o imágenes para generar cuerpos nuevos, y también en su relación con las prácticas que se reúnen bajo el concepto ‘escultura’.” Proponiendo a partir de sistemas constructivos distintos y del uso de materiales propios de nuestra época, relecturas sobre dicho concepto, sus técnicas, su relación con lo contemporáneo y su pertinencia en el contexto latinoamericano.
En Agencia Intermediaria Claudio Correa problematiza, a partir de una instalación, un territorio como la cárcel, donde el registro fotográfico está impedido de actuar. Es el resultado de un proyecto que el artista realizó en el Centro de Internación del SENAME de Valdivia, y que consistió en talleres de diseño gráfico y dibujo retratista dirigido a jóvenes reclusos que no reciben visitas. Con un software de Identikit (similar al usado por investigaciones para los retratos hablados), los internos diseñaron afiches con sus autorretratos, cuya finalidad fue enviar un mensaje gráfico a su círculo afectivo ausente. El dibujo reaparece y sirve no solo para recontactar a sus seres queridos sino también para identificar o identificarse ante ellos, como única posibilidad de visualización de la experiencia, ante el encierro y el abandono.
Made in Chile es un proyecto abierto, de arte procesual sobre el desarrollo humano en Chile, que Josep-Maria Martín emprendió el año 2008 –basado en la propuesta de Manfred Max-Neef sobre el desarrollo a escala humana. Made in Chile integra a la persona y a la comunidad con su entorno familiar, social, económico y territorial, incluyendo su identidad y calidad de vida, a partir de un proceso de conceptualización, negociación, concreción y construcción. Esta obra sistémica ha involucrado a diversos profesionales, instituciones nacionales y los habitantes de Caleta Chipana en Iquique, convergiendo en un prototipo que incluye a la comunidad y su hábitat de manera mul-
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tidisciplinaria, en donde la vivienda de emergencia pasa a ser la base de una vivienda social definitiva de calidad, como modelo replicable y exportable. Una de las etapas de este proyecto es la exposición en Ggm, que tematiza Made in Chile en cuanto a proceso y metodología, y se traduce en una línea de tiempo conformada por diversos archivos. Esta exposición muestra los cambios que tuvo el proceso, convirtiéndose así en una obra de transparencia que incluye una metáfora del país.
Además de las exposiciones anteriormente señaladas, se integra también a este catálogo la participación de Galería Gabriela Mistral en la 2ª versión de Feria Ch.ACO, donde fue invitada a representar a Chile en Project Rooms, con la obra Expansion of the Reigns del artista Norton Maza.
La Galería Gabriela Mistral ha sido una vitrina permanente, abierta a la experimentación e investigación, que durante sus 20 años de existencia no se ha oficializado, a pesar de ser un espacio del Estado, el que ha facilitado y promovido la profesionalización de este campo.
En conclusión, Galería Gabriela Mistral es un capital simbólico, en cuanto a trayectoria histórica, prestigio, posicionamiento, coherencia, ética y estética.
Quiero aprovechar de agradecer la colaboración a cada uno de los artistas, curadores, escritores, diseñadores, montajistas, asistentes, estudiantes en práctica, fotógrafos, videastas, traductores, periodistas, a los ‘públicos’ y ‘lectores’, y en especial al equipo de Galería Gabriela Mistral, Ana Sanhueza y Alonso Duarte. Gracias a todos ellos ha sido posible llevar a cabo estos proyectos y realizar un aporte a la escena del arte contemporáneo.
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GalerĂa Gabriela Mistral ha hecho visible el desarrollo del arte visual contemporĂĄneo de Chile, presentado a lo largo de estos 20 aĂąos un recambio generacional de artistas nacionales.
