— CON NOMBRE PROPIO —
Un punto y aparte
Naiara Galilea (ex jugadora y ex capitana del Campus Promete)
L
o más característico de mí desde que tengo seis años es que juego habitualmente al baloncesto. Es decir, que desde ese primer entrenamiento han pasado 9.341 días, de los cuales 5.000, aproximadamente, habré estado practicando este deporte. Pero no todo ha sido entrenar. Recorriendo las categorías inferiores del C.B. Las Gaunas de la mano de entrenadores como Birigay, Noelia o Uge (por la que llevo el número “5” en la camiseta), he aprendido a entusiasmarme con el baloncesto, pero principalmente me enseñaron lo que va más allá del mero deporte: ilusión, valentía, trabajo, superación, autoconocimiento… Aspectos esenciales para una niña que a los 18 años se marchó a jugar por diferentes lugares de España. El haber tenido tan buenos maestros y una familia tan sensata, permitió que siempre tuviera inquietudes por aspectos que trascienden la propia práctica deportiva.
Gracias, familia; gracias compañeras; gracias entrenadores; gracias clubes; gracias afición… Lo he disfrutado al máximo porque ha sido un sueño hecho realidad.
Durante todos estos años jugando de manera semiprofesional o amateur he podido no solo ser autosufiente, estudiar y lograr trabajar en aquello que siempre he soñado, sino también crear vínculos con personas de mi alrededor: formar una familia, descubrir auténticos amigos, etc. De pequeña siempre soñé con jugar en la máxima categoría, con mi club y en mi ciudad. Hasta hace 5 años jamás pensé que todo esto fuera a ocurrir, pero así ha sido. Mi sueño se ha hecho realidad. Quizá me haya llegado demasiado mayor, porque me hubiera gustado disfrutar más de la máxima categoría, pero echando la vista atrás no cambiaría nada. Todo lo que he vivido me ha conducido hacia aquí y me siento muy afortunada. El verano del 2013 fue el punto de inflexión para que se cumpliera mi sueño. Sucedió algo mágico. Tras dos años jugando en Liga Femenina 2 y tras un final de temporada en el que tuvimos que luchar por mantenernos, pensé que el grupo necesitaba tener un objetivo claro y con mayores expectativas para afrontar la siguiente temporada. Así se lo transmití al club y, a los pocos días, nos enteramos de que Fundación Promete quería crear el Club Deportivo Promete, asumiendo la cesión de los derechos deportivos del C.B. Las Gaunas y añadiendo a los objetivos deportivos (ascender a la máxima categoría) otros de índole educativa. Todavía me cuesta creer que esto sucediera. No contemplaría un punto y aparte en mi historia con el baloncesto. Estoy ilusionada y me han ilusionado las personas que forman este club, porque, además, me siento identificada con las ideas que promueven. Están hechas a mi medida: baloncesto y mucho más. Esas inquietudes “fuera” del baloncesto han hecho que siempre haya visto el deporte como un juego que te divierte, te enseña y aunque he vivido de su práctica, la esencia siempre ha sido EL JUEGO. Como últimamente ya no era así, era el momento de dejar de ser jugadora de baloncesto, pues ya no era lo más característico de mí. 22
OTRO BALONCESTO II — REVISTA OFICIAL DEL CLUB DEPORTIVO PROMETE