la mente de Kung es una etapa que trasciende la tolerancia. Esta apertura es posible solo cuando somos capaces de humanizar el diálogo entrando en él para escuchar a otros seres humanos en una conversación en lugar de pensar en el diálogo como una confrontación entre ideas. Para que ocurra cualquiera de estos tipos de diálogo, es necesario el reconocimiento, una especie de nuevo comienzo que se inicia por un reconocimiento de que los cristianos, musulmanes y miembros de otras comunidades religiosas, todos han violado (y continúan haciéndolo) las enseñanzas de sus respectivas escrituras religiosas. En esta nueva era de diálogo, tiene que haber un tiempo para que cada comunidad, grupo e individuo reconozca abiertamente estas carencias y se comunique de todas las formas posibles con gestos que aporten una cura y muestren una postura firme contra el fanatismo que se desprenda de cualquier enseñanza que se pretenda hacer en nombre de la religión. El diálogo debe ir precedido por el compromiso de uno mismo con sus propios principios, es decir, el reconocimiento de la propia identidad para poder reconocer al otro tal y como es. Este reconocimiento no implica que uno deba estar de acuerdo con la posición que otros han tomado, ni que se les deba impedir que se definan a sí mismos. Un principio clave en el diálogo es reconocer simplemente que los demás tienen una perspectiva diferente y su derecho a compartir y explicar su diferencia. El diálogo requiere, por lo tanto, que cada persona reconozca el derecho de los demás a su propia autodefinición74. 74. Ver el recurso en “Rights, Responsibilities, and Skills of Dialogue” habitualmente utilizado para los encuentros de principiantes en: http://www.theinterfaithobserver.org/journal-articles/2011/9/14/rights-responsibilities-and-skills-of-dialogue.html (accessed 1 May 2018). 64