LUCES DE CAOS NORTON MAZA
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NI SOMBRA DE ORDEN EN… LUCES DE CAOS Mari Carmen Ramírez
LA SITUACIÓN En el ámbito contemporáneo, donde todo es posible, manifestarse acerca de cualquiera de las corrientes o propuestas que surgen ofrece tantas lecturas, atisbos o críticas posibles para el observador que quien escribe se halla rodeado más de sorpresas que de lugares comunes. Escribir sobre esas situaciones inesperadas se convierte así, simultáneamente, en un riesgo y/o en un desafío. He aceptado, pues, el reto de desarrollar algunas ideas en torno a una obra que, a mi juicio, descolla por su potencial significativo, en medio del atolladero en que se encuentra patinando en el mismo lugar una buena parte de su generación. Y ese local es la insignificancia. Dentro de la escena artística contemporánea, el arte de Norton Maza presenta un caso poco convencional, de algún modo inaudito, y altamente significativo. En un momento en que las prácticas artísticas transitan tanto entre el exhausto legado –hoy convertido en la academia moderna-postmoderna– del Conceptualismo como la autocomplacencia instantánea de la tecnología digital, lo excepcional de su propuesta radica, más allá de la especificidad que tiene cada obra, en una postura ante el mundo. Esto es, en un modo tan deliberado cuan estratégico de asumirse a través de un lenguaje visual a todas luces anacrónico a los ojos ‘académicos’ de esa realidad que circula a nuestro alrededor. Me refiero al arte barroco religioso.
(1)Para el marco intelectual y el contexto histórico en el cual se apoya esta visión del Conceptualismo latinoamericano ver Mari Carmen Ramírez, “Tactics for
Si bien la práctica artística de Norton Maza –tanto en su postura anti-institucional como
Thriving on Adversity: Conceptualism
en su vocación para generar y comunicar significantes/significados– bien pudiera con-
Camnitzer, Jane Farver, and Rachel Weiss,
in Latin America, 1960-1980,” en Luis
siderarse dentro de la herencia del llamado Conceptualismo ideológico1, su valor radica
Global Conceptualism: Points of Origin.
en la manera como soslaya tanto las pretensiones formales como los lugares comunes
1999, pp. 53-72.
New York: The Queens Museum of Art,
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en que han devenido estas prácticas en los últimos años, distanciándose de esos espacios mínimos de operatividad (donde sólo cabe espacio para el efecto predecible o la redundancia). Norton Maza ha venido generando, en su lugar, un particular repertorio de estrategias enfocadas en la denuncia de las inequidades del poder globalizado manifestadas a través del capital simbólico circulante. Esto no es un hecho insignificante, particularmente cuando se considera el proceso mediante el cual la radicalidad política de aquellos grupos y movimientos iconoclastas –los cuales integraron lo que se conoce como Conceptualismo latinoamericano– ya fueron absorbidos en los últimos años por los tentáculos del mercado global. Ello ha provocado que las posturas, abiertamente antagónicas, que vertebraron dichas tendencias combativas se transformaran de acciones impugnadoras a atracciones pasivas y/o abiertamente estetizantes reiteradas hasta el hartazgo en ferias de arte o bien en bienales internacionales. Contraponiéndose a cabalidad a esta forzada banalización, Norton Maza propone ironía, destila causticidad, dejando subyacente una nítida voluntad para dejar clara su posición, ya sea frente a los viejos problemas que acarreamos del último siglo o bien ante los inusitados enigmas que nos plantea el siglo que tenemos al frente.
LA METÁFORA Filtradas bajo esta perspectiva panorámica, las obras que conforman la exposición Luces de caos sugieren una complejísima puesta-en-escena de índole apocalíptica donde se juntan múltiples referencias a repertorios iconográficos y semánticos de la historia del arte occidental, un trasfondo tanto antiguo como contemporáneo. No obstante, es el énfasis en la iconografía religiosa lo que sobresale, impartiéndole así un carácter crítico a la propuesta donde subyace la originalidad de la misma. ¿Qué mejor metáfora para ejemplificar los juegos de poder del mundo contemporáneo que la propia ‘iglesia y su (2) Todas las citaciones del artista provienen de intercambios vía e-mail y teléfono realizado en Enero de 2011.
estructura jerarquizante’…?2 En otras palabras, al recurrir al catolicismo como símbolo de un poder milenario y poderosísimo, Norton Maza está haciendo hincapié en la propia
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contingencia de un catolicismo que cada vez es menos ‘universal’, desarraigado de sus principios iniciales donde ‘la búsqueda del todo’ era punto de partida. Sin embargo, esa antigualla obsoleta tiene todavía el poder de operar, hoy, como eje moral o bien como ‘motor primo’ de los medios de comunicación de masas. He aquí una contradicción que el artista intenta explotar al máximo: la complicidad entre las dos fuerzas conservadoras representadas por la iglesia y el neoliberalismo; las cuales, a juicio del artista, es imposible de desvincular. En la obra de Norton Maza, se considera que tal complicidad ‘convive en un caos de desigualdad, de moralidad, de destrucción bélica, de agresividad visual’ de cuyo desorden despótico participamos día a día.
Al pretender ilustrar la complicidad de estas fuerzas, el artista coloca las figuras arquetípicas de Cristo y la Virgen María a la entrada de la muestra Luces de caos en calidad de ‘íconos reconocibles, pero distintivos en su actitud de figuras-ídolas, de potestades, más que de personajes particulares’. En esa generalización de algún modo universalizante, ninguna de las figuras exhibe atributos convencionales. Más bien, ambas han sido intervenidas con símbolos que se desdoblan, a su vez, remitiéndonos al mundo ya sea de la violencia o bien de la guerra. Revestido con una máscara de bestia humana que recuerda los personajes inter-galácticos de “Star Wars”, el Cristo de su propuesta no está ahí en cuerpo presente sino que se hace ostensivo llevando en sus manos una ametralladora de juguete. En el caso de la Virgen, la tradicional aureola ha sido sustituida por un casco de fierro con puntas afiladas. Y en un acto artístico de extrema crueldad, el Niño Jesús ha sido sustituido por un hacha de madera impregnada de sangre. Ambas figuras, por otra parte, se sustentan sobre elementos pesados que desmienten la idea de la levitación divina, cuestionándola de cuajo como símbolo de elevación. El Cristo se apoya sobre las alas de un avión de combate, mientras que dos inmensas bombas balísticas, intercaladas entre doradas águilas rapaces y querubines negros, fungen de apoyo al ídolo virginal. El uso aquí de la palabra ‘ídolo’ está referido a su polivalencia
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en la axiología de valores de Norton Maza; por una lado señala la idolatría religiosa y, por el otro, indica su valor desaforado, mediático y metafórico, de ‘ídolo’ de multitudes. La sustitución de los atributos convencionales por otros fácilmente reconocibles del mundo globalizado de la actualidad implica una trasgresión que torna ostensiva la causticidad crítica del acto creativo.
EL ALTAR CRÍTICO A la sombra de esta obra y a lo largo de sus Luces de caos, los oscuros orígenes de los infinitos desórdenes de nuestra contemporaneidad son traídos a la luz. De ahí que Norton Maza se concentre, focalizado en “mostrar [su] visión sobre la paradoja de la Iglesia como institución inoperante en un caos reinante, que no habla de nuestra realidad…”. A partir de ese espacio de cuestionamiento amplio a nuestra sociedad contemporánea, el artista erige su ‘pequeño altar crítico’ desde donde oficia los servicios correspondientes a su visión sacrílega del fenómeno despótico, intocable, sacro del poder. Las transgresiones del artista operan en ese diapasón de oposiciones radicales. El atrio mayor barroco –fungiendo de foco principal de la exposición– no es el clásico altar católico de la devoción popular. Tampoco es, en sentido estricto, el ‘espacio de reflexión y meditación’ sobre el tema del poder –político, económico, religioso– en el mundo contemporáneo al cual el artista pretende introducirnos. En él no hay ningún elemento que propicie directamente la meditación sino, más bien, la mediación crítica. Concebido y fabricado con todo tipo de desechos reciclados de la sociedad de consumo (maderas, cartones, puertas, plásticos, cajones, falsas columnas), el altar de Luces de caos se nos presenta como un descarnado repositorio en el cual los verbos propicios están de más. Se trata de un amplio inventario de íconos en proceso de desintegración como las relaciones profundas de nuestra condición humana. En él se entremezclan las luces mordaces que hacen referencia al catolicismo, al mismo tiempo que se despliega, de manera profusa, el caos múltiple y multiplicador de la guerra, los medios de comu-
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nicación de masas (particularmente el cine y la televisión), así como la parafernalia virtual de los juegos digitales. En el meollo de esa sucesión de imágenes cabe al artista articular su respuesta como un acto reflejo (que mínimamente reflexiona). El secreto, aquí, es secretar humor negro en torno a un altar de crítica a los sistemas. Es decir, ‘se metaforiza’, ‘se parodia’ el sacro discurso, cada día más en jaque, de una religiosidad cotidianizada, vulgarizada y difundida a toda hora por la moral mediática del sistema. El artista, aquí, no hace sino postular su obra desde el arte como el más humilde local para expresar sus “cantos paralelo”.3
(3) El término canto paralelo nos remite a los orígenes etimológicos de la parodia. En griego, “pará” significa “junto a”,
EL JUGUETE Para lograr articular su visión cáustica de un mundo reducido al caos pretensamente organizador de los sistemas tanto civil cuanto religioso, Norton Maza se vale de dos dispositivos claves de mutuo complemento: el juguete –entendido como el eje central de un universo lúdico más amplio– y el desecho –sobrante de una sociedad productora de basura consumible. De este modo, el altar de Luces de caos está tapizado de juguetes e invadido de personajes de juguete: pequeños soldados de plástico, aviones, helicópteros, tanques de guerra, camiones, barcos, guerreros intergalácticos, ángeles, y santos. A la manera de un Armagedon escenificado para el celuloide de Hollywood, estos lúdicos readymades cubren sus nichos, se descuelgan del cielo, cubren el suelo o se desbordan por sus intersticios. La fuerza emanada de tales objetos trae, a la luz del desorden las simples estrategias que el artista pone en destaque: la apropiación, la miniaturización o intervención de objetos de amplia circulación en los mass media, convirtiéndolos en ‘juguetes’. El término aquí implica tanto lo lúdico como manipulación, novedad, intrascendencia y sobre todo entretenimiento, todos ellos elementos esenciales de la discursividad mediática, los cuales intervienen la obra en calidad de agentes protagónicos o de tristes víctimas del desorden circundante. Son las luces de caos con que el mundo contemporáneo se orienta de modo sombrío.
“al lado de”, “cerca de”; “odé”, a su vez, “canto”, “contracanto”; en suma, canto paralelo. Para la operatividad de este concepto en ejemplos sobresalientes del arte latinoamericano del siglo XX, ver Mari Carmen Ramírez, Cantos Paralelos/ Parallel Cantos. La parodia plástica en el arte argentino contemporáneo. Austin: Jack S. Blanton Museum of Art y Fondo Nacional de las Artes, Argentina, 1999.
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De acuerdo al artista: “La opción por el juguete está dada por la posibilidad misma de jugar y extremar la seriedad de los asuntos mayores que abordo. Busco animar los juguetes de plástico con gestos y actitudes provenientes de almas del mundo real, destructivo, contemporáneo.” Surgen, así, los ángeles de cartón recubiertos de esparatrapos, los soldados robóticos, los inocentes bebés con miembros amputados o los santos transformados en sangrientos guerreros. Cada uno de ellos ejemplifica y/o expone una trasgresión de los poderes establecidos. Es así como los juguetes devienen dispositivos tácticos que Norton Maza utiliza para detonar el mensaje de la obra. El artista confiesa: “… de manera intrínseca a esa conciencia, este juego implica ver las tragedias que se convierten en espectáculos duros, descarnados, ilustrados y mostrados bidimensionalmente en imágenes manipuladas por los mass media”. En este caso, los juguetes no sólo exponen la naturaleza ilusoria del propio altar sino que ironizan y exponen la premisa desvencijada –y un tanto kitsch– sobre la que este discurso perversamente lúdico (no obstante su persistencia milenaria y su ubicuidad) opera en la contemporaneidad. Ajeno a la espiritualidad ‘deseable’ para cualquier enclave religioso, la banalización del proceso trae a la luz la hipocresía de su propio desorden y la doble faz de todos los intereses en juego.
LA FUNCIÓN LÚDICA “Enmascaro y desenmascaro la realidad, poniendo juguetes en el lugar de figuras públicas o potentes íconos religiosos”, sería una de las constantes oscilantes de la propuesta de Norton Maza.. Recurrir al juego y al juguete como vehículos para descargar el mensaje de una obra que ensaya (desde su precariedad) un atentado tan precario (4) AGAMBEN, Giorgio. “El país de los juguetes. Reflexiones sobre la historia y el juego,” en Infancia e historia, trad. Silvio Mattoni. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora S.A., 2001, pp. 93-128.
cuan imprevisible al poder hegemónico, no es una decisión gratuita. La relación estrecha entre lo profano del juego y lo sagrado de las simbologías puestas en duda es un hecho constatado que se remonta a los orígenes de la humanidad.4 Conectado en un principio con operaciones rituales, el juego conlleva una fuerte dosis de irreverencia que nos
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remite, en su raíz, a “lo jocoso”, “la perversión”, “la relativización”, “la desfachatez”, y “la ironía”.5 Tanto el juego como el juguete llevan consigo el potencial de desestabilizar
(5) MORAZA, Juan Luis. “La risa de lo
o de suspender en un tris “la seguridades y las garantías de las relaciones fijas, de las
real,” en Aitziber Urtasun, Juan Luis Mo-
correspondencias estables entre significados y significantes, entre signos y usos, entre
Ludens, El artista frente al juego/Artista
situaciones y lenguajes”.6 Proveniente de la esfera de lo sagrado, el juego también modifica y trastorna radicalmente lo que toca, a tal punto que pudiera ser definido como lo sagrado-invertido.7 De ahí que, el potencial ‘desacralizador’ desencadenado por el
raza and Julio González del Campo, Homo jolasaren aurrean Alzuza (Navarra): Fundación Museo Oteiza Fundazio Museoa, 2010, pp. 115-133. (6) Ibid. (7) Op. cit. AGAMBEN.
artista –tanto al juego como al juguete– se origine en dos extremos. Por un lado, en su capacidad para tergiversar y fragmentar el pasado llamando la atención hacia los mitos inconsistentes y las consagraciones efímeras del presente. Por el otro, en su habilidad para poner el dedo en la irreductible llaga de ‘lo real’. Como nos señala Juan Luis Moraza: “más allá de la razón, el juego evidencia la fragilidad de las evidencias (sensibles, lógicas, emocionales), y la consistencia fluida e incierta de lo imaginario y de lo real”.8 De este modo, el juguete funge como un desenmascarador de falsa conciencia; la de un discurso que vende píamente la fragilidad ilusoria de su ideología en un momento de fortalecimiento planetario del capitalismo.
LA ESTRATEGIA RECICLADORA En el meollo de esta operación se esconde otra dinámica. El juego no sólo responde a la urgencia de desenmascarar el poder sino que, también, apunta a la necesidad de ‘jugar permanentemente’ ya que sólo de ese modo desinhibido y desacralizador podremos llegar “a tomar conciencia de cómo la estructura social juega con uno.” Lo que está en juego, aquí, no es una mera operación ideológica. La estrategia lúdica propuesta por Norton Maza nos remite a los orígenes del propio acto creativo. De manera similar a como los dioses crearon universos, el artista crea mediante el juego. El ámbito operativo del juego es el desarrollo de ese ‘espacio potencial’, e “intersubjetivo, entre el mundo (externo, no-yo) y el yo (interno, yo), en el que mediamos. Esa potencialidad [indica] la condición abierta imprescindible
(8) Op. cit. MORAZA, p. 118.
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(9) Ibid.
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para la creación.”9 No es mera coincidencia que el artista chileno da inicio a su vocación cuando, durante su infancia, no tiene otra opción de juego que crear sus propios juguetes transformando objetos de uso doméstico a su alcance.
Todo lo hasta aquí expuesto sobre las estrategias que Norton Maza ha puesto en juego en Luces de caos no tendría mayor relevancia de no estar acompañado de un sugerente quehacer artístico. A pesar de apoyarse en estrategias readymade como la apropiación o la intervención de objetos existentes, el arte de este autodenominado ‘recolector’ o ‘reciclador’ se distingue por un particular apego y “afinidad estética para con lo material”. En este caso, es el desecho que lo constituye lo que se acciona tácticamente. Los objetos intervenidos del altar principal ponen en destaque una particular estrategia desplegada por la habilidad para manejar, doblegar, adaptar y transformar (en perversos actores) los residuos del consumo urbano cotidiano. El artista transita con plena libertad diversas técnicas y acercamientos al material ‘recolectado’ escogiendo e improvisando cómo ‘reciclarlo’ de acuerdo a todos aquellos significados que, compulsivamente, desea comunicar. Por la ingeniosidad de su propuesta material y estética, cada objeto se destaca generando su muy particular espacio de lectura. Esto incluye el policromado de las esculturas en yeso, plasticina, y pintura acrílica del Cristo y la Virgen María que nos remiten a la técnica del arte religioso del barroco latinoamericano. Elaboradas en resina pintada, ambas conllevan una labor artesanal que, por lo general, se encuentra fuera de los parámetros del arte contemporáneo actual. Subraya él: “Para mí lo interesante en la creación no es sólo regirse por la mirada inclusiva que proviene del arte vigente y considerado por ciertos circuitos teóricos, sino que me atribuyo más libertad, la cual, en parte, se traduce en el tránsito de un soporte a otro. El que esta libertad incorpore ciertos procesos o técnicas relacionadas con la tradición, no tiene que ver con una mirada conservadora en el sentido formal, sino con utilizar maneras que tengan que ver con el tema tratado…”.
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En el ámbito latinoamericano, tanto el tono mordaz como el énfasis en materiales reciclados u objetos apropiados (o intervenidos) tales como juguetes para denunciar las inequidades del capitalismo global, tuvieron destacados antecedentes que oscilaron desde el informalismo polimatérico hasta un tipo de conceptualismo objetual, abiertamente ideológico, como lo denominó Simón Marchán-Fiz.10 En particular, nos remiten
(10) MARCHÁN FIZ, Simón. Del arte
a la producción paradigmáticamente iconoclasta de las décadas de 1960-70, a través
objetual al arte de concepto, 1960-1974
de la obra de los argentinos Antonio Berni, Alberto Heredia, y sobre todo, León Ferrari. El primero de ellos, Berni –maestro pionero del ensamblaje urbano materializado ‘polimatéricamente’ en las series dedicadas a personajes populares del submundo de las villas miserias (o poblaciones callampas) de Buenos Aires– se valió plásticamente del desecho en obras marcantes del período. Por medio de ellas, denunciaba las condiciones infrahumanas en que se debatía un alto por ciento de la sociedad argentina en aquellas décadas críticas que oscilaron entre dictaduras militares y desarrollismo desenfrenado. Heredia, por su parte, atacó la homofobia y los excesos del autoritarismo valiéndose de juguetes, dentaduras postizas, lenguas grotescas, y esperpentos recubiertos de mordazas que destilan el más recalcitrante humor negro. Al mismo tiempo –y más cercanas a la propuesta de Norton Maza– obras como Civilización Occidental y Cristiana (un Cristo de madera clavado sobre un bombardero norteamericano de los utilizados en la guerra de Vietnam) de León Ferrari desdoblan la propia violencia del discurso religioso judeo-cristiano puesta en evidencia por su texto fundacional, La Biblia.
Reconocer estos antecedentes no implica, de modo alguno, el adentrarnos en genealogías formales ni, menos aún, en el tema obsoleto de la copia deliberada. De lo que se trata, más bien, es de identificar afinidades y diferencias que nos ayuden a situar con mayor precisión la propuesta sui generis de Norton Maza, dejándola extraviada al garete de su propia generación. No cabe duda que en el Tercer Mundo, el vacío se rellena en su punto neurálgico con la presencia permanente de la precariedad institucional, de
Madrid: Ediciones Akal, 1988.
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LUCES DE CAOS
las diferencias socio-económicas, de las violaciones a los derechos humanos; en fin, el vaivén constante de dictaduras militares y civiles, culturales o financieras… Estas condiciones sirven de telón de fondo unificador para todos estos artistas estimulando estrategias y usos de materiales que se relacionan directamente con la experiencia social y la vivencia histórica. En palabras del artista: “En Latinoamérica las violaciones a los derechos humanos, las diferencias socioeconómicas, y el abuso de poder en general, son y han sido realidades vividas por la mayoría de los países, donde además, la institución eclesiástica y los valores de la Iglesia juegan un rol dramáticamente relevante.”
No obstante, los puntos en común incuestionables que pueda tener la propuesta de Norton Maza con la de estos conocidos pioneros argentinos, las décadas no han pasado en vano. Su arte se distingue del de ellos en un aspecto fundamental: el desecho está mediatizado, tanto la industria de la cultura como los mass media están siendo cuestionados de manera prioritaria, directa, inobjetable. Es decir, en los casos de Berni, Heredia o Ferrari el material es auténtico en el sentido de que ‘habla’ y su expresión se sustenta como elemento real. En el artista oriundo de Chile, sin embargo, el material de desecho –ejemplificado por las alas de cartón de los ángeles, el hacha de palo de la Virgen, o la ametralladora plástica del Cristo– funge de mero simulacro de toda una realidad mediatizada por el caos y a la luz de los mass media. La distancia entre uno y otro es la misma distancia entre la modernidad y la posmodernidad. Entre la creencia en una narrativa global capaz de ser impugnada y la aceptación resignada de una hegemonía global que nos arropa.
NORTON MAZA
LUCES DE CAOS
FICHA TÉCNICA
Norton Maza
Sala 1
18 de Marzo al 7 de Mayo de 2010
Serie de dos esculturas hechas en yeso, plasticina, objetos plásticos, pintura acrílica y soportes forjados
Texto
en fierro. Representan a Cristo y a la Virgen María
Mari Carmen Ramírez
trastocados en su iconografía católica tradicional. Dimensiones variables (100 x 75 x 60 cm. aprox.).
CRÉDITOS EXPOSICIÓN Diseño piezas gráficas INK
Sala 2 Instalación basada en la reconstrucción de un atrio mayor barroco, realizado con materiales reciclados: madera, plásticos, cartón, papel, juguetes interveni-
Asistencia montaje Alonso Duarte, Patricio Fernández, Sebastián González, Adrián Gutiérrez, Carlos Osorio, Antonia Taulis
dos, pintura negra y dorada, y trabajo de iluminación. La obra sustituye la simbología y objetos tradicionales de la Iglesia Católica, por símbolos y elementos propios de la época contemporánea. Dimensiones
Registro Fotográfico Jorge Brantmayer, Fernando Mendoza
Agradecimientos Jorge Brantmayer, Alonso Duarte, Juan Carlos Escribar, Patricio Fernández, Sebastián González, Adrián Gutiérrez, Marcela Jelves, Fernando Mendoza, Carlos Osorio, Bernardo Oyarzún, Ana Sanhueza, David Soto, Antonia Taulis, Claudia Zaldívar
variables (4 x 6 x 14 m. aprox.).
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Norton Maza www.nortonmaza.com
Nació en Lautaro, Chile en 1971. Actualmente vive y trabaja entre París, Francia y Santiago de Chile. Licenciado en la Escuela Nacional de Arte, ENA, de La Habana, Cuba, y en la Escuela de Bellas Artes, Bordeaux, Francia. Entre sus exposiciones individuales destacamos: Luces de caos, Galería Gabriela Mistral, Santiago, Chile; La máquina, Galería Patricia Ready, Santiago, Chile (2010); Impertinencias y curiosidades barrocas, Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile (2008); Estudio para la sinfonía del poder eterno, Galería Clark, Bienal de Fotografía de Montreal, Canadá; Territory (tercera etapa), Brive, Francia (2007); Apnée, Centro de Arte Contemporáneo, Le Creux de l’Enfer, Thiers, Francia (2004); y Pulsaciones, Centro de Arte la Perrera, Santiago, Chile (2001). Fue invitado a participar con Territory (segunda etapa), Bienal de Arte de Québec, Canadá (2005); y Territory (primera etapa), Bienal de Arte de Pancevo, Belgrado, Serbia (2004). Entre sus exposiciones colectivas se encuentran: Le Royaume, Embajada de Francia, Santiago, Chile (2008); Ficción/Fricción, Bogotá, Colombia (2007); Avalancha del caos, Tránsitos & transiciones, Museo de Artes Visuales, Santiago, Chile (2006); La distancia recorre un tiempo, un tiempo acabado por la distancia, Centro de Extensión, Universidad Católica, Santiago, Chile (2004); La necesidad de jugar, ADDC, Espace Culturel François Mitterrand, Périgueux, Francia; y Sólo se conoce bien lo que se ha visto nacer, Museo de Arte Contemporáneo, Santiago, Chile (2002).
LIBRO DE COMENTARIOS
“Que no resume ni presume lo que en mi mente infinita hay, que juega con las miles de ideas expuestas como un vómito social y romántico. Que expresa lo mío, lo tuyo, lo nuestro en este rincón del universo, galaxias, muerte y vida extrema. Que es para mi una visión de lo que es todo y nada. Gracias, gracias infinitas.” Alexandre Torres R.
“Hola soy Dios y te voy a castigar” Anónimo